𝐀𝐋𝐋 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐓 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔, tom kaulitz.

𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄.

Había estado tan emocionada con la idea de pasar un rato con Bill que el tiempo se me pasó volando. Habíamos quedado a las 8:30 PM en la habitación de su hotel. Una vez ahí pediríamos pizza, helado y alquilariamos películas para hacer una gran maratón. Llenar nuestros estómagos con golosinas de dudosa procedencia y beber gaseosa.

Aún que no era algo formal, todo lo contrario en realidad, yo quería ir presentable y bien arreglada. Me gustaba producirme frente al espejo. Vestirme con ropa de mí agrado, peinar mí largo cabello, colocar un toque de maquillaje en mí rostro, perfumarme, y todas esas cosas que las chicas hacemos antes de salir.

Opté por ponerme unos jeans negros que eran ajustados a la cadera, pero eran pata elefante, unas zapatillas blancas y una remera roja pegada al cuerpo. Era medianamente formal, pero no tanto para la ocasión.

Luego me diriji al baño de la habitación, en donde planché y arregle mí pelo. Y luego escogí ponerme un poco de rubor, gloss, y sombra de ojos negra. Me vi al espejo y me sentí conforme con la imágen que se presentaba ante mí, me veía realmente bien. Bueno, siempre es así, pero ahora aún más.

Una de las cualidad que más me gustaban de mí, o las que podía aceptar que tenía, era que portaba un gran ego y amor propio. Casi siempre me gustaba como veía y estaba satisfecha con mí cuerpo, lo cuál me hacía sentir muy bien, ya que en un pasado no era tan así.

Terminé de darme los últimos retoques y salí del pequeño baño para ir a escoger un bolso el cual usar, tomé una simple cartera negra y la colgué sobre mi hombro. Agarré las llaves de mí auto y salí por la puerta de aquella habitación. Me sentía muy emocionada, presentía que está iba a ser una muy buena noche.

Estaba por llegar al ascensor en cuanto oí a alguien toser atrás mío. Me giré y ahí estaba Melanie, estaba con los brazos cruzados y una ceja elevada.

-¿Se puede saber a dónde vas?

-Voy al hotel de Bill- Pude ver un poco de asombro en el rostro de la mujer, se ve que no esperaba esa respuesta.

-¿Kaulitz?

-Si... Bill Kaulitz.

-Ok... Pero no te desaparezcas por más de un día.- Solo pude rodar los ojos ante ese comentario, no tenía muchos buenos recuerdos de ese día.

-Lo prometo.- Volví mí mirada al elevador y entre en este, pero antes de poder cerrarlo escuché de nuevo la voz de Melanie.

-¿Porqué usas tu otro auto ahora? Tu amabas el Porsche rosado que habías hecho con tu hermana.

-Lo... destruyeron.- Dije velozmente y apreté el botón para que la puerta del elevador se cerrará, no quería hablar de ese tema ahora, estaba muy feliz por pasar mí noche con Bill y eso nadie lo arruinaría.

(...)

-¡Jessica!- El gritó del pelinegro me aturdió todo el oído, para luego envolverme en un gran abrazo el cual correspondí con felicidad.

-¡Bill! No sabes cuan emocionada estaba por verte.- Le regalé una gran sonrisa que me devolvió y rápidamente se hizo a un lado para que yo avanzará hacia el interior de la gran habitación.

-No más que yo Jess.- Recorrí el lugar con una rápida mirada pero esta se posó en un pasillo que daba a otra habitacion. Y Bill se dio cuenta.

-Tom y yo tenemos habitaciones diferentes pero están conectadas por ese pasillo que tanto miras, espero no te moleste...- Me informo Bill con un tono algo dudoso, sabía que su hermano y yo no nos llevábamos del todo bien.

-No te preocupes Bill, no hay problema.- Traté de tranquilizarlo con una cálida sonrisa.

-¡Perfecto! Igualmente creo que hoy iba a salir a hacer... bueno, ya sabes la reputación que se ganó mí hermano. Supuestamente saldría con una chica hoy, y no estaría en el hotel.- Oh, claro que sabía la fama de mujeriego que aquel chico de trenzas tenía. Y mejor no saber que haran, aún que es algo obvio.