— ¿Hemos tenido un taladro de exterminio y nunca me había dado cuenta? — Dijo Steven cuando Spinel señaló lo obvio, un taladro rosado que estaba en un asteroide cerca del jardín, aparentemente abandonado pero también muy funcional.
— Oh, eso… Pink lo conservo como uno de los regalos de White… creo que era en caso de que su colonia fallara — dijo Spinel encogiéndose de hombros sin darle mucha
importancia — ¿Quieres verlo de cerca? —.
— No, ya he visto muchos estos últimos años… — dijo el niño incómodo mientras desviaba su atención a otra cosa que no fuera el constante recordatorio de lo que esas
máquinas podían provocar.
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Tras las últimas actualizaciones de Peridot en el portal y los controles del jardín, se logró la comunicación con la familia de la Tierra, un alivio para todas las Gems, pero más para Greg, quien no dudó en ponerse al corriente con su hijo, si por él fuera, haría que Steven se quedara con él para siempre, pero era difícil, sabía que las Diamantes lo buscarían y por lo que sabía, no dudaría en exterminar el Planeta si Steven no se apegaba a sus reglas.
Greg sabía lo que era vivir en un lugar estricto, pero donde él tuvo oportunidad de escapar de su familia y no preocuparse porque lo buscaran, Steven no corrió con la misma suerte y según los relatos de las Gems, la última vez que una Diamante escapó, no resultó muy bien para la Tierra.
— Que bueno que estas bien hijo, si esa amiga tuya logra reparar ese portal ten por seguro que te visitare y ningún obstáculo se interpondrá entre nosotros — dijo decidido Greg.
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Peridot no tardó mucho en recomponer el portal, lamentablemente solo Steven podía activar ese portal, parte de la configuración que Yellow había puesto en el mismo, para que Steven no escapa de Planeta Madre, si bien Peridot pudo hacer algunos trucos, no tenía el
suficiente acceso como para cambiar esa programación.
— ¿Estás diciendo que el Portal solo funciona si yo estoy viajando en él? — confirmó Steven con una pregunta.
— Eso es lo que dije… Solo podrás viajar de Planeta Madre al Jardín y viceversa, y con mis ajustes solo a la Tierra y al Jardín sin ser detectados — dijo Peridot mostrando su tableta y
los ajustes que hizo, junto con comandos bloqueados a los que no tenía acceso.
— Eso es… bueno, significa que puedo viajar a la Tierra, sin ser detectado… es mejor, así las Gems no tienen que arriesgarse… es decir, esto es suficientemente arriesgado, pero… — Steven trató de explicarse, en cierta forma se sentía aliviado de no involucrar
mucho a las Gems y mejor involucrarse a sí mismo.
— Significa que finalmente conoceré a tus otros amigos… — vitoreo Spinel mientras saltaba de un lado a otro.
Steven sonrió un poco ante la actitud animada de Spinel, una parte de él también quería saltar, pero en ese momento tenía que pensar en sus mentiras y lo que le diría a las Diamantes para no ser descubierto, otra parte de él se sentía traicionero y tenía ganas de simplemente rendirse y no intentar, Blue era prueba de sus errores, no quería arriesgar a más gemas que amaba.
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¿Cómo llegaron a esta situación?
Ni siquiera Steven estaba seguro, de un momento a otro estaba platicando con Spinel y de la nada ella propuso un viaje a la tierra, Steven no se opuso, pensó que ella hablaba de un viaje por el portal, pero al parecer Spinel tenía otra idea, ¿Cómo secuestró una nave sin ser detectada? ¿Cómo es que puso las coordenadas sin recibir señales de alarma? Steven se arrepentía de todas sus decisiones, aterrado de que le llamaran la atención, temeroso de que lo detectarán.
— Spinel, cuando acepté viajar a la Tierra, esto no era a lo que me refería — dijo el niño un poco cauteloso, mientras veía por las ventanillas de la nave, buscando cualquier señal de alguien que lo siguiera.
