Omnisciente.
Su corazón no daba más. Terminó de maquillar el moretón en su mejilla y suspiró pesadamente. Iba a ser una cena navideña difícil de llevar. Miró por la ventana, deseando ser libre como los copos de nieve que arropaban las calles. "Algún día." Pensó.
(...)
Pedro se volvió un torbellino de emociones. La ira y el pánico viajaban desde su cabeza hasta su pecho golpeando cada parte de su ser. Podía jurar que de sus ojos salían láser que quemaban cada pregunta de los malditos periodistas. Sentía los pies helados y el corazón a mil por hora. Con su cuerpo cubrió a Bianca, dejándola detrás de él, intentó avanzar con cuidado, arrastrando el carro de compras. La chica, aferrada a su brazo, lo siguió. Ella deseaba que la trague la tierra, definitivamente no estaba preparada para esto, se sentía aturdida. Llegaron al auto a cuestas, lo más rápido que pudieron y con la peor cara trasladaron las bolsas al baúl. Cuando al fin estuvieron dentro del auto, sin mediar palabras Pedro arranco este y trato de no atropellar a nadie, aunque ganas no le faltaban. Luego paró en una esquina a pocas cuadras. Apoyó su frente contra el volante. Bianca lo miró con pena y con la yema de sus dedos le hizo unos mimos en la nuca. Él giró su rostro hasta tener la palma de la mano en sus labios y depositó un beso en ella.
- Me siento tan avergonzado, esto es horrible. They are fucking shit.- La voz del castaño sonaba tensa. Estaba irritado.
- Me pegué un puto susto pero me imagino que esto es así.- Bianca trató de sonar calmada aunque por dentro solo yacía el pánico. Él no entendía cómo podía ser tan acogedora en un momento donde ella era la víctima claramente.- Pedro... Mírame.
-Lo lamento.- Al fin cruzó miradas.
-Esto no es tu culpa. No importa lo que digan, no me importa lo que digan. Duele, sí. No creas que vivo en una nube de pedo.- El rostro de Pedro se arrugó en una mueca apretando los labios, él había intentado alejarla de las críticas y ella las había leído igual. No había hecho bien su trabajo.- Ahora estamos juntos, ¿Sí?
- No quiero que te lastimen.
- Entonces no te alejes de mí.- Agregó Bianca con un poco de nostalgia. Él le otorgó una sonrisa perezosa pero de adoración, llevando una al rostro de ella. Unieron sus labios en un beso, Bianca abalanzó un poco su cuerpo hacía el lado del conductor, necesitaba más de él. Pedro detuvo el beso con suavidad.
- Vamos a casa.- Dijo y luego de encender el auto tomaron rumbo a su hogar.- Yo llevo éstas bolsas más pesadas, ¿Me abres la puerta porfi?- Ordenó con dulzura. Bianca hizo caso, y luego entro las pocas bolsas que faltaban. Dejaron todo sobre la mesada y fueron acomodando los productos en silencio, la leche queso y verduras en la heladera, el resto en la alacena.
Al finalizar se miraron. Bianca con lujuria se relamió los labios, no podía reprimir su sonrisa, agarrándolo de la muñeca lo atrajo hacía sí. Sus narices rozaron, las manos pesadas de Pedro se posaron sobre las caderas de ella, con una media sonrisa se acercó aún más. Se fusionaron en un dulce beso que rápidamente se tornó en uno fervoroso. Bianca envolvió sus manos en el cabello rizado del masculino. Este bajó sus manos hasta sus muslos, tomándolos delicadamente pero con la fuerza suficiente para levantarla hacía sí y ella en respuesta lo envolvió con sus piernas. A cuestas caminó con ella a upa hacia su habitación, entre besos cortados para poder respirar. Al chocar sus rodillas con el borde de la cama la recostó lentamente, sin poder despegarse de su cuerpo. Bajó sus labios por el cuello de Bianca hasta su vientre, con la yema de sus dedos tomó la costura de su camiseta subiéndola lentamente dejando un rastro de besos tras ella. Al retirarla por completo volvieron a quedar cara a cara. Ella ésta vez podía observarlo de cerca, las pequeñas canas que nacían de sus mejillas, las arrugas que se formaban al final de sus ojos, siendo una de sus cosas favoritas de él. La profundidad que transmitían sus ojos oscuros teñido de zonas marrones como el café. Pedro contempló cada facción de su rostro, ahora sus ojos de chocolate lo observaban, con anhelo. Sus delgados labios que estaban rosas y brillantes debido a los besos, la piel tan delicada presumiendo las horas que ella dedicaba a cuidarla correctamente. El cabello castaño, suave y con aroma a fresa. Un terror invadió su pecho, se sintió intimidado y su rostro se tornó ruboroso.
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The Art Of Eye Contact (Pedro Pascal)
FanfictionDespués de sufrir tanto en su vida, Bianca Vera siente que por fin encuentra el amor. ¿Será el destino? ¿El efecto mariposa?