Capítulo 1: Piso 10

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Nueva York

— Amity, aún no comprendo por qué tenemos que hacer esto. —Boscha Banshees caminaba junto a su peliverde amiga por las calles de la ciudad más famosa del mundo. La chica iba cruzada de brazos, mentón arriba y con una mirada mortal.

— Te lo he explicado mil veces ya, Boo. Mi padre cree que es mejor mantener el perfil bajo por unos meses, y tiene razón. —respondió pacientemente la más baja de las dos con su vista al frente.

Al contrario de Boscha, Amity caminaba por las calles de Nueva York sin intenciones de atropellar a las personas. La chica sabía que tenía a esa ciudad en la palma de su mano, no hacía falta ningún esfuerzo para mantenerlo así.

— Pues, para tu padre es fácil decirlo porque él vive en una mansión en Los Ángeles llena de gente para servirlo, con una piscina en un enorme jardín y con muchas comodidades para relajar su viejo trasero, mientras tu madre se hace su quinto masaje del día con esos estúpidos hombres musculosos porque le gusta que la manoseen. —continuó quejándose con sinfín de muecas— En cambio, nosotras llevamos toda la mañana perdidas, tratando de buscar un insulso departamento que cumpla con nuestras necesidades. —agregó, exasperada.

— Boo... —esta vez Amity giró a verla con intenciones de volver a calmarla.

— ¡No, nada de Boo! —la interrumpió ya furiosa, frenándose en medio del gentío para enfrentarla mejor— Somos millonarias, Ams. —concluyó— Que digo millonarias, ¡Somos multimillonarias! —se corrigió, mirándola con enojo— Si quisiéramos, podríamos comprarnos un edificio para cada una en la calle más lujosa de toda esta ciudad. —revoloteaba sus manos, señalando a cualquier cosa con tal de enfatizar su punto, pero mirando fijamente a su socia.

La empresaria suspiró a la par que cerraba sus ojos.

Necesitaba más paciencia.

Al abrirlos nuevamente con una mirada serena, respondió— Eso solo provocaría que tengamos a la prensa en nuestros talones antes de que alcances a tener sexo con Willow en cada rincón de ese edificio, Boscha. Alertaríamos a la competencia y todos nuestros negocios se irían a la mierda. ¡A la mierda! —recalcó con los ojos bien abiertos— Además, si no me equivoco, fue idea tuya que nos mudáramos aquí para ganar nuevos mercados. Y si eso es lo que quieres, es mejor hacerle caso a papá y buscar un departamento en el cual pareciera que no viven las dos dueñas de Industrias Banblights. —le dijo con ironía, nombrando la compañía de ambas chicas para luego dar media vuelta y continuar su camino, dejando claramente por finalizada la conversación.

Boscha la siguió con la mirada fruncida al mismo tiempo que buscaba la manera de responder. Suspiró derrotada al entender que Amity no tenía remedio y que no lograría hacerla cambiar de parecer. Cuando notó que la ojiambar había avanzado unos cuantos pasos ya, se apresuró para seguirla.

— ¿Al menos podemos tener un jacuzzi? — preguntó al recapacitar.

— Una vez que consigamos el departamento, puedes hacer lo que se te plazca. Pero recuerda: Es una situación de pocos meses. —puntualizó— Una vez que sepan que estamos ganando terreno en esta ciudad, adiós pobreza. Tú te puedes ir a vivir con Willow o con quien quieras y yo con Gus. —concluyó.

— Claro, si es que tu novio se decide venir a vivir contigo. —bufó la ojiazul para después sonreír maliciosamente— Tú sabes cuánto le cuesta a Augustus dejar a las prostitutas de Los Ángeles. —agregó, con intenciones de despertar la ira de Amity.

Después de todo, alguien tenía que pagar por lo que ella estaba viviendo.

La más baja no se vio afectada por el comentario, siguió caminando con la vista al frente. Eso le dio pase a Boscha para seguir atacando al hombre.

No soy para ti | LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora