Capítulo 10: No soy tu protectora

680 71 6
                                    

Al día siguiente, oficina de Amity.

Boscha entraba a la oficina que estaba junto a la suya para intentar calmar a su socia. Había pasado media hora tratando de concentrarse en su trabajo sin prestarle atención a los gritos de la chica, pero hubo un momento en que ya no los pudo aguantar y se levantó de su silla para ir a intervenir.

– ¡Que sea la última vez que esto pasa! – frente a la empresaria había unos siete empleados alineados con la cabeza agachada mientras Amity caminaba delante de ellos. Boscha entró, y apoyándose en el escritorio, se decidió a mirar. Le encantaba cuando Amity perdía sus cabales. – ¡No lo voy a permitir! – la pelimenta caminó hasta el escritorio y agarró un montón de papeles – Estos son sus currículums. – agarró uno al azar y lo leyó – Secretaria ejecutiva durante tres años en Waterhouse Cooper. Manejo de tres idiomas. Bla, bla, bla. – lo tiró al piso y agarró otro – Licenciado en manager de negocios con un doctorado en Yale, etc. Etc. – agarró todos los papeles y los cortó por el medio para después hacer una lluvia de papel con los mismos – ¡¿Todo eso para qué?!...– silencio – ¡alguno conteste!... ¿Para qué, Skara? – ordenó, parándose enfrente de su secretaria privada.

La mujer subió la cabeza y buscó ayuda en Boscha, se dio cuenta que no la iba a encontrar cuando vio su sonrisa malévola. – Señorita Blight... lo sentimos mu...

– La respuesta es...– volvía a su normal tranquilidad – Todo para que cuando su jefa se quiera tomar una aspirina y vaya a buscar agua para hacerlo, el dispensador esté vacío. – contó el final de la cuestión.

– No es mi cul... – uno de los chicos quiso hablar, pero la mirada de la empresaria se lo comió.

– Retírense. – les ordenó, dándose la vuelta hacia su escritorio. Ninguno de los empleados dudó un segundo en acatarlo.

– ¡Hey, tú! – Boscha frenó a su propia secretaria, poco le importó que había caído en el reto de su socia – Katherine...

– Es Cat. – la corrigió la chica.

Boscha giró los ojos.

– Katherine ¿qué te dije de la falda? – le preguntó, haciendo que la joven mirara su vestimenta.

La chica se agarró el final y la subió unos cinco dedos por arriba de la rodilla – ¿Así está bien? – preguntó ruborizada.

– Camina hasta la puerta como te dije y después lo charlamos en mi oficina. – le respondió la magenta, despidiéndola. La mujer hizo caso y salió agitando bien su trasero como le había enseñado su jefa.

– No tienes remedio, Boscha. – la reprendió Amity.

Boscha esperó a que todos los empleados salieran para mirar a su amiga que ya estaba sentada en su trono y con una lapicera firmaba papeles.

– Oye, Mity, no es que me moleste, porque tú sabes que cuando se trata de torturar gente a mí me encanta, pero ¿Qué demonios pasa contigo hoy? Nunca en mi vida te había visto perder los estribos tantas veces en un mismo día. – agregó.

La pelimenta soltó la lapicera bruscamente para después agarrarse la cabeza y apoyar sus codos en el escritorio.

– Dime que tú estás tan preocupada como yo, Boo. Son las seis de la tarde y aún no sabemos nada. – soltó de repente.

La magenta suspiró y caminó hasta el sillón que su socia tenía en su oficina – ¿Por la rarita? por supuesto que sí, – le aseguró una vez sentada – pero Ams, no podemos...

La empresaria salió de su posición y se paró nerviosa para caminar por su amplia oficina – No me digas nada, Bosh, ¿Cómo carajo se nos ocurrió dejarla ahí? Tuvimos que haber hecho algo. No apareció en toda la noche. – le recordó.

No soy para ti | LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora