Always.

822 77 8
                                    

9 años después.

Metió la llave en el picaporte de su casa y la oscuridad lo recibió. Dejó su maletín en la mesa de la entrada y se quitó los costosos zapatos que ahora usaba. En casa, prefería estar descalzo o usar aquellas pantuflas que Harry le había regalado la navidad anterior.

Encendió, con un movimiento de mano, las luces del recibidor y vio con orgullo el reloj mágico que él había pintado en la pared frente a él. En él, las manecillas con las iniciales de "H.J.P" y "E.L.T" apuntaban a la zona de "viajando". Su propia manecilla, "D.L.P" ya se encontraba en "casa".

Teddy y Harry tardarían algunos minutos en llegar pues preferían viajar de modo muggle. Ese había sido un excelente día para Teddy y Harry y él les festejaría. Llegando a la cocina y apareciendo todos los ingredientes con un movimiento de mano (Merlín, la magia de Harry permitía que él hiciera ese tipo de cosas y él lo amaba). Ese día iba a preparar pizza, aunque no fuera su favorita y odiara que Teddy comiera ese tipo de cosas.

Pero, ¡estaban festejando!

Preparó la masa con ayuda de magia, cortando de manera muggle el resto de los ingredientes. A pesar de tener magia, y una aparente cura a su maldición, a veces prefería hacer cosas de manera nomag. Su empleo había ayudado en parte.

Luego de algunos minutos, la pizza estaba lista. Prendió el horno y la metió, colocando el tiempo y temperatura exacta. Se sirvió una copa de vino mientras el aroma de aquellas especies que había usado llenaba la cocina.

Escuchó una pequeña melodía proveniente de su pantalón y sacó su celular. Harry le había enseñado ese extraño artefacto años atrás y Draco le había encontrado mucha utilidad, aunque al principio lo había odiado.

Deslizó el dedo en la pantalla y colocó la bocina en su oreja.

-La señora Wilson se encuentra bien, se irá a casa en la mañana.

-Gracias por avisar. Cualquier eventualidad por favor llame de nuevo.

Draco colgó la corta llamada y suspiró. Muchas veces odiaba su trabajo, pero jamás se había arrepentido de haber estudiado esa profesión. Luego de su boda y luna de miel (donde Harry lo llevó a Suiza) el rubio había pensado en su futuro. Ahora contaba con magia, pero la incertidumbre acerca de ella lo volvía loco (¿la volvería a perder?)

Su familia le había presentado varias opciones para trabajar en el mundo mágico, pero Draco no había querido escucharlos. En vez de eso, había mirado a las profesiones muggles y había decidido estudiar medicina muggle.

Y, luego de varios años y de haber pensado algunas veces en abandonarla, se había graduado. Harry, Teddy y su madre habían asistido a su ceremonia.

Y ahora, se encontraba en su último año de especialidad. Le encantaba urgencias y le encanaba la cara de sorpresa de sus compañeros cuando lograba diagnosticar con facilidad a pacientes que nadie más había podido. Admitía que hacía un poco de trampa con el encantamiento que el mismo había inventado así que procuraba no hacerlo a menudo.

Preparó con magia un poco de limonada, pues a Teddy le encantaba.

El horno sonó y se apresuró a sacarla, cortándola momentos después. Al terminar pudo escuchar ruido proveniente de la entrada y desde su reloj de mano (mágico y con hechizos de camuflaje) notó las manecillas de su esposo y Teddy en "casa".

- ¡Papá! -Teddy entró corriendo a la cocina, siendo recibido por un cálido abrazo del rubio. Ahora tenía 11 años y era alto, así que un abrazo ya no era incómodo.

-Cariño, ¿cómo estuvo tú día? -Preguntó el rubio dejando un beso en la azulada cabellera de su hijo. Cuando Teddy había aprendido a hablar más les había dicho "papás" a él y Harry. Años después Harry le contó la historia de sus padres, diciéndole que estaba bien si los llamaba por sus nombres, pero Teddy había reusado la opción.

- ¡Fui seleccionado en Wampus! -Gritó con alegría. 

-Estoy tan orgulloso de ti. - Draco aún no entendía el sistema de casas en Ilvermorny, pero sabía que el chico quería ser seleccionado en esa clase. Le agradaba que el colegio no fuera un internado como Hogwarts pues así, los que vivían en Nueva York, podían ir y regresar a sus hogares.

El chico se apresuró a lavar sus manos y se sentó en la mesa.

- ¿A mí no me preguntarás cómo estuvo mi día? -Preguntó Harry, acercándose para besar sus labios. La barba del azabache raspaba levemente sus labios, pero le encantaba como le quedaba, dándole una apariencia más madura.

-Claro que sí, cariño. Y bien, ¿te ha gustado ser profesor?

-Fue magnifico, los chicos están realmente interesados en Defensa contra las artes oscuras y han escuchado con atención mi clase, pero estuvieron aún más interesados en la parte práctica.

Harry tomó asiento frente a Teddy y tomó una rebanada de pizza, mirando con diversión como la salsa manchaba el rostro de Teddy. Draco tomó asiento junto a Harry y tomó una rebanada, sin mucho entusiasmo. No era su comida favorita pero ese día podía hacer una excepción.

- ¿Cómo ha estado tu turno? -Preguntó Harry.

Draco le sonrió con cariño, viendo como Teddy le ponía atención. Empezó a relatar lo que había pasado en las últimas 48 horas y como había salvado a dos personas. Después Teddy les contó con entusiasmo como había logrado levitar levemente una pluma y Harry narró como los profesores de Ilvermorny le habían dado una gran bienvenida.

Draco sonrió mientras Teddy y Harry discutían sobre la escoba que quería de regalo, Teddy prefería la más rápida, pero Harry compraría la más segura.

"Te amo, ¿lo sabes?" Lo más que había amado al recuperar su magia era haber recuperado la conexión que tenía con Harry.

"Lo sé, pero no hace daño escucharlo de nuevo" Y amaba aún más entender las emociones que Harry podía transmitir.

"Me has hecho tan feliz, cariño. Tú y Teddy son mi vida entera"

"¿Me amarás por siempre?"

"Siempre"

Fin. 

Stay Close To Me. (Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora