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La semana siguiente el ajetreo en casa disminuyó con la salida de mamá y Alessia de casa.

Sorprendentemente si comencé a extrañar los gritos de Alessia al discutir con Kira (aunque todos discuten con Kira), los quejidos de Alessia por todo (a excepción de cuando mamá le dice que había que concentrarse en su música) o a mamá gritando órdenes a diestra y siniestra.

Comencé a pasar mucho tiempo con Austin y con papá, ya que por el momento no había ningún filme en el cual trabajar.

Papá se la pasaba desvariando sobre todo, sobre sus sueños extraños, sobre la última idea que tuvo para un nuevo guion, sobre el clima. Realmente parecía que no podía estar callado ni quieto más de veinte minutos.

Austin tendía a pedirme una y otra vez que lo acompañara al centro comercial para "convivir". La realidad era que yo me metía al cine por dos o tres horas mientras él se dedicaba a ligar o tomarse fotos con quien lo reconocía.

También aproveché para visitar a los Leger, lo cual a mi me encantaba.

Llegué a la casa con mis usuales compras y con el recibimiento de los niños, cuando Aspen llegó a casa.

Esa noche me quedaría a dormir, normalmente cuando eso pasaba Aspen me ofrecía su cama y él dormía en el sillón, pero antes de eso, nos sentábamos juntos y hablábamos de cualquier tema.

—Entonces, en pocas palabras, Kamber y Celia quieren ser actrices —dije.

—Si, y no importa cuanto les diga lo improbable que sea eso, ellas no sacan ese tema de su mente.

Yo fruncí un poco el ceño.

—No deberías desilusionarlas así. No necesariamente es una idea tan loca.

—Por favor, Nadia, sabes perfectamente que una seis no aspira a esas cosas —dijo él con un tono un poco más serio.

—Pero me tienen a mi. Tal vez pueda hablar con papá y...

—Basta, Nadine. Me estoy cansando que intentes solucionar todos los problemas de mi familia por lo que puede lograr la tuya.

Me senté un poco más recta.

—Aspen Leger, ¿estás insinuando que le tengo... lastima a tu familia? Porque déjame decirte que eso me ofende mucho.

—Bueno, Nadine, es lo que estas aparentando, una y otra vez. Vienes dos veces a la semana a traernos víveres, ofreces darnos tu compensación económica si quedas seleccionada, dices que convertirás a Kamber y Celia en actrices... y son años los que llevas haciendo esto. Basta.

—Aspen, yo jamás...

—Admítelo, Nadine, tienes una familia perfecta, llena de talento, lujos y comodidades. Y vienes a probar cuanto poder tienes gracias a la posición en donde naciste aquí.

Sentí como algo en mi se estaba quebrando.

—Aspen, yo jamás los he visto como caridad, son prácticamente parte de mi familia. He crecido contigo, Kamber, Celia. Estuve cuando nacieron Jemmy, Ivy. No quise separarme de ti cuando falleció tu padre. Quiero que te entré en tu cabeza que no son mi caridad. Son mi familia.

Sentía mis ojos escocer por las lágrimas que me negaba a dejar salir.

Él pareció reconsiderarlo de igual manera, y tomándome de la espalda me acercó a su pecho en un abrazo.

—Lo siento, Dinne. No quise decirlo de ese modo. Es que... es tan injusto todo esto. Sé que tú podrías hacer tanto por todos nosotros, no solo por Kamber y Celia, y te lo agradezco infinitamente. Solo... me gustaría yo también poder hacerlo.

Una Selección DiferenteWhere stories live. Discover now