capitulo 8

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DAMIÁN

Dos horas revisando unas cosas con wade, y con cosas me refiero a bebernos unas botellas en un bar de vampiros.

-¡Esto es increíble!-miro a todos lados wade.

-Si, eso creo.-Mire mi reloj de mano, ya era tarde. ¿Que estará haciendo Luz?

Me pongo un poco tenso al pensar en ella, llevamos varios días sin hablarnos, ella me ignora y por algo no quiero que lo haga, así que hoy voy a arreglar las cosas.

-Eh, eh, eh. ¡Weeeee! ¿Que te pasa?-me miró wade.

-Solo quiero ir a casa temprano a descansar.-Me acomodé la corbata.

El me miró pícaro.

-No mientas, por qué los vampiros no dormimos, al menos que nos noqueen o algo parecido -El agarro un vaso con sangre, pero a mí no me provocó.-¿Es por tu esclavita humana, no? ¿Cuando me la vas a presentar?

Yo lo mire seco, y abrí la boca para contestar pero un mesero me trajo un vaso lleno de líquido rojo, y no tengo que explicar que es.

-¡Es fresca!-Wade miró hambriento el vaso, pero a mí no me provocó ese sangre, y de pronto una imagen se apareció en mi mente.

Un cuello blanco, transparente, y suave, dónde lado venas se veían a simple vista. Pero rápidamente negué. Eso no está bien, estoy pensando en morder a Luz, fantaseo con probar su sangre, y me siento mal, está es una de las razones por las cuales me alejé de ella.

-Me tengo que ir.-me levanté.

Wade me miró confundido.

-¡Eh! ¡Espera! ¡Damián!

Pero yo salí de ahí, solo estaba muy cansado.

Cuando llegue a el castillo, ví que había un silencio increíble, por eso me extrañé, Luz está demasiado callada, cuando entro a dónde están los sirvientes, los miró a todos Serio.

-¿Luz se portó bien hoy?-todos me miraron asustados.

-S-señor...¡La señorita escapó!-se me quitó inmediatamente la sonrisa que tenía por una expresión de enojo total.

-¡¿Como se escapó?!-grite furioso.

Nadie sabía nada. Así que salí molesto, más bien furioso de el castillo. ¡Me desobedeció y se escapó!

Un rastro de su aroma me puso alerta, su delicioso aroma llenó mis fosas nasales, ella estuvo aquí. Rápidamente ví a un niño y me le acerque.

-¿Has visto a una mujer de pelo marrón y ojos verdes por aquí?-le pregunté.

-Si, era una chica muy hermosa.-Sonrió risueño, ¡Mocoso!-Me pidió indicaciones para ir a la ciudad.

-Gracias.-sali corriendo de ahí, me convertí en murciélago y volé hasta llegar a la ciudad. Pero una lluvia fuerte me impidió seguir volando.

¿Dónde estás, pequeña desobediente? La busque molesto, su aroma me indicaba que está cerca...

Busque y busque, hasta que...

La Vi, recostada de una acera, mojada, rápidamente me acerque a ella, y la toque estaba hirviendo, toda mi rabia se había esfumado, déjandome en preocupación pura.

La cargue. Ella temblaba. Sus mejillas estaban rojas, tenía fiebre. Y murmuraban muchas cosas.

-Damián-abrió los ojos un poco.

-No hables.-la pare-Vamos.

Y me la lleve a el castillo de nuevo, dónde debía estar.

La puse en su cama, pero sus mejillas cada vez estaban más rojas, la fiebre estaba subiendo. Llamé a las sirvientas.

Le pusieron un trapo mojado en la frente, hicieron de todo, pero para mí no era suficiente.

Todos se fueron a dormir y yo me quedé cuidandola, entonces ví que se quejaba y se removía en la cama.

-D-damián... N-no q-quise...-Murmuraba en sueños o pesadillas.

-¿Que no querías?-aproveche que estaba totalmente incapacitada para mentir.

-Escapar.-cuando dijo eso me sentí feliz, ya cuando se mejore le voy a preguntar cuál fue el motivo de su escape.

Y se volvió a callar. Ví como sus pestañas pegaban de sus pómulos, dándole un aspecto muy inocente, y su cabello se esparcia por la cama. Se veía muy linda a pesar de estar enferma.

Acerque mi mano a su rostro y roce mis dedos en sus pómulos y los delinee, pero cuando la sentí moverse, me detuve. ¿Que me pasa?

🦇🦇🦇

Sonreí cuando empezó a despertarse, estuve toda la noche mirandola, asegurándome de que estuviera bien, ví como se estiró y se frotaba los ojos con las manos, y de un momento a otro su camisa de dormir se calló un poco dejando a la vista parte de su pecho.

Trague. La piel ahí se ve más suave y apetitosa, que me provoca...¡Basta! ¡Eres el conde Damián Gretz! ¡No eres débil!

Cuando sus ojos conectaron con los míos pude ver el asombro pasar por su rostro y luego la tristeza.

-Buenos días, luz. ¿Cómo estás?-Saludé, ella solo desvío la mirada.

¿Eh?

-¿Luz, que-me detuve al ver sus ojos llenos de lágrimas, ella soltó un sollozo y yo rápidamente me acerque y la abracé -Ya, estás bien, Luz.

-Damián.-me llamo luego de un rato, sus ojos esmeraldas mirandome intensamente-Perdón por intentar escaparme...

-Ah, eso. ¿Por qué lo hiciste?-Ella se puso tensa, luego nerviosa. Yo la mire divertido.

-Eh, pues...

-No debes tener pena, dilo.

Ella respiró hondo y me miró sería.

-Lo hice por ti.-yo me quedé congelado. Ella se Sonrojó

-¿Por mí?

Asintió.

-Tu no querías hablarme y me ignorabas, así que hice lo mismo que tú hiciste, ignorarme.-Con razón su aptitud -Y pensé que hacer lo mismo que tú haría que me hablarás pero ya ves que no funcionó, entonces escapé y...

-Perdón-me disculpe-No quise tratarte así es sólo que...-Suspire pesadamente. No podía decirlo.

Ella me miró, pero yo negué.

-No lo puedo decir.

Baje la mirada avergonzado.

-Es Por qué quieres beber mi sangre, ¿Verdad?-cuando lo dijo yo alce la mirada sorprendido.

Ella estaba sonrojada, pero tenía una mirada decidida, no se que estaba pasando por esa cabecita suya, pero tal vez era una idea descabellada.

Se acomodó la camisa que me daba una perfecta vista de sus pechos, por un momento hice un puchero. Pero luego lo quite cuando devolvió su mirada a mí.

Se colocó su cabello de tal manera que dejaba al descubierto un lado de su cuello blanquecino.

Entonces pronunció unas palabras que me dejaron descolocado.

-Puedes tomar de mi sangre.

Me volví la esclava de un vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora