Aire libre

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Estaban paseando por un pueblecito sin rumbo fijo, haciendo tiempo para una cita que tenían en mas de tres horas.
Después de caminar 10 minutos llegaron al final del pueblo, donde se encontraba el campo de fútbol y un parque infantil al que acudieron para sentarse en un banco a charlar. Detrás del campo de fútbol había un camino el cual llevaba a una especie de merendero de piedra.
El estiró el brazo para pasarlo por encima de los hombros de ella y comenzó a besarla. Ella prolongó el beso abriendo la boca para dejar pasar la lengua y hacer que jugasen entre ellas. Después de unos besos más el bajó la boca a su cuello y ella sintió como su piel se erizaba mientras encogía los dedos de los pies, sintiendo un escalofrío.
El insinuó que podían subir al merendero para ver que había y ella que se olía las intenciones aceptó con un poco de dudas. Comenzaron a andar por el caminito camino del merendero y el le dió una palmada en el trasero a ella finalizando con un agarrón fuerte en la nalga, ella llevaba pantalón corto vaquero por lo que asomaba un poco el final de la nalga y el no podía parar de deslizar su mano por esa zona y agarrarlo con firmeza.
Una vez arriba, se sentaron en una piedra larga que estaba a modo de banco, el se puso a horcajadas y ella se sentó igual delante suya apoyando su espalda contra el pecho de el.
El apartó su pelo hacia un lado y comenzo a besar la mejilla de ella, le dió 4 besitos en la mejilla, se pasó al lóbulo de la oreja el cuál pellizco con los labios y luego la besó detrás de la oreja. Ella puso su mano derecha en la rodilla de él la cuál se encontraba justo al lado de su cadera y él comenzó a besar su cuello pasionalmente. Las manos de el se colaron por debajo de la camiseta hasta llegar al sujetador. Sin dejar de besar su cuello, primero empezó a tocar sus pechos por encima del sujetador, y después introdujo sus manos por debajo de este tocando directamente sus senos. Ella empezó a notar como la excitación subía pero en el momento que las manos de él trataron de invadir su pantalón ella le dijo.
- Aquí no, nos puede ver alguien-
-¿Quién va a subir hasta aquí a estas horas?-
-Podría venir cualquiera-
El miró alrededor y vio a su derecha una zona de arbustos.
-Pues vamos allí y nos escondemos.-
-No sé-
El aprovecho la incertidumbre para invadir su pantalón y puso su dedo corazón en su clítoris. Empezó a frotarlo rápidamente mientras decía.
-Venga si aquí no hay nadie y vamos a estar escondidos-
Ella que ya estaba fuera de control aceptó y se fueron a la zona de los arbustos.
Entre unos arbustos había una piedra plana y grande.
- Aquí, es perfecto-
Él se sentó y ella se fue hacia afuera para asegurarse de que no se veía nada desde afuera.
-Ven que no se nos ve-
Ella llegó y dijo.
-¿Ahora qué?
El la guío para que se sentara delante y la desabrochó el botón del pantalón.
Metió la mano y comenzó a masturbarla. Ella empezó a exclamar gemidos en voz baja y él le dijo.
-¿Quieres seguir?-
Ella mordiéndose el labio susurro que sí.
El se bajó un poco el pantalón y el calzoncillo lo justo para que saliera el pene y cerró las piernas para que ella se pusiera encima, dándole la espalda.
Ella se bajó los pantalones y la ropa interior dejando el culo al aire. Ella levantó un poco su cuerpo para dejarse caer encima del pene de él que lo estaba sujetando con la mano para que se mantuviera recto. La introducción fue un poco dolorosa al principio pero una vez que llegó al fondo ambos suspiraron. Él la agarró de la cintura y comenzó a moverla hacia delante y atrás provocando a la vez de una penetración profunda una fricción con su pubis. En la mente de ella estaba la agonía de que viniera alguien pero eso pasó a ser un aliciente que aumentaba el placer. Tanto que empezó a dejarse llevar y acompañaba los movimientos con su cadera.
En la mente de él solo estaban las ganas de ir más rápido, él tenía ganas de acabar y ella estaba sintiendo un placer nuevo gracias a esa postura por lo que él aumento un nivel más el ritmo haciendo que ambos acabaran al mismo tiempo.
Justo al terminar ella se subió rapido la ropa y se sentó delante de él que hizo lo mismo.
Empezaron a reirse y se marcharon con una sonrisa en la cara.

Historias de una noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora