Solo quería salir corriendo, lejos de los Cameron. Estaban siendo unos monstruos sin corazón, me aterraba la idea de ser la próxima víctima y terminar en algún lugar muerta. Tenía demasiadas cosas en mí mente y no podía procesar la idea de que debía aceptar mí vida, no todo iba a ser perfecto, ¿No?.. No todo es como en las películas románticas, con un final feliz, ¿Cierto?... Mis ojos se llenaron de lágrimas con tan solo pensar en como había arruinado mí vida con mis desiciones estúpidas.
Habíamos llegado a las Bahamas, Rafe me había ordenado acomodar las maletas mientras el ayudaba a su padre con el trabajo que le tenía preparado. No había mucho que ordenar, Rafe ni siquiera pudo organizar una maleta con cosas necesarias para un viaje. Me lleve una gran sorpresa al escuchar a Rafe gritar, pero no era un grito de enojo, sino más bien... ¿Felicidad?
Salí de la habitación, baje las escaleras y allí estaban Rafe y Ward festejando algo, Rafe sonrió al verme, prácticamente el nunca sonreía —Ey amor... Pide lo que quieras, te lo daré —Cuando se acercó lo suficiente di unos pasos hacia atrás, no podía borrar de mí mente la imagen de el arrastrando el cuerpo del piloto —¿Que sucede?
—Emory, es hora de que hablemos —Dijo Ward, mí mirada se poso en el prestando atención — pero primero necesito que veas algo. Tómalo como un secreto familiar.
Ward se acercó a una caja fuerte, la abrió con cuidado. Ahora ya veía cual era la emoción de Rafe, toda la historia del oro que JJ me había contado era cierta, muchas personas estaban sufriendo por ese oro. Para muchos podia ser una bendición, pero el dinero y la fortuna era la gran perdición, la obsesión por querer cada vez más, dañaba la mente y te hacía cometer estupideces.
—Todo este oro será la fortuna de ese bebé que esperas, Emory —Hablo, solo trataba de convencerme — eres de mí familia, y quiero que nos apoyes. No lo hagas por mí, si no quieres, pero hazlo por Rafe.
—Ella está de nuestro lado, ¿No es asi, amor? —Rafe tomo de mí mano, no era momento de hecharme atrás, estaba sola con dos asesinos. Nada bueno iba a ocurrir si me negaba a ayudarlos.
—Si —Acepte — los... Los apoyaré en lo que pueda.
—¡Esa es mí chica! —Rafe me abrazo y me cargo para dar un giro y luego besar mis labios, solo sonreí falsamente.
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El plan era sacar el oro de las Bahamas, Rafe no me quitaba la vista de encima. No podía avisarle a los chicos sobre el plan de Ward, si lo descubrían, todo iba a empeorar para John B. Tome una de las cajas con el oro, pesaba demasiado y apenas la pude sostener.
—Yo lo haré... —Rafe me quitó la caja de las manos para subirla a la camioneta, parecía una escena de película donde el mafioso intentaba escapar con toda la riqueza — hoy se nota más.