11 - PARTE ONCE

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AÑO 2027 - PUEBLO KAIRASAYURI.

— Bien. Solo vas, tocas el timbre, preguntas y te vas — Sana se animó a sí misma, tragando saliva porque nunca había hablado con los padres de su mejor amiga.

¿Y si la insultaban? ¿Si la despreciaban? ¿Si le prohibían a Jihyo estar con ella? Claramente no haría eso, pero igual sería súper incómodo, así que ojalá no hagan ninguna. Probablemente ni siquiera estén sus padres, porque estos siempre trabajan.

Se acercó cautelosa y tocó el timbre lentamente.

Para su sorpresa, la atendió una mujer sonriente y relajada, muy parecida a Jihyo en rasgos. Era su madre.

— ¿Qué se le ofrece? — le preguntó amablemente, esa sonrisa Sana no creía que los padres de Jihyo podrían tener.

— Ah, hola... Soy amiga de Jihyo, emh. Venía a ver si podría hablar con ella — pidió tratando de sonar amable, pero lo preocupada le gana.

— Oh, tú debes ser Sana — Jihyo ya les había hablado a sus padres de ella.

— Sí, lo soy — casi sonrió orgullosa.

— Es un gusto conocerte, pero te lamento informar que Jihyo hace una semana se fue a la cuidad a trabajar como mesera en un restaurante, no ha vuelto para no tener que pagar mucho transporte — la mujer le informó.

A Sana se le borró la sonrisa en cuanto la escuchó, su rostro se transformó en impresión mientras procesaba que Jihyo se había ido, sin decirle, sin despedirse... sin ella.

— ... ¿Se ha ido, hace una semana? — intentó asegurar.

— ¿No te lo dijo? Debe tener una razón. Deberías llamarla — la mujer le sugirió, no sabiendo que Sana es lo único que ha hecho toda la semana; llamar y llamar a Jihyo hasta el cansancio, sin éxito de que la otra línea conteste.

— Lo haré — aceptó — ¿Podría hablar con Chaeyoung? — preguntó por la hermana de Jihyo, ella debía saber más sobre eso.

— La llamaré, entra — la mujer se fue escaleras arriba mientras Sana entraba y veía la sala, un hombre veía la televisión pero no quiso molestarlo con presentaciones innecesarias

— ¿Qué ocurrió? — la hermana mayor de Jihyo bajó las escaleras, entonces Sana se acercó para que nadie más la escuchara. No ha hablado mucho con ella, pero sí se llevan bien.

— ¿Tú crees eso de Jihyo trabajando? — fue directa porque estaba preocupada y se dió cuenta del rostro serio de Chaeyoung.

— ... Le creo, pero también creo que oculta algo — Sana asintió de acuerdo.

— ¿A ustedes les ha contestado?

— Sí, en las mañanas, de las cinco a seis porque es su hora libre, en las demás trabaja, come o duerme. ¿No te contesta? — preguntó y Sana negó decaída, sacando su teléfono para ver si había alguna llamada que fuera hecha por ella a esa hora. Sí la había.

— Nunca. Tengo llamadas perdidas de parte mía, y registradas a las cinco y quince. Ni siquiera me dijo que se iría — si no salía de allí, iba a llorar.

— Le preguntaré por eso mañana, también para ver si consigue un descanso para que venga — Chaeyoung trató de confortar un poco su ánimo y Sana sonrió.

— Tiene quince años, ¿cómo consiguió trabajo? — preguntó confundida.

— Mintió sobre su edad, parece mayor — entonces Sana recordó cuando le dijo a Jihyo que había crecido, que estaba más sexy. Se sonrojó un poco y apretó los labios.

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