XXIV

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Creía, equivocadamente, que jamás volvería a sentir el lacerante dolor de un cruciatus. Sus experiencias con los aurores en Azkaban se le antojaban tan lejanas como dispersas ¿Acaso era una especie de castigo? ¿Había tenido la osadía de disfrutar un poco de lo mucho que había mejorado su vida (con Harry y Teddy a su lado) que Merlín y Morgana lo estaban castigando por ser feliz? Lo creía, ciertamente.

Apareció en una húmeda y oscura habitación y un escalofrío recorrió su columna pues las condiciones eran muy parecidas a las de su celda en Azkaban. Estaba encima de un colchón y vio que su mano se encontraba atada con magia a uno de los barrotes que había alrededor. Cuando su vista se adecuó a la oscuridad, pudo ver que estaba sobre una cuna.

Seguramente ahí habían dejado a Teddy.

-... ¡Eres un idiota, Weasley! -Draco escuchó el grito de Zabini entrar por donde se supone, estaría la puerta de la habitación. - ¡Un maníaco!

-Ese niño estaba acabando con mis nervios con sus lloriqueos, nos hice un favor. Estoy seguro de que tampoco hubieras soportado mucho tiempo escuchando sus gritos. - Draco pudo escuchar la indiferencia en la voz del pelirrojo, ¿acaso había sido él quién había mandado el cruciatus a Teddy? Tenía que ser, conocía mucho a Blaise para saber que hasta él tenía límites y que jamás atacaría a un niño, menos a uno de la edad de Teddy.

-Jamás creí que atacarías a un niño de esa manera. Especialmente sabiendo que es prácticamente el hijo de Potter...- La voz de Zabini demostraba su incredulidad, como si no creyera que las acciones de Weasley hubieran sido ciertas.

-Oh, ¡vamos! Lo que menos queremos es hablar de Harry. No lo hubiera hecho, pero prometiste que, si él venía, acabarías con la conexión que lo mantiene unido a Malfoy y eso es algo que ambos queremos, ¿cierto? No te debería importar la manera en la que él venga.

-Pero eso es demasiado... Espero que tú amigo jamás sepa qué tu fuiste quién crució a su hijo.

-Por supuesto que jamás lo sabrá. Cuando Harry venga aquí y borres la conexión que tiene con Malfoy, le modificaré la memoria y lo llevaré conmigo a Londres, de nuevo. Y si eso no es posible, siempre está la opción del Obliviate. Usarás un imperio con Malfoy, ¿no? -Preguntó Weasley y las alarmas en la cabeza del rubio se encendieron. A pesar de saber cómo repeler la maldición (gracias a su tía Bellatrix, por cierto), la sensación de la falta de control nunca le había parecido agradable. No le gustaba sentirse a merced de otra persona.

Además, para repeler el imperio debía tener buen control mental. Dudaba que, en esas condiciones, lo siguiera teniendo.

-Si el maleficio que he estado practicando con los magos da resultado, no tendré necesidad de hacerlo. Además, no me gustaría que él tenga un amor falso por mí, ¿sabes? -Preguntó Zabini.

- ¿A mí que demonios me importa? -Replicó Weasley con fastidio en su voz. - Solo haz tu parte y yo haré la mía. Oye, ¿crees que el crucio fue mucho para el niño? Ya no está llorando.

Draco ya no escuchó nada más, pero pudo ver como dos siluetas se acercaban a la habitación. Se tensó y su espalda se resintió un poco, producto de la reciente maldición que había recibido por Teddy. Los nervios subieron por su garganta, pero luego de unos segundos se relajó. Mientras Teddy estuviera bien, no le importaba lo que le pasara.

Miró sus manos y deseó tener su varita. Aunque seguramente la habitación tuviera algún tipo de encantamiento para inhabilitar la magia. Pensó en hacer magia sin varita, pero nunca lo había intentado, ¿valdría la pena intentarlo ahora? Quizá podría conjurar un relasio para que su mano estuviera libre o quizá un calvarium, sería divertido ver a la comadreja sin su odioso cabello rojo.

Stay Close To Me. (Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora