Capítulo 37: Wiwi

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En el living de la casa Blight

¿Qué pasó? ¿Cómo estás? ¿Dónde está Luz? ¿Y Morgan? ¿Cómo te fue en la playa, cariño? ¿Te divertiste? ¿Quieres comer algo?

Esas fueron apenas algunas de las tantas preguntas que recibió por parte de su madre cuando entró junto con Beth a la casa. Unas iban dirigidas a la pequeña también, Amity las distinguió por el tono de voz.

Giró los ojos ante la locura de su madre.

—Estoy bien mamá. Tengo mucho en mi cabeza, pero estoy bien —aseguró—. Luz y Morgan están juntas —contestó bajando a Beth para que la pequeña fuera a saludar a los recién hospedados en la casa. Todos se veían más tranquilos, con la llegada de Manny los grupos se dividieron y las conversaciones eran variadas con un aire más ligero.

—¿Las dejaste solas? —preguntó Odalia sorprendida.

—Sí, madre —no necesitaba que Odalia le recordara las ganas que tenía de espiarlas—. Me cuesta —confesó—, pero Luz tiene que encontrarse con su hija y Morgan con su madre —afirmó con seguridad y caminó hasta donde estaba Boscha ya lista para su cita con un lindo vestido negro y su cabello suelto hasta la cintura. Hablaba con Camila, Manny y Alador en lo que parecía una animada conversación de la cual Amity estaba segura que la alejaría de la mirada inquisidora de su madre y que su mente saliera de la playa al menos por un momento.

—Estás preciosa, Bosh —la felicitó al apenas llegar.

—Lo sé, Ams —admitió su socia con poca humildad—. Pero escucha esto —señaló a Manny—, te vas a morir cuando te enteres... Empieza a hablar, viejito número dos —Alador giró los ojos y Manny solo río un poco.

—Buenas tardes, Amity —el hombre pasó de la orden de Boscha y priorizó la educación antes que nada—. Tengo entendido que recibiste una pequeña sorpresa, ¿es así? —Amity asintió con una sonrisa— Y también tengo entendido que mi hija dejó la famosa semillita en tu vientre...

—¡Por favor! —Boscha no evitó una carcajada— ¿Semillita? ¿En serio? —miró a Manny— Ya tenemos una monja que se encarga de decir esas estupideces, así que tú lo tienes que decir tal cual es, viejito número dos... ¡Tu hija preñó a Amity! ¿oíste? —entre adultos no se controlaba— Tu hija y su inmenso rarón le llenaron la cocina de humo a mi amiga y...

—Boscha, hija mía —la hermana Lilith aparecía en la conversación silenciandola— ¿Qué es lo que te ha hecho alejarte del rebaño de Dios? ¿Con qué pecado te has visto tentada por Satán? —la mujer la persignó.

Boscha abrió grande los ojos— Eeeh... hermana, no es lo que...

—Hija mía, voy a rezar por ti y cuando volvamos le voy a pedir al padre que te exorcise —juntó sus manos delante de su cuerpo—. Mientras tanto sería bueno que rezaras cincuenta padre nuestro y cincuenta ave María, hija. ¡Tenemos que sacarte de ese mal camino! —dio media vuelta y dejó el grupo.

—No te preocupes, Bosh —Amity notó su expresión y le dejó una palmada en la espalda—. Poco va a tardar la hermana en darse cuenta que del mal camino no vas a salir ni aunque te bañes en agua bendita —todos rieron ante
el comentario.

—Yo que tú me cuidaría de las bromitas, culona —le advirtió—. No querrás que cuente delante de tus suegros y tus padres lo que cierta rarita y tú han estado haciendo en la cocina, o en tu oficina, o en cierto callejón cerca del es...

—¿Qué era lo que querías contarme, Manny?

El hombre se demoró un poco en contestar, su mirada iba de una sonriente y maligna Boscha hasta una muy sonrojada Amity.

No soy para ti | LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora