Capítulo 24: Llegó la pizza

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Rato después, oficina de Amity

La empresaria había decidido que mejor ella misma acompañara a Luz hasta el estacionamiento. No porque no confiaba en Skara, sino porque la mujer aún no salía del estupor de ver a la tatuadora desnuda, y también porque si ella misma la acompañaba, de esa manera podía aprovechar el ascensor para repasar las partes de la boca que tanto amaba y dejar que Luz esculcara su boca como ella quisiera, o podía aprovechar la poca luminosidad del parqueadero de autos para, apoyadas en el camioncito de helados, repasar el contorno de su pene con sus propias manos. Y  de paso, también podía dejar que Luz se desquitara jugando un rato con sus pechos. En fin, hicieron todo eso y un poco más.

Toda la diversión terminó cuando el guardia del estacionamiento encendió el pitido que avisa la entrada de un nuevo auto y Amity le dio el último y profundo beso a su novia para dejarla ir toda rezongona con una erección sin tratar. La sonrisa que Amity portaba en su rostro a medida que caminaba por el edificio le dio de qué sospechar a más de uno de sus propios empleados. No sabía si la miraban por eso o por su raro caminar, sea por lo que sea, ella lo llevaba con orgullo, la sonrisa porque tenía una novia que la hacía enamorarse cada vez más, y su caminar porque para ella era una medalla de honor, no cualquiera recibe el exclusivo trato del rarón y vive para contarlo.

— Skara…—llegó al escritorio de su secretaria.

— ¿Se encuentra bien, señorita Blight? —la mujer la miraba como una madre preocupada mira a su hijo.

Amity alzó una ceja y contestó— Estoy perfecta, Skara, gracias por preoc…

— ¿Está segura? Porque... disculpe si me meto pero… es que… cómo decirlo… lo que vi es… es… es…—por su preocupación no encontraba las palabras.

— Skara, —la frenó— estoy muy bien. Agradezco tu preocupación de todas maneras —tampoco había tanta confianza entre las dos— ¿Terminaste con tus tareas?

— Por supuesto, señorita Blight —le aseguró orgullosa de su propio trabajo— Ya limpié su agenda de hoy como usted me ordenó y todos los asuntos urgentes ya están solucionados —informó.

— Perfecto —Amity le sonrió— Da el aviso de que todos los empleados tienen el resto del día libre y después de eso puedes retírarte. Muchas gracias por todo, Skara —seguía con su sonrisa presente— ¿Algún problema? —la mujer se le había quedado mirando como si de su boca escupiera fuego.

— Disculpe, pero… ¿me podría repetir lo que acaba de decir, Señorita Blight? —pidió con respeto.

— Skara —Amity se resignó— No has escuchado mal ni nada por el estilo. No tengo la cabeza en el correcto lugar para trabajar esta tarde— la pícara mirada de Skara lo dijo todo— ¡Exacto! —Amity le adivinó el pensamiento— Ya sabes dónde está mi cabeza ahora y por eso mismo no quiero trabajar, así que no puedo obligar a mis empleados a hacerlo. Por lo tanto, tarde libre para todos. No pasa nada si en una tarde no trabajamos —culminó su anuncio para retirarse a su oficina— Hazte cargo, por favor —ordenó suavemente.

Skara miró el teléfono sabiendo que le esperaba una difícil tarea de convencer a los empleados de que lo que decía no era una broma.

Apenas entró a su oficina, se encontró con la mirada de su socia sobre ella. Estaba sentada sobre el escritorio y la miraba seriamente con los brazos cruzados. Amity le respondió mirándola con la misma seriedad. Boscha fue la primera en quebrarse cuando de su boca salió un sonido de burla y le abrió los brazos a su amiga.

— Boo…

Corrió a sus brazos y se fundieron en un fuerte y acogedor abrazo de esos que se daban en verdaderos momentos de necesidad y que solo recordaba haber compartido en cinco ocasiones: Uno cuando ganaron su primer campeonato Nacional de porristas, otro cuando Boscha le confesó a Amity su orientación sexual, el tercero cuando Willow le dijo a Boscha que estaba enamorada de Ernan, el penúltimo fue cuando el test de embarazo que se tuvo que hacer Amity porque pensaba que estaba embarazada de Augustus salió negativo, y el quinto y último fue hace unos días luego de que Willow anunciara su noviazgo con Hunter. Este era el sexto en casi veinticinco años de amistad.

No soy para ti | LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora