Cap.2 Solo una llamada.

5 2 0
                                    

Pov.Darian

De la oficina solo se escuchaban gritos, ambos se gritaban sus errores, pero nunca veían una manera de solucionarlos o de abandonarlos.

Lo único que habían abandonado era a su hijo, a los siete años cuando ellos decidieron que su empresa era más importante que todo. Que su identidad, que su amor y su crianza.

Donde tuve que aprender a cuidarme de todo al ser prácticamente huérfano, donde su única presencia fue en lo económico, sin amor paterno, pero con plata, al menos tenía un punto a favor.

Donde lo único que hacía era hablar y tener bienes materiales de una manera asfixiante, pero una falta de amor desgarradora.

Aprendí lo que es el amor gracias a Lily, esa loca amante de los osos y principalmente mi novia, con la cual había quedado ir a comer pasta, llegué al restaurante y para variar tenía que esperarla. No interesaba que alarma le pusiera, que horario se planteara, siempre llegaría tarde.

Lily siempre ha llegado tarde y estoy seguro de que seguirá haciéndolo. Al inicio me enojaba, pero ahora solo me queda aceptarlo, enojarme no hará que llegue más rápido.

Me pedí algo para tomar y Xan llegaba con una señora al restaurante, me concentré en cualquier cosa con tal de no captar su atención y poco después llegó Lily, se notaba agitada y algo intranquila.

—¿Pasó algo?

—Voy a tener un hermano, mi mamá está embarazada luego de diecisiete años y no se que decirle o qué hacer. Estoy feliz pero wow, no me esperaba. ¿Sabes algo de bebes? Tengo miedo de ser una mala hermana.

—Serás una excelente hermana, puedes estar tranquila por eso. No estaría mal que confiaras un poco más en ti.

—Lo seré, si conquiste al chico más complicado de la escuela puedo con un bebé.

—Claro que puedes y sino puedes, te ayudaré. Los niños me aman.

—En tu vida has estado cerca de un bebé. Apuesto que ni cuando naciste.—Reímos y nos encargamos de pedir comida, Lily se notaba brillante, hacía fácil las pláticas y daba magníficos consejos. Podría con un hermanito.

La comida terminó mucho antes de lo planeado. No estaba igual de animosa que siempre.

—¿Sigues empezando en tu hermano?

—No es eso, solo que este ya es nuestro último año y todo se siente extraño, quiero hacer de estos momentos los mejores, porque muy probablemente luego te vayas y... no quiero arrepentirme de nada.

No pude evitar sonreírle para abrazarla y soltó una risita acurrucandose en mi pecho.

—No hay nada de qué arrepentirse osita.

—Oh vamos, no me digas así.—Hizo una mueca y reí acariciando su cabello para soltarla poco a poco.—Me gustaría quedarme más rato, pero tengo clases y tú un trabajo que terminar.

—Ve con cuidado por favor y me avisas cuando llegues.

—Y cuídate bien, porque no quiero verte con otro ojo morado. Dile a tu abuelo que sus juegos son peligrosos, aunque los haga divertidos.—Le di un corto beso para irme y acomode mis gafas, pensé que no se creerían la mentira del abuelo, mi abuelo llevaba dos años sin regresar de viaje harto de las peleas de mis padres, él sí pudo escapar de ellos.

Mi ojo morado tiene una historia, historia que empezó con mi padre y mi madre discutiendo, discutiendo al punto de tirarse cosas entre los dos y yo evitando que se hagan daño, como dicen los hijos siempre salen heridos en discusiones de padres. No pensé que fuera tan literal.

Mi manera de odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora