Viuda

369 27 2
                                    

-¿Estas loca es que estabas pensando?- Dije una vez dentro de la calesa de camino a casa. Obviamente Lady Lenora era incapaz de responder entre el llanto desconsolado e intentar respirar, solo lograba articular sonidos que no se podían considerar un lenguaje.

Habíamos tenido que abandonar la fiesta de manera apresurada. Había dejado a Anne con Clarisse y Lord Bay al cuidado de ambas, con recado de contar lo sucedido y excusarles ante los Duques de Somerset.

-¿Como se te ocurre abofetear a un hombre en publicó?- Insistí casi con voz ahogada del horror. No, porque el noble no lo merecierá si no por las consecuencias de una acción que solo la reina tenía derecho a realizar. Otra mujer, no podía ni planteárselo, al menos no en público.

El constante hipido sin control y los regueros de lagrimas blancas de maquillaje no ayudaban a que mi lengua se calmara.

-¿Y a ti como se te ocurre seguirle el juego?- Era el momento de atacar a Rydian. Miraba la completa oscuridad exterior mientras poníamos camino a casa.

-No había otra forma de contentar a un Dudley.- Le quitó importancia.

-¿Sabes lo peligroso que es un duelo de pistolas?-Pregunté, como respuesta él solo asintió.

Empecé a sentirme como si todo a mi alrededor estuviera entrecosido con ortigas. Me empecé a tirar del vestido. ¿Como habíamos pasado de una velada disipada de danza y baile a un mañana de duelos al alba? ¿Qué habíamos hecho mal?

-¿Que he hecho mal?- Dí voz a mis pensamientos. El llanto de Lady Lenora se hizo mas sonoro.-¡Oh, por lo que mas queráis dejad de llorar! Nada se solucionará aun que vertáis ríos de lágrimas.-

-Tampoco sirve de nada que te culpes.- Me interrumpió Rydian parando mis manos.

-Y como no me voy a culpar. Yo pedí Damas de compañía, decidí venir a esta fiesta por cabezoneria cuando tendría que estar descansando y te arrastre a venir conmigo. Si al final será verdad que te estoy manipulando.- Me peleaba conmigo misma para no irrumpir en lagrimas

-Deja de pensar así, lo hecho, hecho está.- Insistió.

Me quede en silencio dándole mas vueltas al asunto, mas vueltas a cosas fuera de mi control para no pensar en las consecuencias. ¿Cuantos nobles morían en duelos? Creía que era un dato difuso que tenía en mi mente. Una conversación lejana. Seguro una conversación con Noa que acabo conmigo tirandole un libro a la cabeza y saliendo airada de la sala. Recordaba que pocos morían al instante, eran las infecciones las que acababan provocando fiebres y matando al herido. Muchas otros acababan fallando y quedando en una nube de pólvora.

Miré a Rydian. No me había casado por amor, estaba en un momento de fisura con este esposo impuesto, pero ¿que iba a hacer si moría? ¿Convertirme en dama de otra señora?

Y no había consumado el matrimonio. No había cumplido con mis obligaciones lo que me dejaría con una reputación aun peor y sin el reconocimiento de mi suegra.

No había consumado el matrimonio y había empujado al ultimo descendiente de la casa a un duelo. Anne tenía razón, la abuela se había equivocado en algo cuando me crió.

Llegamos a Chesshall, las antorchas del porche encendidas. Thomas nos recibió con una ceja alzada, eso era todo un gesto desencajado de sorpresa ante nuestro pronto regreso y las lagrimas de Lady Lenora. Observe como revisaba su ropa con atención.

-Lleva a Lady Lenora a su recamara y dale brandy caliente para que concilie el sueño.- Ordenó Rydian.

-Si, Milord.- Thomas la acompañó con una delicadeza que solo se le veía al tratar con las invitadas.

Bésame, obedeceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora