Irradio una confianza innegable mientras ocupaba el centro del lienzo. Me observé sin pudor, como quien sabe perfectamente lo que vale. Mi mirada desafiante y mi postura firme eran una extensión de lo que soy: segura, egocéntrica, absolutamente cons...
Sentado unas mesas más adelante, escribía con rapidez, como si cada palabra que saliera de su pluma cargara con el peso de algo urgente. Su ceño estaba fruncido, la mandíbula ligeramente apretada, pero sus ojos... estaban concentrados. No como cuando alguien intenta resolver un acertijo, sino como quien busca entender algo que le afecta más de lo que admite.
Dejó de escribir por unos segundos. Se estiró levemente en su asiento, pasó una mano por su cabello oscuro, enredando los dedos con torpeza, y luego desvió la mirada, observando su alrededor sin demasiado interés...
...hasta que sus ojos se detuvieron justo al frente.
Enfrente.
Donde estoy yo.
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Rápidamente tomé el primer libro que encontré a mi alcance, sin mirar siquiera el título, y lo levanté frente a mi rostro como si con eso pudiera desaparecer. Estoy cien por ciento segura de que lo estoy sosteniendo al revés... pero me da igual. No necesito leerlo. Solo quiero observarlo sin que lo note.
Bajé el libro lentamente, apenas unos centímetros, lo justo para dejar mis ojos al descubierto. Y ahí seguía.
Severus.
Seguía escribiendo con esa concentración enfermiza, como si el tiempo no le alcanzara, como si el mundo a su alrededor simplemente no existiera. Lo observé en silencio... hasta que algo me descolocó.
Se llevó una mano al bolsillo interior de su túnica y sacó, no sé de dónde, una liga para el cabello. ¿Desde cuándo lleva una de esas? Recogió su melena oscura en una media cola algo torpe, dejando algunos mechones sueltos que caían por los costados de su rostro. Se veía... tan raro.
Pero también... tan lindo.
Jamás imaginé a Severus con el cabello recogido. Y sin embargo, ahí estaba, luciendo como si no le importara en lo absoluto cómo se veía. Eso lo hacía aún más... él.
Estoy casi segura de que lo que está haciendo son tareas para Lily. Lo sé. Lo conozco. Lo conozco más de lo que me gustaría admitir. Me gustaría que ella lo viera. Que viera cómo se mata haciendo no solo sus deberes, sino también los de su amiga. Y aún así... todavía tiene que terminar los suyos propios.
Parte de mí quiere ayudarle. Aligerarle un poco el peso. Pero no es mi problema. No me incumbe. No es mi lugar.
Tomé mis hojas con rapidez y me dirigí hacia la puerta para entregarlas. Lo mejor era salir de ahí antes de seguir sintiendo esto que, sinceramente, no entiendo.
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POV: Severus Snape
Estaba tan absorto leyendo bajo el árbol esta mañana que olvidé por completo los trabajos que debía entregar hoy. Lily me los había pedido con días de anticipación, y yo, como siempre, me comprometí.
