Irradio una confianza innegable mientras ocupaba el centro del lienzo. Me observé sin pudor, como quien sabe perfectamente lo que vale. Mi mirada desafiante y mi postura firme eran una extensión de lo que soy: segura, egocéntrica, absolutamente cons...
Terminé de comer y caminé junto con Alexa a nuestra única clase del día: Encantamientos.
Al entrar al aula, tomamos asiento juntas. Yo me dispuse a dar un pequeño vistazo a lo que posiblemente veríamos hoy... y Alexa, por su parte, se ocupó en peinarse.
—¿Has oído hablar del encantamiento convocador? —pregunté, sin apartar la vista del libro.
—No —respondió—, pero mira... ¿qué opinas de este peinado?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Lindo moño —comenté, girando apenas la cabeza para observarla—, pero no en tu cabello —agregué antes de volver mi mirada al libro.
—Ya sé... quiero usarlo, pero no encuentro cómo ponérmelo —refunfuñó Alexa.
—Simplemente no lo uses. O quizá con un listón quede mejor... pero igual, no en tu cabello.
—¡Ya sé a quién podría quedarle! —exclamó, tomando un mechón de mi cabello.
—¡AHH! ¡No! ¡Aléjate de mí!
—Vamos, déjame peinarte solo una vez, por favor... cúmpleme esa fantasía. Déjame verte peinada al menos una vez.
—¡NO! Me gusta estar así.
—Ándale...
—No me vas a dejar en paz, ¿cierto?
—No.
—Con tal de que cierres esa boca... hago lo que sea.
—Perfecto —dijo sonriendo—. Date vuelta.
Diez minutos después...
—Listo... pero cambia tu tono de cabello. Verde tu cabello, verde el moño... no se ve bien.
—Lo pongo negro...
—¡NO! Déjamelo a mí... Colovaria.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Te queda increíble... —murmuró Alexa, admirando su obra.
—Me duele todo el cuero cabelludo... —respondí con fastidio.