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—No, no —respondió la reina Amberly, entre risas—. Solo tuve tres damas de honor, aunque la madre de Clarkson sugirió que debería tener más. Yo solo quería a mis dos hermanas y a mi mejor amiga, que, casualmente, había conocido durante la Selección.

Eché un vistazo a Marlee, y me alegré al ver que ella también me estaba mirando. Antes de llegar al palacio, suponía que aquello sería una competición tan dura que no habría ocasión para trabar amistades. Sin embargo, ella se me abrió desde el primer momento, y desde entonces nos habíamos apoyado mutuamente en todo. Salvo en una única ocasión, no habíamos discutido por nada.

Unas semanas atrás, Marlee había mencionado que le parecía que en el fondo no deseaba quedarse con Maxon. Y al presionarla para que me lo explicara, se había cerrado en banda. No estaba enfadada conmigo, yo lo sabía, pero aquellos días de silencio, hasta que dejamos el asunto, me había sentido muy sola.

—Yo quiero siete damas de honor —dijo Kriss—. O sea, en el caso de que Maxon me escoja y pueda celebrar una gran boda.

—Pues yo no. No quiero damas de honor —apuntó Celeste, por su parte—. No hacen más que distraer la atención. Y como la ceremonia va a ser televisada, quiero que todas las miradas se centren en mí.

Yo estaba que echaba humo. No teníamos muchas ocasiones de sentarnos a hablar con la reina Amberly, y ahí estaba Celeste, comportándose como una niña malcriada y arruinando el momento.

—A mí me gustaría incorporar alguna de las tradiciones de mi cultura en mi boda —añadió Elise, en voz baja—. Las chicas de Nueva Asia usan mucho el rojo en sus ceremonias, y el novio
tiene que hacer regalos a las amigas de la novia para darles las gracias por permitir que se case con él.

Kriss reaccionó al momento

—Cuenta conmigo para tu boda. ¡Me encantan los regalos!

—¡Y a mí también! —exclamó Marlee.

—Lady Nadine, has estado muy callada todo el rato —intervino la reina Amberly—. ¿Cómo te gustaría que fuera tu boda?

Me ruborice, porque aquello me pilló completamente a contrapié.

Jamás había imaginado una boda. Tal vez dentro de mi cabeza jamás estuvo la posibilidad de que realmente me casara alguna vez, así que tuve que hacer un esfuerzo en imaginarme todo.

—Bueno, me gustaría algo que se viera sencillo pero fuera sofisticado. Tal vez todo de blanco. Y a mis hermanas, que todas ellas estuvieran involucradas completamente en el transcurso del día. Que mi papá me lleve al altar.

—Pero eso lo hace todo el mundo —protestó Celeste—. No es ni siquiera original.

Aquel comentario debería haberme molestado, pero me encogí de hombros y respondí de la manera más tranquila.

—No quiero ser original, quiero ser feliz. Quiero estar segura de que las personas más importantes en mi vida están de acuerdo con mi decisión el día más importante de todos.

—Eso es muy bonito —observó Natalie, dando un sorbo al té y mirando por la ventana.

La reina Amberly soltó una risa desenfadada.

—Desde luego, yo también espero que esté de acuerdo. Él o quienquiera que sea el padre de la novia elegida —rectificó, al darse cuenta de que podía parecer que era yo quien estaba eligiendo a Maxon, y no al revés.

Me pregunté si lo pensaba de verdad, si su hijo le había hablado de lo nuestro. Mary dijo que había doncellas que decían que yo era la favorita de la Reina, y me picaba la curiosidad saber si eso era cierto o no, pero sería algo que jamás tendría oportunidad de preguntarle... a menos que si fuera la elegida, entonces lo preguntaría.

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⏰ Last updated: Aug 08, 2023 ⏰

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