La Laga: segunda parte. SOY GENIAL

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24.

Tyler y Henry salieron a la parte trasera del edificio, era un patio con suelo de piedra, unos tres metros por encima del estacionamiento Había macetas enormes con plantas muy desarrolladas de forma ornamental por aquí y por allí. Y junto al edificio había una escalera que subía a la terraza, donde había un invernadero. 

Desde donde estaban, en el patio, ambos chicos eran visibles desde dentro, pues las paredes de ese lado eran de vidrio, por lo que ellos podían ver dentro del edificio. 

"¿Qué  quieres jugar?" Preguntó  Henry, sintiéndose bastante fuera de lugar al jugar con un niño.

"Rayuela."

Eso a Henry le pareció extraño. Miró alrededor, pero no vio ningún avión de tiza pintado en el suelo.

"¿Tienes tiza?"

"No…"

"¿Entonces cómo  pretendes jugar Rayuela?"

"No lo sé.  Nunca lo he jugado, pero sé  que los chicos pobres lo juegan… la verdad nunca jugué  muchas cosas de niños."

"Eres un bicho raro." Comentó  Henry. "Pues si no hay tiza no podemos jugar eso…." Entonces,  de pronto, Henry vio dentro del edificio a Robert,  él psicólogo escolar, vertiendo un líquido de una botellita en una copa de dos que traía. Eso a Henry se le hizo mucho más interesante que pasar el rato con Tyler. "¿Qué tal si jugamos a las escondidas?"

"OH, he oído hablar de eso. ¿Cómo se juega?"

"Tú te escondes, yo te busco. Y cuando te encuentre, al revés."

"Suena divertido."

"OH, claro que lo es."

Henry cerró  los ojos, contó hasta diez en lo que Tyler se escondía,  y al abrirlos, en vez de buscarlo,  fue a interceptar a Robert.

"Hola señor. ¿Se divierte?"

Robert dio un respingón, al mirar atrás vio a Henry con las manos tras el cuerpo y una mirada inocente.

"OH, mira nada más. No sabía que estarías aquí Henry."

"¿Usted por qué está aquí? Creí que era solo un hombre aburrido que hace terapia. No se ve muy rico."

"Pues me colé… yo…." Entonces dejó de hablar. Decir la verdad le salía ridículamente fácil frente al chico. "Me tengo que ir."

"¿Qué le puso a su copa?"

"Veneno… ¡Quiero decir! No es que sea veneno, solo es veneno. ¡Mierda!" Todo su plan se había ido al garete.

A Henry se le prendieron las alarmas. Vaya que eso sí que era interesante.

El señor Robert empezó a caminar en una dirección  aleatoria solo para alejarse de Henry. Prácticamente no veía por dónde iba.

Henry por su lado, lo persiguió sin parar de hablar.

"¿Veneno para quien?"

"Para mí padre."

"¿Quién es su padre?"

"El que montón esta gala."

"¿El padre de Tyler?"

"¡Deja de seguirme!"

Robert a este punto estaba corriendo. Henry se le pegó atrás como un chicle sin dejar de hablar. El poder de la verdad era más interesante cuando perseguían un delincuente."

"YO SABÍA QUE USTED NO ERA DE FIAR."

En realidad no lo sabía, pero quedaba bien decirlo.

Robert se detuvo, Henry lo acorraló en las escaleras del sótano.

"¿Por qué no puedo mentirte? Esto es muy extraño."

"¿Por qué  querrías matar al padre de Tyler?"

"Por el dinero. ¡Mierda!"

Robert tiró la copa con veneno al suelo. Ya no le servía si había un testigo. Prefirió mejor encargarse del chico antes que fuera tarde. Henry, quien de repente se vio en peligro, le arrojó a la cara lo único que tenía a la mano: una jeringa con insulina en su bolsillo.

"¡Mi ojo!" Gritó el hombre luego del impacto.

Robert retrocedió, resbaló en el suelo encerado y lleno de vino, cayó de espaldas y rodó escaleras abajo. El cuerpo  cayó aparatosamente y se llenó de heridas. Cuando cayó al fondo, con un sonido seco, Robert ya no decía nada.

Henry se asomó por el umbral de la puerta del sótano, divisó una figura retorcida por allá en la penumbra. Nadie había visto lo que pasó, estaba en una zona decirte del edificio.

"¡Diablos! Lo maté…" dijo el chico, contemplando el accidente. "Oh dios mío… ¡SOY GENIAL!"


Nota:
Se suspenden los capítulos diarios  hasta nuevo aviso.
Gracias por leer.

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