Sumiso

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Estaban terminando de cenar en un restaurante a unos 15 kilómetros de la casa.
Al terminar salieron del restaurante y caminaron un par de manzanas hasta llegar al coche para volver a casa.
Él conducía y ella se sentaba en el asiento del copiloto, en medio del trayecto ella comenzó a desabrochar los primeros botones de la camisa de él y a tocar su pecho.
Jugaba con su dedo índice al rededor de sus pezones hasta pellizcar suavemente el derecho.
A continuación ella alzó su mano por el pecho y la llevó al cuello de él. Se acercó a su oido y le dijo.
-Cuando lleguemos quiero que me esperes en la habitación con esto-.
Dijo mientras abría la guantera y sacaba una corbata roja.
-Sólo con eso- dijo en un tono más alto y serio.
Al llegar a casa ambos se bajaron del coche y el se dirigió hacia la habitación y comenzó a prepararse.
Ella sin embargo espero a que el subiera y fue a por algunas cosas a un armario que se encontraba en el garaje cerrado con un candado.
Él una vez en la habitación se quitó toda la ropa y la guardó para que no quedase nada en el suelo tirado ya que a ella eso no le gustaba. Una vez desnudo se puso la corbata y se quedó de pie firme esperándola a ella.
Mientras ella entró al baño para cambiarse de ropa.
Cargaba una bolsa negra en la que había metido cosas que había en ese armario.
Ella se desnudó por completo y se puso un body de cuero negro ajustado y un antifaz negro para tapar su rostro.
Entró en la habitación con la bolsa en la mano y la dejó junto a la cama.
Él seguía en el centro de la habitación parado esperando que ella le dijera algo.
Ella sacó un látigo de cerdas de cuero de la bolsa y comenzó a acariciar su espalda.
-De rodillas- le gritó mientras le daba un golpe en las nalgas con el látigo.
El se colocó de rodillas y puso sus manos detrás de su espalda.
Ella comenzó a rodearle mientras se daba con el látigo en la mano. Se paró justo enfrente suya y agarró su corbata.
Tiró de ella hacia su cuerpo y le dijo. -Sígueme perro-
Él se puso a andar a cuatro patas por la moqueta de la habitación mientras ella tiraba de su corbata guiándole.
Llegaron a la cama y ella le dijo que se tumbara mirando hacia arriba
Ella se acercó a la bolsa y sacó unas cuerdas
La cama tenía instaladas unas argollas en las esquinas para poder amarrar las cuerdas a si que colocó una en cada esquina y le ató de pies y manos a la cama.
-Mírame- decía ella desde los pies de la cama mientras empezó a quitarse la ropa.
Ella se desprendió del body y lo  dejó caer al suelo. Se acercó a la cama, se colocó encima de el y comenzó a tocar su pene y moverlo de arriba hacia abajo.
-No dejes de mirarme- repetía constantemente mientras le masturbaba con más velocidad. Cuando el estaba empezando a sentir el placer y estaba cerca de eyacular ella se detuvo y se puso con una rodilla a cada lado de su pecho.
Se comenzó a masturbar delante mientras tiraba de su corbata.
Se empezó a introducir dos dedos y avanzó su cuerpo un poco más poniéndole la vagina en la boca.
Él comenzó a lamer e introducir la lengua mientras ella movía sus caderas hacia delante y detrás.
Ella comenzó a gritar de placer hasta correrse.
Se quitó de encima y él quedó con toda la cara empapada y comenzó a relamerse al rededor de su boca.
Ella se acercó a la bolsa y sacó un consolador y un bote de lubricante.
Se acercó a los pies de la cama y tiró de una cuerdecita que hacía que subieran las argollas haciendo que las piernas de él se elevaran.
Comenzó a untar el consolador en lubricante y luego se manchó los dedos.
-No quiero escucharte- le dijo mientras restregaba sus manos llenas de lubricante por el ano.
El tragó saliva y trató de relajarse.
Ella comenzó a meter un dedo en su ano y bastante rápido llegó hasta el fondo.
Comenzó a moverlo rápidamente y él empezó a sentir un cosquilleo y una mezcla entre dolor y placer.
Cuando el dedo ya entraba perfectamente trató de introducir el consolador.
Al principio no quería entrar pero poco a poco el ano se fue dilatando y consiguió meterlo hasta la mitad.
Con movimientos muy suaves empezó a entrar cada vez más hasta llegar a meterlo todo.
Él comenzó a sentir que el dolor se iba cambiando por una sensación placentera.
Después de un rato ella sacó el consolador del ano y se volvió a subir encima de él después de bajar las argollas de nuevo.
Se colocó encima de su pene y se lo introdujo en la vagina.
Empezó a hacer movimientos muy bruscos contra su cuerpo haciendo que hasta la cama temblara.
Él no podía aguantar más y gritó -voy-
Ella se apartó rápidamente agarró su pene y apunto hacia él.
Lo agitó rápidamente y él comenzó a eyacular sobre su propio pecho y tripa.
Ella con un trapo limpio la zona manchada y se volvió a subir sobre él y continuó dando golpes de cadera sobre el cuerpo de él.
Ella estaba empezando a sentir el placer y se hizo con la corbata un nudo en el puño.
-Abre la boca- empezó a decir casi sin aire.
Él abrió la boca y ella le escupió dentro.
Ella aceleró haciendo un último esfuerzo para llegar al orgasmo. Y terminar con una noche de pasión.

Historias de una noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora