En un mundo donde cada protagonista tiene un trasfondo oscuro, donde no hay nombres, sólo rostros, donde la muerte está a la vuelta de la esquina, tanto en la realidad como en planos más allá de lo natural, todos son villanos, sin excepción.
A veces...
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Despertó siendo preso de un calor arrasador, sintiendo cómo gruesas gotas de sudor se deslizaban a lo largo de su frente, algo agitado, incluso inmóvil.
Se vió a sí mismo desnudo y atado a una cama, desorientado.
Una dolorosa erección le punzaba contra el abdomen, y sentía cómo restos de contacto de manos en su cuerpo habían aparecido. Le habían drogado, y apenas había comenzado a pasar el efecto.
—¿Despierto tan pronto?
Una aguda voz resonó en sus oídos, siendo perteneciente a una chica.
Una chica...
Por fin había recordado su paradero. La fan secuestradora que había interrumpido su almuerzo se había colocado contra el marco de la puerta, mostrando su espectacular y voluptuoso cuerpo al descubierto.
—Esa erección se ve bastante bien, me pregunto si se sentirá igual que como se sentía hace unas horas mientras te montaba.
La chiquilla se acercó con algo tras su espalda y él entreabrió los labios frunciendo el ceño, por eso se sentía tan...ultrajado. No notó cuando ella cortó las cuerdas con el objeto en sus manos, estaba tan ensimismado en procesar que había sido violado que no sabía qué decir.
—¿Te comió la lengua el gato?
Deslizó el filo hasta el mentón ajeno, observándole con detenimiento.
—Quiero matarte y disecar tu cadáver, pero descubrí que de la única forma que me gustas es consciente, utilizando esa maldita garganta con la que tan precioso cantas... para hablarme. Así que hazlo, háblame.
Su sonrisa se hizo más grande cuando tuvo el cuchillo contra su abdomen, sabía que ella no le haría más nada de lo que ya le había hecho. Había abusado de él, y eso le había encantado, había expresado su amor enfermizo hacia él y le había elevado tanto el ego que sólo pudo soltar una inesperada carcajada.
Él era completamente homosexual, aquella señorita de senos pudientes no le atraía ni siquiera un poco, por lo menos en físico, porque en personalidad...le encantaba.
Hizo que el arma de filo ingresara en su propio cuerpo, apuñalándose mientras le tomaba la mano con fuerza a la chica, quien le observó con la boca abierta, sorprendida.
—No volverás a tener el gusto de disfrutarme nuevamente con vida.
Fueron sus últimas palabras para ella, casi ahogado, doliente, pero feliz.
Un jadeo de horror abandonó los labios de la fémina cuando él mismo volteó el cuchillo dentro suyo y lo sacó, haciendo que la sangre brotara disparada de su cuerpo hacia el ajeno y también, que él mismo cayera sobre el colchón, manchándolo de rojo, con una increíble sensación de satisfacción dentro suyo en lo que iba falleciendo.
Ah, estimado lector, ese ex tatuador desquiciado que se convirtió en un increíble cantante caníbal por fin se reuniría con su amado investigador, en el infierno.
Posteriormente, la chica comenzaría a estudiar medicina, el canibalismo de su amado difunto le había despertado una curiosidad inmensa acerca del cuerpo humano y prosiguiendo a inmiscuirse en cardiología, siendo la pasión de su vida, hasta que se embarazó de un médico del hospital en el que había comenzado a trabajar.
