Barcode Tannasit siempre se sintió distinto a los demás niños pero no lo entendió hasta que cumplidos los quince años, un nuevo alumno llega para terminar la secundaria en su mismo colegio.
Jeff -seme
Barcode -uke
Barcode se despertó con el sonido de la alarma de su móvil y acto seguido miró hacia la semi penumbra de la habitación en donde estaba con algo de confusión.
Segundos después recordó que estaba en la casa de los Satur, donde había decidido quedarse a pesar de que en un principio había tenido la intención de huir.
-Bueno, aquí estás- se dijo a sí mismo con molestia -espero que sepas lo que estás haciendo.
Tras coger aire y llenar sus pulmones, este lo soltó junto con un desolador suspiro y a continuación se levantó para comenzar con su deber.
Tras haber saltado de la cama, cogió ropa limpia de una de sus maletas y caminó hasta el baño para darse una ducha y terminar de despertarse del todo.
Minutos después ya vestido, salió de su habitación y se dirigió a la de Jesse para comprobar que todo estaba bien y acomodarlo lo mejor posible como Trinity le había explicado.
Poco después bajó y fue a la cocina para comenzar a preparar el desayuno, mientras las demás almas que habitaban la casona comenzaban también a abrir los ojos y levantarse pues los tres más jóvenes debían acudir a sus clases y Jeff debía acudir a su trabajo como de costumbre.
Trinity por su contra, abrió sus ojos por segundos pero finalmente se dejó estar un rato más entre las sábanas pues la verdad era que le había costado mucho dormirse, ya que había estado esperando a su esposo en la madrugada e incluso después de verlo dormirse en silencio, se había quedado mirando al techo un rato más.
-Solo café, por favor- escuchó el moreno hablar al cabeza de familia tras de sí.
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-Oh, s-si, claro. Ahora mismo te lo sirvo
Tras girarse con la cafetera y uno de los tazones, Barcode pudo ver a Jeff ya vestido con un traje claro, tremendamente elegante que lo hacía verse todavía más guapo si cabe.
-Maldita sea- murmuró por lo bajo, mientras le servía conteniendo su nerviosismo
-¿Decías algo, Code?- preguntó el arquitecto con el ceño fruncido y su semblante bastante tranquilo y serio.
-N-No, no es nada- respondió sintiendo sus piernas temblar- solo decía que está recién hecho
-Tengo varias reuniones con clientes hoy, así que lo más probable es que no venga a comer. Por favor coméntaselo a mi esposa cuando se levante.
El moreno asintió con alivio y acto seguido volvió a girarse y disimuló su debilidad ante la inminente presencia del único hombre que había y seguía haciendo que su estabilidad se derritiera como mantequilla en el calor.
-Ok, se lo di-diré y haré menos comida entonces
-Si, será lo mejor
Tras varios minutos totalmente en silencio, estos escucharon los pasos y murmullos de Kim, Anne y Janis, quiénes ya bajaban con intención de desayunar.
