Capítulo 4: Nueva vida

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Habían pasado unos días, días en los que Sa-wol no despertaba y, como distracción, Hyun-min ayudaba al mayor con el enorme huerto que poseía a un par de kilómetros de la casa. Por suerte, tras mucha espera, Sa-wol por fin despertó.

-Me alegra que estés de vuelta entre los vivos -la chica le dio un fuerte abrazo-. Estaba tan asustada.

-Lo siento -se disculpó con la cabeza agachada-. No pensé en las consecuencias, ni en la gente que sufriría.

-Bien, ahora que lo has pensado... -lo golpeó en el hombro-. No vuelvas a hacer algo así, sino seré yo la que te mate.

-Está bien -asintió frotándose la zona golpeada-. No volverá a pasar.

Hablaron durante horas sobre lo eterna que había sido la espera, o eso le pareció a ella cuando creyó perder a su hermano.

-¿Puedo pasar? -les preguntó el mayor y ambos hermanos asintieron-. No sé exactamente cuánto dolor sentís ahora mismo -suspiró sentándose al lado de Sa-wol-, pero irá disminuyendo cada día, poco a poco, y se convertirá en añoranza. Todos debemos vivir convirtiendo ese dolor en añoranza por los que nos van dejando.

-Me pongo triste y me molesto, y luego la echo de menos -al escuchar las palabras de Sa-wol, su hermana entrelazó sus dedos con los de él-. Tengo miedo... -hizo una pausa para secarse una lágrima que caía por su mejilla-. Me da miedo olvidar lo que siento ahora.

-Creces tan rápido -sonrió el mayor-. Estás madurando, ya lo creo.

-Es normal que te dé miedo olvidar este sentimiento, pero no lo harás. Por desgracia o por alegría, este dolor seguirá por siempre y debes aprender a vivir con él -le recomendó su hermana dándole un abrazo-. Voy a estar para apoyarte, al igual que nuestro entorno.

-Gracias -dijo en un susurro levantándose y caminando hacia dónde sus amigos estaban.

Hyun-min lo observó hasta que desapareció de su campo de visión. -¿Estará bien?

-Lo estará. ¿Y tú?

-Mi hermano está sano y salvo, eso es lo que importa.

-Tus sentimientos también importan -puso un brazo sobre los hombros de la chica-. ¿Cómo te encuentras?

-Bien -asintió no muy convencida-. Estaré bien.

-¿Y ahora?

-¿Cuándo irá a cuidar de los cultivos? -preguntó en un intento de cambiar de tema.

-En una hora, ¿por qué?

-Me gustaría compensar el tiempo de asilo que nos ofrece.

-Deja de tratarme de usted, por favor, además sabes que lo hago con gusto -se levantó y ella lo imitó-. No es necesario compensar nada.

-Quiero hacerlo -lo miró con una sonrisa, mientras él suspiraba sin querer insistir.

Ambos se dirigieron a una habitación contigua a la que estaban, empezando a ordenarla para colocar una segunda cama que utilizaría Hyun-min. Pasada la hora, se despidieron de los cuatro jóvenes amigos y caminaron hasta el invernadero.

-No puedo creerme que consigan vivir tantas plantas en una zona tan mala -comentó Minnie paseando por el lugar-. Es usted un genio.

-¿Qué te he dicho? -la recriminó cariñosamente.

-Está bien -rio-. Eres -se corrigió la chica haciendo hincapié- un genio.

-Simplemente he conseguido encontrar un método efectivo para que vivan sanas.

-¿Has pensado en hablarlo con el presidente? -él negó-. Por lo que he oído, mantenéis una buena relación.

-Esos mocosos... -suspiró-. Ya te han ido con el chisme.

-¿Entonces es cierto?

-Es cierto a medias -lo miró con curiosidad esperando a que se explicara-. Ser presidente le quita mucho tiempo, eso es todo.

Hyun-min sabía que había algo más, pero no quiso insistir, por lo que cambió de tema. -¿Has oído que abrirán una nueva zona para que los refugiados vivan mejor?

-Lo he oído, sí -el hombre afirmó-, pero prefiero no creer hasta no ver.

-Si es real, me parece una idea muy buena para poder integrar a los refugiados en un lugar dónde no deban luchar por sobrevivir.

Él asintió, mirándola con una sonrisa. Al igual que Seol-ah, el mayor también era feliz al ver la madurez e inteligencia que Hyun-min poseía.

-Espero que nunca dejes de lado esas ganas de cambiar el mundo -él la agarró de la mano con cariño-. Te llevarán muy lejos.

-Gracias, yo... -sus palabras fueron interrumpidas por el ruido de la puerta-. ¿Esperas a alguien? -el hombre negó.

Ella decidió sentarse tras un conjunto de plantas, dónde podía quedarse sin ser vista por nadie. Escuchó pasos acercarse y luego una voz que no supo reconocer en un principio.

-¿Podrías ver esto? -preguntó el desconocido-. Es del distrito A.

El sonido de un pequeño tarro de cristal llamó la atención a Hyun-min, que quería asomar la cabeza con curiosidad.

-Tenéis a Yoon Sa-wol y a Yoon Hyun-min, ¿verdad? -esto alertó a la chica-. A ambos les dispararon en la cabeza y sobrevivieron, recuperándose a gran velocidad. ¿Sabías que eran mutantes?

Minnie se quedó pensativa cuando escuchó esa palabra. Su cuidadora Seol-ah le había hablado de algunos hijos de mineros que fueron infectados por una radiación y se convirtieron en lo que ahora se les llamaba 'mutantes'.

-Su padre trabajaba en una mina de oxianio y estaba rodeado de material radioactivo -explica el hombre mayor.

-Los hijos de las minas... -hubo un silencio de unos segundos, hasta que continuó-. Han desaparecido casi 100 niños refugiados y hay secuestros en los distritos generales -la chica escondida, que quería asomar la cabeza, estuvo más atenta a las siguientes palabras, ya que era algo que varias personas le habían dicho ya-. Son todos jóvenes, rondan la edad de Yoon Hyun-min.

-¿Para ti es importante que sean mutantes? Ahora mismo ellos son un caos, déjamelos un tiempo, por favor.

Hyun-min finalmente salió de dónde estaba y se dirigió a un escondite más cercano. Pero, para su desgracia, unos cristales cayeron, rompiéndose en pedazos y haciendo un sonido suficientemente alto como para llamar la atención de los otros dos.

-¿Estás acompañado? -se le preguntó al hombre y Minnie por fin pudo ver de quién se trataba el extraño.

-¿5-8? -susurró ella, soltando un jadeo de sorpresa, pero rápidamente se tapó la boca.

-¿No debes seguir con tu trabajo de repartidor? -el nerviosismo en la voz del mayor era bastante notorio, pero 5-8 decidió ignorar su intuición y asintió.

Tras una breve despedida, el repartidor se marchó y la chica pudo salir de su escondite.

-Un día me darás un disgusto, muchacha -el hombre la miró con los brazos cruzados-. Debes ser más cuidadosa.

-Sí, tienes razón -hizo una leve inclinación como disculpa, viendo como él se dirigía a una mesa-. ¿Es cierto lo que dice? ¿Somos mutantes?

-No deberías haber escuchado esta conversación -suspiró, pensando en sus próximas palabras-. Lo sois, pero necesito que no se lo digas a tu hermano.

-¿Por qué?

-Su cabeza está hecha un lío, Hyun-min, no quiero sobrecargarlo con información que no necesita saber.

-¡Pero casi morimos! -ella exclama-. Los dos merecemos saberlo.

-Por favor, dame tiempo.

Minnie lo miró y reflexionó sobre la situación, finalmente aceptando por el bien de su hermano. Ella lo sabía y creía que con eso era suficiente, al menos por ahora.

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¡Holaaa! Después de un tiempo, vuelvo a subir capítulo.

Siento haber tardado tardo, pero estaba de vacaciones y quería disfrutar sin pensar en nada.

¡Pero ya estamos de vuelta!

❖ A N N Y E O N G ❖

Novata [Black Knight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora