capitulo 2

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¡Jajajaja! ¿Cómo terminé siendo prisionera de un vampiro? ¡Es una larga historia! Simplemente no quiero ni hablar. Creo que hubiera Sido mejor irme a Venezuela, no hubiera pagado impuestos y me hubiera camuflado entre las personas, pero que mal que ésto no es así.

Miro las cadenas que tiene tiene mi cuello brazos y piernas. Parece que no querían que me escapara. Lo último que escuché fue "conde Damián" entonces ese es el nombre del vampiro del que ahora soy prisionera.

Mire a los lados era una habitación grande, bien equipada. Me levanté del suelo, llevo siete horas aquí, sin contar el tiempo que estuve dormida.

Entonces alguien entró. Una chica que al parecer era humana. Me miró sería. Y se acercó y puso un plato de comida delante de mi.

Y antes de que se fuera la llamé.

–¡Oye! ¡Espera!–la chica se volteó irritada.

–¿Que quieres?–su tono no era para nada amable, la mire confundida.

–¿Podría darme un baño?

–No lo sé.–Yo la mire confusa, ahora oleré a muerto–Hay que preguntarle al señor.

Y se fue.

¡Carajos! Patee una silla. En ese momento tuve uno de eso momentos en que quieres romper todo. Así que seguí mis nobles y decentes instintos.

–¡Mierda!–Golpee un silla con el pie y si que me dolió–¡Lo odio!

Entonces después de ese ataque infantil, lo único que conseguí fue estar sudada como un puerco al matadero, me sentía viscosa.

–¿Ya terminaste?

El estúpido vampiro estaba apoyado en una esquina de la habitación. ¿En qué momento llegó?

–¿Cómo llegaste? ¡No! ¿Cuando llegaste?

El solo miró molesto. Y se acercó lentamente y yo retrocedí.

–Me dijo una sirvienta. Que querías darte un baño. ¿Eso es cierto?–Me miró Serio.

Yo solo asentí. No conseguía nada poniéndome malcriada.

–Si.

–Me doy cuenta.–Murmuró.

–Ah.

–Estas muy sudada.–Tocó mi piel con la yema de sus dedos y yo me estremecí por el frío y por algo más.

–Si, si.–Rodé los ojos alejándome de el–¿Dónde está el baño?

No respondió y me cargo en brazos. Me llevo a un baño, y entonces me puso en la bañera y abrió la regadera haciendo que soltará un chillido por el frío.

–¿No querías bañarte?–me miró burlón, yo lo fulmine–Debí quitarte la ropa.–Expresó.

¿Ah? ¿La ropa? ¡No! ¡Ayuda! ¡Help me!

El empezó a desabotonar mi falda, y me la sacó déjandome en bragas y medias panties. Negras. Si, negras.

El me recorrió con la mirada lentamente, y Vi que sus ojos se oscurecian, entonces me levanté un poco, pero las cadenas no me permitian mucho movimiento.

–Por favor, para. Déjame hacerlo sóla.–Pero el negó.

Y su rostro se acercó a mi cuello, y yo temblé, por qué empezó a bajar las medias panties. Dejandome con mis bragas. El utilizó sus manos para quitarme la camisa. Y quedé en sostén.
Juro que nunca había quedado tan expuesta en mi vida.

El metió su rostro en mi cuello. Y su olor lleno mis fosas nasales, era delicioso. Pero no me tocó, ni me quitó más ropa. Pero su cara no dejaba mi cuello, y lo peor era que no me tocaba ahí, ni nada, solo su rostro estaba ahí. Entonces mi corazón se aceleró, por qué desee por una milésima de segundo que me tocará, pero como tan pronto llegó ese pensamiento, se fue.

Y entonces el hizo algo que me impresionó. Se arremango su camisa hasta los codos, déjandome apreciar sus dedos largos. Me sonroje por qué todavía estaba semidesnuda.

–No me toques por favor.–Lo mire por qué una de sus manos paso por mi abdomen.

–No iba a tocarte.–Se rió. Y yo me sonroje.

¿Desde cuándo su aptitud hacia mí cambio? Lo miré confundida. Pero ya no sentía miedo. Entonces el soltó mi pelo, que sabía parecer un nido de pájaros.

Y lo desenredó. Y lo lavo.

Cómo lo haría un hermano.

–Ahora lávate, tu sóla.–y se fue.

Y yo lo hice mire mi cuerpo. Tal vez se asustó por qué mi cuerpo no es bonito, me enjabone el cuerpo. Y había que aceptar que el conde era un hombre muy guapo. Pero era malo, es vampiro.

¡Verdad!

Me levanté de la tina. ¡Y mató a esa mujer! ¿Lo hizo? Rápidamente ví en la cama una ropa, la interior y un camisón.

Me lo puse y luego me peine, y cierro los ojos. Todavía recuerdo el tacto de sus manos en mi cuero cabelludo. Se sentía tan bien, ¿Cómo sería sí...?

Rápidamente negué. Díganme que no acabo de tener un pensamiento pervertido con el vampiro Damián. Me senté en la cama, entonces llegó la misma sirvienta a traerme comida.

Y antes de que se fuera le pregunté algo.

–¿Cuál es tu nombre?

–Diana.–y salió de la habitación.

Por lo menos ahora conozco a alguien más. Empecé a comer.

Damián no vino.

¿Y que me interesa si viene o no? ¡El me secuestro! ¡Soy su prisionera! ¡No, debo desechar todo tipo de pensamiento impuros con ese mounstro !

Entonces me senté Serca de una ventana. La luna estaba llena. A lo lejos por el patio de el castillo, pude ver a un hombre caminar.

Abrí los ojos cuando ví que era el Damián ese, parecía Solo. ¡No!

Ignore mis pensamientos, y me acosté en la cama, realmente era incómodo dormir con unas cadenas, y les aconsejó no lo intenten. El frio de las cadenas me erizaba la piel.

Y justo cuando estaba a punto de cerrar los ojos, sentí una presencia en mi espalda, un aura fría.

–Me di cuenta de que me estabas mirando.–Su voz me erizó aún más que las cadenas la piel.

No respondí.

–Parece que Pasaste un buen baño.–Susurró–Disculpame si no pude ayudarte a lavarte.–Inmediatamente me levanté de la cama con el rostro sonrojado.

–No era necesario, gracias.–Me volví a acostar. Pero el seguía muy cerca de mi, me era difícil ignorar su presencia, si cuerpo, su cercanía.

–¿Tienes sueño?

Yo solo asentí. Y luego me dormí a causa de unas caricias en mi cuerpo, solo pude soñar con algo extraño.

Me volví la esclava de un vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora