Re-Programado

Soldado, Bufón y líder

Soldado.

Seis años habían pasado desde que Steven había llegado al Planeta Madre, muchas cosas habían cambiado, entre ellas el propio Steven, quien ya formaba parte de los Diamantes, en seis años se había hecho de un nombre y reconocimiento dentro del Sistema y en el Planeta.

Sin embargo, seguía siendo de más bajo rango entre las Diamantes, razón por la cual aún convive con las tropas y los soldados cuarzos, Steven no se quejaba, eso le ayudaba mucho con las relaciones y su constante necesidad de ayudar, era una escapatoria inconsciente del palacio.

Steven había generado poderes sanatorios y destructivos, mismos que aún no controlaba y a raíz de eso desidia entrenar con las Cuarzos para poder mejorar, entre todas ellas había una gema que siempre estaba dispuesta a atender a su Diamante, esa era Jasper.

— Vamos, sé que puede hacerlo mejor, Mi Diamante... — instruía Jasper mientras hacía que el niño hiciera flexiones hasta volverse lo suficientemente fuerte como para aplastar piedras con sus manos.

— Eso trato, trato de hacerlo, pero creo que he llegado a mi límite — decía el niño a un paso de desmayarse.

— Mi Diamante, si sigue mostrando ese desempeño tan bajo, nunca le respetaran — declaró instructiva Jasper.

Steven se sentó, ya no podía seguir haciendo flexiones pero al menos podía permanecer un rato sentado, vio a Jasper, sabiendo muy poco de ella y sin querer preguntarle, pero sabia que ella tenia un problema, siempre quería probarse demás.

— Se que no me respetan muchas gemas, podré ser un fracaso y una decepción, White me llamo defectuoso, y en esta sociedad tan perfecta los que no encajan son eliminados, solo estoy aquí por White... ¿Por qué sigues creyendo en mí? — preguntó el niño, esta vez viendo directamente a Jasper con sus ojos rosados con pupilas de Diamante.

Jasper se mordió el labio, sin saber qué contestar, o mejor dicho, como poner su respuesta en palabras y que se entendiese, suspiró y volvió a ver al niño sentado para después sentarse con él.

— No entiendo eso de las emociones y esas cosas, pero como una gema perfecta, creada en lugar imperfecto, puedo decir que ahh... veo... veo ¿potencial? Creo que así le llaman, y me gustaría que mi Diamante le demostrara a esas otras gemas lo deslumbrante que es... — trató de poner en palabras Jasper.

Steven siguió entrenando incluso sin la compañía de Jasper, y cuando descubrió que podía curar gemas la primera en visitar su consultorio fue ella, se volvió casi una rutina debido al aumento de responsabilidades de la gema, que buscaba una excusa para ver a su Diamante y su excusa siempre era una grieta, Steven no mentira si dijera que no se preocupaba, pero también sabía que no podía pedirle a este Cuarzo tan terco que dejara de meterse en peleas que sabía que no podía ganar.

Bufón.

El rol de Steven había crecido en la Autoridad del Diamante, pero eso nunca le impidió divertir a los demás, White seguía reacia a ir a las fiestas organizadas por Steven, así que el niño optó por cambiar el ritmo de las mismas, hace poco había conocido gemas interesantes que servían como entretenimiento pero por encima de las Perlas, estas eran las Spinelas, son gemas muy bonitas, muy juguetonas y diseñadas para ser mejores amigas.

Steven adoraba el sentido del humor de esas gemas, incluso había querido pedirle una a White, pero después decidió que mejor no, tener una Spinela era mucha responsabilidad, tendían a volverse muy dependientes de su dueño, Steven lo había visto con las Spinelas con las que había convivido, nunca se alejaban de sus dueños, y Steven aun tenia mucho que probar.

Eso nunca impidió que Steven conviviera con esas Gemas, las Spinelas que conoció le enseñaron varios trucos de entretenimiento, y esos conocimientos Steven los usó en sus fiestas de recompensa, esas fiestas eran más por diversión y menos por democracia por lo cual algunas gemas de más alto rango podían hacer cosas con más libertad, y Steven era el maestro de ceremonias y el payaso de la fiesta.