presente

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Las vacaciones del instituto habían empezado hacía unas semanas, era un receso para que los nobles regresarán en vacaciones a sus hogares y retomarán sus negocios o asuntos para dejar todo arreglado para el próximo año.
Nei y yo siempre regresábamos a casa ya que queríamos estar con nuestras familias más que quedarnos en el instituto.
Quizás yo era quién más quería regresar a casa, mientras que para Nei la emoción no era tanto como la mía, las actividades de Nei en vacaciones lo agobiaban por su posición como próximo conde, pero yo tenía un poco más de suerte y para mí si eran vacaciones realmente, además podía estar en casa con mi padre.

El clima cálido era agradable tanto como tomar un libro y disfrutarlo en silencio en el jardín de la mansión, pero mi descanso terminó cuando Nei me había mandado a llamar a su habitación a través de uno de los sirvientes.

Y el asunto importante que le había mencionado al sirviente era para ver que sacó le quedaba mejor.
Nei ya ni siquiera habla en serio cuando quiere verme, mencionó de que trataba el asunto urgente y no me sorprendió enterarme de que se trataba el asunto cuando entre a su habitación, solo fuí a sentarme al sillón para seguir con mi lectura.

Nei estaba detrás del biombo en su habitación y levantó la voz para hablarme de un asunto que poco me interesaba.

_ Tómame las medidas para el uniforme de este año Dinai _

Muchas personas le tenían miedo incluso a su voz que era algo ronca, pero yo ya estaba acostumbrada, quizás ese fué el regalo que le dió la pubertad a Nei, un regalo que solo hacía que las personas se asustarán más a su alrededor.

No aparte la mirada del libro de botánica que estaba leyendo nuevamente en el sillón pero respondí a su burla.

_ No estoy para bromas Nei, sabes bien que tú madre es la única que puede tomarte las medidas para el uniforme _

La maldición tenía trucos y la ilusión era uno de ellos.

Hacía un tiempo decidí tomarle las medidas de su cuerpo por mi cuenta y le regalé un chaleco que había hecho para su cumpleaños, lo cual le terminó por quedarle desagradable.
Lo peor de todo es que le bailaba en el cuerpo porque de alguna forma la maldición me afectaba y no podía ver las medidas correctas, se paseó con eso durante todo su cumpleaños en público y sus padres no dijieron nada porque era el regalo de su preciada amiga le había regalado y hecho con sus preciadas manos. Nei ya sabía cómo manipular a sus padres y eso me molestaba, al final tuve que pedirle personalmente que dejara de hacer tonterías y se quitará ese chaleco horroroso, parecía que era la única que podía criticar mi propio regalo.

Después la condesa me ayudó a refaccionarlo mientras ella me daba anotada sus medidas correctamente, pero al final sentí que estaba haciendo un chaleco para el conde no para Nei, después de todo terminó siendo demasiado pequeño para lo que podía ver, pero cuando Nei se lo probó me quedé sorprendida al ver que había encajado perfectamente y cambiado las dimensiones en su cuerpo gordo.

Lo que fué un papelón para mí, para él fué divertido y gracioso. Volví a hablar algo disgustada recordando esa situación.

_ ¿Quieres pasar vergüenza en el instituto también y echarme la culpa? _

_ Solo es para divertirme un poco en clases, no quiero que a nadie se les cruce acercarse a mí por la posición de mi familia de nuevo _

Nei se había convertido en un chico malo y la lástima por su maldición ya había desaparecido hacía mucho tiempo gracias a su personalidad retorcida. Ahora incluso la usaba para tratar de manipularme de vez en cuando y eso me molestaba, no pensaba hacerlo y no dejaría que gane esa conversación.

Mi dulce maldición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora