IV

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El resto de las entrevistas las realizaron juntos, con un claro disgusto por parte del rubio. Él no era una dama en apuros que necesitaba que lo salvaran de un completo idiota, de hecho, estaba completamente seguro de que hubiera podido acabar con Beckham cuando la impresión inicial (por el ataque muggle) hubiese pasado. Empezaba a odiar el complejo de héroe de Potter.

Imaginaba que después de acabar con Voldemort ese complejo hubiera acabado.

Miró furioso el expediente en sus manos mientras Potter se encargaba de la parte práctica con hechizos de defensa. La bruja que estaba siendo entrevistada era bastante hábil con magia no verbal, una vez que fuera capaz de aturdir a Potter o desarmarlo, él se encargaría de evaluar todo el conocimiento teórico que creía era necesario para ser Inefable.

Luego de lo que le parecieron horas, el equipo estaba listo.

Contaban con cinco nuevos integrantes. La primera, una mujer llamada Amelie, que era diestra en la magia no verbal, con hechizos tan potentes como si fueran realizados con varita. Otra, Emma, que eran demasiado buena reconociendo bebidas envenenadas con pócimas letales. La siguiente, Isabella, que rastreaba de manera impresionante a personas (aunque no tan impresionante como Draco). Un chico llamado Kyle eran tan bueno como Harry en defensa y el último, Liam, tan diestro en Legeremancia (aunque poco en oclumancia pues Draco había traspasado sus barreras con demasiada facilidad).

Draco y Harry no volvieron a hablar de otra cosa y el rubio agradeció eso.

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Se recostó en el sofá de su departamento y cerró los ojos. Había sido un día tan pesado en la oficina y pensaba seriamente si estaba haciendo las cosas bien. No había imaginado que a su corta edad sería el líder de un nuevo departamento y mucho menos que sería en otro país. De hecho, y de no haber sido por la insistencia del ministro para tomar el nuevo cargo, él hubiera vivido los próximos años en la tranquila vida muggle de Londres.

Sin ser nadie, sin llamar la atención. Solo Harry.

Suspiró profundamente. El propósito de venir a Estados Unidos era olvidarse de todo lo ocurrido en Londres en la Segunda Guerra Mágica pues aún después de todo lo ocurrido seguía teniendo pesadillas y eso lo había orillado a tomar unas cuantas gotas de poción para dormir sin sueños en su té. No obstante, las pesadillas se convertían poco a poco en algo molesto pues la poción había dejado de surtir efecto, provocando que colocara cada vez más cantidad de poción.

Por supuesto que las pesadillas ya no tenían nada que ver con lord Voldemort, pero sí con todos los cuerpos de los caídos en el gran comedor. Sobre todo ella, aquella pelirroja que había amado en sus últimos años en Hogwarts. En sus sueños veía como Hermione abrazaba fuerte a Ron mientras este lloraba como nunca en su vida. Por primera vez veía a los gemelos sin sonrisa en sus rostros. Bill y Fleur se mantenían juntos y la rubia le había otorgado una sonrisa ladina mientras lo veía caminar hacía donde estaban todos. Percy le pedía perdón a Molly y Arthur y ellos lo abrazaban mientras él chico lloraba.

Veía lentamente los cuerpos que se encontraban en el suelo y veía triste como Remus y Tonks estaban ahí. Y a su lado, Ginny Weasley.

Sentía las lágrimas en sus ojos, pero no las soltó. La chica tenía una expresión pacífica y él no podía ver heridas visibles, así que seguramente había muerto por un avada. Harry quería recordarla así, como la valiente bruja que había sido.

-Bellatrix la mató -Susurró Fred a su lado. Ambos gemelos se habían acercado a él y pasaban sus brazos sobre sus hombros - Fue una cobarde... Ginny estaba luchando contra algún otro carroñero y Bellatrix la atacó por la espalda. Mi madre vio todo y enfureció, congeló a Bellatrix y luego hizo que estallara en mil pedazos. Después se dio cuenta que Ginny había muerto.

Stay Close To Me. (Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora