Capítulo I

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"AFORTUNADA"

Se sentía cansada y triste ese día, estaba agotada física y mentalmente, le dolía el cuello, la espalda, la cabeza, había sido un día complicado para ella, y ahora tocaba escuchar las cantaletas de su padre como cada día, ya le parecía molesto, y no dejaba de preguntarse... ¿por qué ella no podía ser como todas las jóvenes de su edad? ¿Por qué tenía su padre que decidir todo por ella? ¿Cómo vestirse? ¿Cuándo salir? ¿Con quién? Avisar y pedir permiso de cada paso que daba, ella no podía más, su padre le negaba su individualismo, pensar y actuar conforme a sus criterios según versaban algunos libros que había leído en esas noches de insomnio, y para colmo su jefe Armando Mendoza, ese hombre divino al que ella amaba en silencio, esa tarde se había molestado con ella y le había alzado la voz sin llegar a gritarle como lo hacía con los demás, pero le habló muy enojado porque no terminó el Balance que le pidió...

Ella se sentía muy mal por eso, además tenía tanto trabajo, su jefe le encargaba una y otra cosa, y todo lo quería de inmediato y ella lo hacía, pero estaba saturada, el día no le rendía, cuando menos pensaba ya le llamaban a almorzar las secretarias del cuartel de feas, porque ya era la una de la tarde, así que cuando el ogro de don Armando le pidió el Balance, y al responderle ella que no lo había terminado, sintió un nudo en el pecho cuando le alzó la voz muy enojado como nunca antes lo había hecho, ¿no entendía qué no fue por su causa? ese hombre no escuchaba... no razonaba... solo estallaba y su voz inundaba la oficina, ella sin los Estados de Cuenta del Banco que le mandaron ya muy tarde, no pudo terminarlo, primero tenía que hacer las Conciliaciones Bancarias para conocer el saldo real en bancos y plasmarlo en el Balance, no la dejó explicarle que no tenía lo necesario, no la dejaba hablar, ella se sentía fatal, no quería ni mirarlo y cuando lo hizo fue con tristeza, cuando él terminó de vociferar, entró al hueco e inevitablemente corrieron unas lágrimas por su cara, ella se sentía muy triste por sentirse regañada por don Armando, y así pasó la tarde hasta que fue la hora de salida, se despidió con un simple buenas noches, hasta mañana... que él le respondió serio con solo un: buenas noches, y se fue a su casa, con lágrimas en los ojos todo el trayecto, estaba rebasada, era más de lo que podía aguantar ese día. Se bajó del bus frente a su casa, que la dejó justo ahí, entra con un paso lento, y su padre inicia con el sermón de diario, ella entra a la cocina y no dice nada simplemente no hace caso.

DJ: hija que bueno que llegó -la mira a la cara y vio su semblante triste- ¿qué le pasa, la veo muy triste Betty?

B: tuve un día muy difícil mamá, tengo mucho trabajo y mi papá con sus reclamos por la hora que llegué, ¿no lo escuchó? me siento tan harta de todo, tan fastidiada -dijo muy triste se veía tan cansada-

DJ: no haga caso Bettica ya lo conoce, sino molesta no es Hermes.

B: si pero... no siempre estoy de humor para aguantar, nunca digo nada pero es que ya me cansó escucharlo decir lo mismo, solo voy de aquí al trabajo, y del trabajo aquí, usted lo sabe, no salgo a otro lado, otras muchachas de mi edad viven diferente, son tan distintas a mí -dice con lágrimas en los ojos-

DJ: si yo sé mamita, usted no la ha tenido nada fácil, pero no se ponga triste me cuenta que sus compañeras de trabajo son buenas con usted, y eso me alegra, ande mija venga a comer algo para que se acueste a dormir y descanse.

B: me voy a bañar mejor, ¿me podría subir algo ligero? y un analgésico que me duele la cabeza... estoy rendida.

DJ: le prepararé un sándwich y juguito de Mora ¿le parece?

B: si gracias mamá, oiga ¿y Nicolás, llamó hoy?

DJ: sí, pero... no le dieron el trabajo en Cali y está muy triste.

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