II

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No recuerdo que Kiera Cass especifíque las edades de cada uno de los hermanos de Aspen, así que yo les puse las edades que quice a algunos, si no tiene coherencia con los tiempos o saben la información real de los niños, estaría muy agradecida si me los pudieran decir. Ahora si, el capítulo.

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II

La morocha prácticamente me brincó encima para abrazarme, por mi parte hice lo que pude ya que no podía devolverle el abrazo por las bolsas.

—Celia, en lugar de abalanzarte a la pobre deberías ayudarle con lo que trae —escucho a la señora Lena a espaldas de Celia.

La chica se separó y tomó dos de las bolsas y fue a paso rápido a la cocina mientras se acercaba otro de los chicos de la familia Leger.

La casa Leger era pequeña, más aún contando la cantidad de personas que vivían en el lugar.

—Déjame ayudarte, Dinne —Beckner tomó las otras dos bolsas y después de darme un beso en la mejilla siguió a su hermana menor a la cocina.

Amaba visitar a los Leger, que a pesar de no tener mucho dinero, sentía calidez y cariño en el ambiente, cosa que rara vez sucedía en mi casa.

Cerré la puerta a mis espaldas cuando se acercaron otros dos de los hijos de la familia.

—¡Ivy! —dije con una gran sonrisa al la pequeña de 5 años acercarse a mi extendiendo los brazos, dejándome elevarla al aire.

—¿Cómo estás, Dinne? —me pregunta más atrás el pequeño Jemmy, el cual aún necesitaba el apoyo de algunos muebles para estar en pie.

—Muy bien, campeón, ¿cómo vas, tú? ¿Has avanzado en la rehabilitación?

—Si, estoy a nada de poder caminar solo de nuevo.

—Muy bien —dije con una gran sonrisa que le contagié.

Bajé a Ivy y seguí mi camino hacia la cocina, dónde se encontraba la señora Leger sacando cosas de las bolsas y moviéndose de un lado al otro.

—Cómo está, señora Leger?—pregunté mientras le ayudaba a sacar las cosas para preparar la cena.

—Muy bien, Nadia, gracias por preguntar —me dio una mirada maternal que causo que las patas de gallo se asomaran en las comisuras de sus ojos.

—¿Dónde se encuentra Aspen? —pregunté. Necesitaba hablar con él.

—Salió para buscar a dónde fue Reed ésta vez. Se molestó al saber que ella no iba a tener la oportunidad de participar en la Selección como Kamber y Celia.

Y ahí estaba la Selección de nuevo.

—Claro, había olvidado que ambas cumplían 16 casi al mismo tiempo que Eadlyn y Zedd —dije con desgano.

—Si, así es. ¿También llegaron las cartas a tu casa?

Suspiré pesadamente.

—Si, llegaron para Kira, Eadlyn, Gwen y para mí.

—No sabía que Kira aún estaba en edad.

—Le faltan varios meses para cumplir los 21 aún.

Ambas nos quedamos en silencio un rato, cosa que raramente pasaba. Lena iba varias veces a la semana a ayudarnos con el aseo de la casa, y yo amaba seguirla a todos lados escuchándola hablar. O ella a mi. Sentía el cariño maternal que nunca sentí por parte de mi madre en ella.

Pero ahora estabamos calladas. Siento que pensaba que era injusto que mi familia –a la cual no le hacía falta el apoyo económico– tuviera más oportunidades para entrar en la Selección que ellos.

Una Selección DiferenteWhere stories live. Discover now