— Descuida, nadie sospechara que fuiste tu, tal vez piensen en otra gema rebelde dentro de la Colonia, al final de cuentas he visto que hay varias… — dijo Spinel mientras pilotaba su nave como una profesional.
— ¿Has visto más gemas rebeldes? Pero no has salido del jardín… — preguntó Steven desconcertado.
— Creeme, he visto varias gemas rebeldes… sobretodo en estos días, después de conocerte, cuando no venias, me tomaba el tiempo de explorar, como tu me dijiste, tratando de encontrar algo más que solo depender de alguien, no es tan fácil, pero… — la gema se vio un poco decaida sin saber cómo abordar un poco la soledad que a veces la ausencia de Pink le provocaba — Tenía que encontrar algo, una justificación, al final creo que logré entenderla, incluso después de 6,000 años, la comprendo, yo hubiera hecho una revolución también por mis colegas gemas —.
Steven vio por un momento a esta pequeña gema, apenas la conocía pero ya la quería como a una hermana de toda la vida, sin embargo, lo que había dicho era digno de un traidor, tal vez Spinel sería una de las gemas más dispuestas a arriesgar todo por Pink si hubiera estado involucrada en la guerra de Gems de hace casi 6 milenios.
— Sabes que lo que dices, puede ser tomado como traición a la Colonia y a la utopía perfecta ¿Verdad? — dijo el niño.
Spinel solo sonrió de manera juguetona y como si fuera una niña inocente sin decir ninguna palabra, mientras la Tierra poco a poco se veía acercarse.
Al llegar a la Tierra, lo primero que los recibió fue un desierto cálido con el sol a todo lo que daba, dunas de arena y unas pocas plantas desérticas.
— Creo que enviamos mal las coordenadas — dijo Steven viendo a su alrededor en busca de alguna señal de vida.
— Dijiste que donde vivías había arena y aquí estamos rodeados de arena — declaró Spinel extendiendo teatralmente las manos para probar su punto.
— Bueno, tienes un punto, pero la arena de dónde vengo está acompañado con agua salada y brisa fresca, no un calor abrasador y dunas — dijo el niño frotando el puente de su nariz, tratando de sonar paciente, pues aun estaba temeroso de una posible alerta ante una desaparición espontánea.
— En mi defensa nunca mencionaste eso — justificó Spinel, mientras caminaba a los alrededores viendo todo a su alrededor, y notar que no se parecía en nada al jardín.
— Está bien, volvamos a la nave y vamos al lugar correcto — dijo Steven caminando a la nave hasta que fue interrumpido por un grito de emoción de Spinel.
— ohh, no sabía que las criaturas terrícolas eran rosadas — dijo la gema saltando y corriendo a un gran felino rosado que había aparecido y era destacable entre todo el vasto desierto solitario.
— ¿Eh? — Steven volteo a ver a la gema, solo para sujetar y separarla del León gigante, con las alarmas de su cabeza gritando que los felinos grande podían ser adorables, pero también mortalmente peligrosos — Spinel aléjate, leí en artículos y documentales que los leones son felinos sumamente peligrosos… —.
Spinel por su parte se alejó un poco del niño paranoico y se acercó más al león que se mostraba indiferente y muy manso, nada parecido a lo que Steven decía que era. Pero no podía culpar a Steven de ser paranoico.
— Pero míralo, ¿No te parece una monada? — dijo la gema tratando de convencer a Steven de que era inofensivo, además, ¿Que tanto podría temer? Él era un Diamante, parte de los seres más poderosos de la galaxia, exterminadores y conquistadores, ¿Que tan amenazante sería una linda criatura al lado de estas dictaduras?
— Mmm — Steven dudo un rato, viendo entre la cara suplicante de Spinel y la cara adorable del minino, cayendo rendido cuando el León pestañeó dos veces, señal de confianza según lo que Steven había leído — No puedo rechazar esa mirada — suspiró mientras se acercaba para acariciar al felino rosado — Es raro, no recuerdo que se haya mencionado sobre un león Rosa, ¿Será una gema corrupta? — Steven trato de buscar por cualquier parte sin encontrar nada parecido a una gema — No veo su Gema por ningún lado… Hmp, supongo que solo es cuestión de genética — reflexiono finalmente mientras acariciaba su sedosa melena.
— Que bonito — dijo Spinel sin dejar de abrazar al León gigante — Pongámosle un nombre — sonrió.
— ¿Qué te parece Gary? — sugirió Steven, ganándose una mirada aburrida del felino.
— Creo que no le gusta, ¿Peludin? — le siguió Spinel, también ganándose un gruñido del León.
— Creo que tampoco le gusta ese, ¿León? — sugirió Steven burlándose de la ironía, solo para recibir una mirada del León más un rugido que parecía una afirmación, mientras se acercaba y se frotaba contra él — ¿En serio? Parece que alguien no fue muy creativo —.
— ¿Nos lo podemos llevar con nosotros? — dijo Spinel con emoción, viendo al minino jugar con una lagartija que había encontrado en el desierto.
— No estoy seguro Spinel, creo que requiere más libertad y en Planeta Madre sería un problema, a saber que me harían si se enteraran que lleve un ser orgánico, además el jardín no es tan grande para un León del desierto — aclaró Steven viendo los contras de una decisión precipitada, hasta que el mismo leon rugio arriendo un portal de luz hacia la Playa — Que al parecer sabe abrir portales mágicos — comentó Steven un poco resignado.
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Nadie esperaba esta visita, nadie esperaba que Steven llegara detrás de un León rosado acompañado por una Spinel saltarina, fueron tomados por sorpresa, ambos lados, pero eso no impidió que ambos bandos corrieran buscando el abrazo de los otros.
— ¿Cómo han estado? ¿Mi papá ha estado bien? — preguntó Steven soltándose poco a poco del abrazo familiar.
— Descuida, que tu viejo está bien — dijo Greg saliendo de la casa un poco agitado después de correr para alcanzar a su hijo.
— ¡¡¡PAPÁ!!! — gritó Steven, corriendo y abrazando a su padre.
Por otro lado las Gemas solo veían y rodeaban a Steven, excepto Perla que se centró más en la pequeña Spinel, viéndola finalmente de frente y de manera física.
— Hola… ehh… Spinel ¿Cómo has estado? — dijo Perla tratando de iniciar una conversación.
— Oh ya sabes, adaptándome a que Pink ya no está aquí, y a que fui abandonada por 6,000 años, ya sabes esas cosas — dijo la Spinell casi con una actitud relajada y tratando de descartar la gravedad de lo que acababa de decir.
Hubo un silencio incómodo entre ambas gemas, es decir, ambas se consideran en un punto gemas cercanas a Pink, pero realmente también fueron gemas víctimas de una parte del egoísmo de Pink, la amaban todavía, la justificaban, pero al mismo tiempo estaban lastimadas por sus decisiones, y ahí estaban, pero Pink ya no estaba.
— Pink siempre hacía lo que quería, aun así… Creo que fue parte de lo mejor que me pasó — dijo Perla mientras veía a Steven poniéndose al corriente con su padre y las demás Gems.
Spinel vio a Perla, quien reflejaba una sonrisa triste, pero al mismo tiempo llena de un amor que ella misma comprendía.
— ¿Crees que pueda vernos a través de los ojos de Steven? — preguntó Spinel con un tono nostálgico.
Steven volvió a verlas, invitándoles a unirse a ellos, ambas gemas sonrieron y antes de acercarse Perla susurro de manera que solo Spinel entendiera.
— No lo sé, pero creo que ambas sabemos, que Steven y Pink son dos seres diferentes —.
Spinel sonrió, ambas acercándose al grupo, mientras Steven presentaba formalmente a Spinel a las demás Gems.
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Re-Programado
FanfictionSteven es un chico mitad Gem y mitad humano, un ser único en su especie, sin embargo su mitad Gem no es cualquier Gem, en realidad es un Diamante, las mas altas en la jerarquía de Gemas, y cuado las Diamantes se enteran cuando él tiene solo 8 años d...