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Cuando alguien piensa en la vida de un dos piensa que tiene la vida resuelta. Fama, dinero, comida, y sin ninguna falta en la vida. Pero, esa persona, ¿estará dispuesta a los sacrificios que conlleva ser un dos?

Si, tal vez tenga lujos. Si, tal vez tenga fama. ¿Autógrafos? Claro que se firman, y diariamente. Mi armario está lleno de lindos vestidos, faldas, blusas, pantalones y zapatos. Pero, a cambio de todo esto, jamás veo a mis padres, o a mis hermanos. Papá siempre está de viaje, siendo que es director de cine y necesita estar de allá para acá con sus rodajes. Mamá es dueña de una disquera, y esta comprometida a su trabajo 24/7. Ya ni se digan mis hermanos: tres de ellos, presos de la fama.

Alessia, la mayor de todas, es el arma secreta de mamá, con su dulce y melodiosa voz, ha cautivado a Illea desde que era una cría, además de ser la sombra de mamá. Donde ella iba, Alessia también.

Luego estaban los mellizos, Kira y Austin.

Kira era una pequeña estrella del desorden y los chismes. Kira en realidad no hacía nada, pero por la fama que existía en mi familia la llamaban para alguna que otra pasarela, y nunca faltaba la revista de chismes que incluyera su nombre en la portada.

Austin, el mellizo de Kira, actuaba en todas las películas de papá, por lo que nunca se encontraba en casa, y cuando estaba siempre estaba en algún centro comercial "cazando" chicas.

Después estábamos Gwen y yo, que al igual que Kira y Austin, éramos mellizas, pero no podíamos ser más diferentes.

Para empezar, el físico. Gwen era rubia, y tenía los ojos negros, que complicaba buscar su pupila en ellos, era alta, y con una figura muy delgada. Yo era bastante más baja, al menos 6 o 7 centímetros más baja que Gwen, mi cabello era castaño oscuro, tirándole al negro, y mis ojos eran marrones. Y mi cuerpo ni de puntitas se acercaba al de ella, tenía masa muscular en lugares como los glúteos, senos y caderas, además de unos cachetes nada envidiables.

Y por otro lado, estaba la personalidad.

Gwen era centrada, lista y una prodigio en las matemáticas. No entendía el porque no podía estudiar algo así como arquitectura, electrónica, ciencias, química, o alguna de esas cosas para gente lista, solo porque ella había nacido como dos y no aspiraba a ser otra cosa más algo como lo eran nuestros hermanos mayores.

Después de Gwen y de mi venían Eadlyn y Zedd. Ellos eran los últimos en el árbol genealógico de los Wilson, y el último grupo que vino en par, ya que la única que vino sola fue Alessia.

Eadlyn y Zedd llegaban a ser incluso tenebrosos, ya que eran unas copias, solo que en femenino y en masculino, hacían todo juntos, y casi nunca hablaban.

Yo era diferente a ellos. No idolatraba la fama, no era increíblemente lista y cada vez que hablaba con Eadlyn y Zedd sentía que ellos sabían algo que yo no.

Pero eso no significaba que no hiciera nada, ni tampoco Gwen, Eadlyn o Zedd. Yo era modelo, y aunque en Carolina no hubiera grandes empresas o marcas, estaba acostumbrada a que me buscaran, gracias a mi apellido; además, normalmente hacia todo por ir a orfanatos y hospitales para vestirme de algún personaje infantil y cantarle a los niños, que aunque mi voz no se parecía a la de Alessia, debía admitir que no cantaba mal. Incluso sabía algo de guitarra y piano. Eadlyn y Zedd actuaban en un teatro en el centro de Carolina, que contenía bastante prestigio y asistía gente de todo el país a ver las obras. Gwen tocaba en una orquesta, ya que tenía el don de los instrumentos, tocaba violín, piano, arpa, chelo, flauta y otros instrumentos de los cuales normalmente olvido los nombres.

Una Selección DiferenteWhere stories live. Discover now