𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘 𝐒𝐈𝐗.

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J E S S I C A

Bill abrió con fuerza mí mano y depósito mí propio celular en esta, la cerró de vuelta y me empujó por el pasillo hasta la habitación de Tom. El estaba con Olive y los chicos, asi que me informó que nadie me molestaría.

Estaba nerviosa, ¿Qué le diría? ¿De que hablaríamos? Nunca antes se me pasó por la cabeza que cosas podría conversar con mí madre, ya que me negué rotundamente a contactarme con mis familiares, con excepción de Olive, claro. Y no es que ahora quisiera hablar con ella, claro que no, pero no me quedaba de otra, no tenía escapatoria. También descarté totalmente la idea de volver a poner un pie en Chicago, ¿Sueno muy exagerada, no? Bueno, mejor dicho en mí casa, puedo jurar por mí vida entera que nunca más volveré entrar en aquel lugar, nunca.

-Hace mucho no hablo con ella... No se si pueda hacerlo, o si quiero.- Hablé con nerviosismo, el pelinegro me fulminó con la mirada y me empujó dentro de la habitación de su hermano. Se apoyó contra el marco de la puerta mientras fruncía el ceño.

-Tarde, querida, muy tarde.

-¿Y si no contesta?- Pregunté, intentando ganar más tiempo para prepararme mentalmente.

-Seguro que lo hará.- Sonrió falsamente y cerró la puerta de un fuerte portazo, pude escuchar como sus pasos se alejaban de detrás de la puerta. Suspiré y miré mí teléfono, me armé de valor y marqué el número de mí madre. El aparato comenzó a sonar, me crucé de brazos a esperar que alguien se dignara a atender. Así estuvo sonando repetidamente por al menos dos minutos, hasta que por fin pude escuchar una voz.

-¿Hola?- Una vaga voz preguntó del otro lado. No sabría cuánto me impactaría escuchar la voz de mí madre nuevamente luego de años. Abrí los ojos, sorprendida, no reconocía su voz... Y aún que no fuera una persona que me agradara del todo, era mí madre. Y no reconocer la voz de mí progenitora... Es impactante. Nunca antes había pensando en la voz de Heidi, por lo que nunca se me cruzó por la mente que probablemente ya la había olvidado.
-¿Hola?- Preguntó nuevamente, alargando la "a". A causa del nerviosismo que se apoderaba cada vez más de mí cuerpo, comencé a caminar de un lado a otro, pero seguía sin responderle. Tomé una gran bocanada de aire y pude expulsar las palabras.

-Hola mamá...- Hablé, pero mis palabras salieron más como un susurro.

-¡Oh, Jessica! ¡¿Eres tú?!- Inquirió emocionada, pegando un leve grito.

-Si, soy yo.- Respondí, mas seria y fría de lo que quería sonar. -Emm... ¿Cómo has estado?- Tartamudeé, puse mí mano en mí nunca y rasqué esta, me estaba poniendo bastante inquieta.

-Me alegra tanto volver a escuchar tu linda voz... Siempre veía videos tuyos de cuando eras una pequeña niña para no olvidarla.- Musitó, y pude escuchar como sorbía con la nariz. -Estoy bien Jess, ¿Cómo has estado tú?

-Tambien estoy bien, me alegro que tu lo estés.- Sinceré, aún que seguramente mentía, era imposible estar bien conviviendo con ese monstruo en la misma casa.

-¿Cómo te va con el trabajo?

-Bastante bien, pronto les enviaré el dinero para los gastos de Olive, me imagino que lo gastan en ella y no en sus porqueri...- Me tapé la boca antes de soltar algún insulto o algo por el estilo, tenía como misión mantener esta conversación lo más amigable posible.
- En sus cosas.

-Si Jess, lo ocupamos en ella, no te preocupes.- Su voz no sonaba muy segura, y no me convencían sus palabras. -A veces te veo por la televisión, bueno, cuando tu padre me deja. Sabes cómo es el.- Prefería que lo llame por su nombre, y no como mí padre, pero no armaría un escándalo ahora mismo, no tenía ganas.

𝐀𝐋𝐋 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐓 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔,  tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora