19 - PARTE DIECINUEVE - FINAL

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Sana se mantuvo llorando unos minutos hasta que le dolió aún más la cabeza.

Se echó al suelo después de verificar que la jaula no se podía abrir sin una llave. Había buscado una solución pero no había, así que solo quedaba echarse y esperar un milagro.

El cual llegará realmente.

Por otro lado estaba Momo y Tzuyu fingiendo ser más grandes de lo que son, ayudaba que las verdaderas soldados no habían sido muy altas y los uniformes les cabían muy bien a sus cuerpos de adolecentes.

Momo iba al frente, están seria mientras buscaba a el soldado superior Yang Kun. Una de las soldados, Kang Kaito, les había dicho amenazada que Yang Kun era quien tenía la llave de la jaula, así que necesitaban mentirle y sacarle la llave.

— Momo, ese es — Tzuyu apuntó discreta hacia un hombre de uniforme, que parecía revisar algunos papeles. Su etiqueta decía exactamente el nombre buscado.

— Llamame Minju cuando haya gente, Kaito — Momo la regañó y se dieron en el plan de ir hacia el soldado.

— Fue un descuido — Tzuyu se excusó y llegaron hacia el hombre que parecía inspeccionar sus rostros.

— ¿Qué hacen aquí? Las mandé a darle de comer a la hija del científico Minatozaki — ambas menores se quedaron estáticas viéndolo, sin reaccionar, pero Momo aprovechó rápidamente.

— Ehh... Lo sentimos, perdimos la llave — Momo hizo una pequeña reverencia y Tzuyu le siguió sin entender bien.

— Oh, ya recordé — el hombre dijo y buscó en sus bolsillos — No la perdieron, ni siquiera se las di — les dió la llave que Momo tomó encantada — La comida empaquetada está a unos metros de la jaula. Apresurense y luego custodian la entrada — les ordenó para luego ignorarlas por los papeles.

Momo pudo leer un poco y se dió cuenta que era información sobre Jihyo, el soldado debe estar informándose por si se salía de control, tal vez.

— Sí, señor — se inclinó de nuevo y se fue de ahí, con Tzuyu siguiéndola sin decir palabra alguna.

— Fue más fácil de lo que creí — Tzuyu murmuró

Ambas buscaron rápidamente el almacén donde debía estar Sana, encontrando fácilmente porque un soldado estaba custodiando la entrada.

— Venimos a darle comida a la hija del científico Minatozaki — Momo no parecía inmutarse al nerviosismo, y Tzuyu atrás de ella solo quería vomitar porque tenía el estómago revuelto de tanta tensión.

— Se las dejaré, informe cualquier incidente — el soldado se fue y Momo suspiró para entrar.

— Para ser un asunto importante para el gobierno, fue fácil engañarlos — Tzuyu murmuró viendo el oscuro almacén pero no lo suficiente para no ver.

— Porque están confiados, están seguros que nadie sabe sobre Jihyo y no piensan que alguien entrará — Momo explicó y buscó rápidamente — Si estuvieran alertas, estaríamos arrestadas.

Tzuyu hizo una mueca y encontró lo que buscaban.

— Hola, Sana — saludó sonriente y Momo la miró con el ceño fruncido — Oh, cierto. Venimos a sacarte de aquí — hizo mejor entrada.

— ¿Tzuyu? ¿Momo? — Sana restregó su rostro para quitar todo rastro de lágrimas y las miró — Están aquí — susurró incrédula.

En ningún momento había pensado en ellas, porque no creyó que tendrían algo que ver ahora, pero justo en ese momento estaban frente a ella con una llave.

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