Conversación entre hombres

233 20 5
                                    

La idea era sencilla. El problema era como se lo tomarían los partidarios del honor y la hombría que ocupaban esa sala privada.
-¿Quieres que se peleen?- Preguntó para confirmar mis palabras Sir Richard.

-Hablar con los puños, me gusta.- Alabó Lord Phillipe. Obviamente, ese apoyoo no implicaba nada. Los protagonistas estaban a cada lado de la pequeña sala, tras sendas barreras de caros divanes. Uno mirando por la ventana y el otro mirando a todos lados menos a la presencia blanca que dominaba la sala aun desde un rincón.

-No es una mala idea de fomentar el resentimiento. Pero como va a ayudar que intercambien puñetazos a que puedan aclarar la situación.- Comentó Lord Rohan, este seria el mas difícil de engatusar, corrección, convencer.

-Vos mismo lo habéis dicho. Es una forma de aclarar no de solucionar. No confundais el significado.-Mi tono no era el que una mujer debía usar, pero lo bueno era que aun que ofendido, Lord Rohan no podría reprenderle si mi esposo no lo hacía primero. Y por la mirada lánguida que gastaba, eso no iba a pasar.- No creo que las cosas puedan volver a como estaban en el pasado. Pero al menos se dejara el resentimiento atrás. Y eso es a lo máximo a lo que podemos aspirar todos.- Lord Rohan me miro intensamente. Casi pensé que me ignoraría, por respetuoso que fuera.

-Me parece una buena idea, ¿a ti no Rydian? Sobre todo siendo tú el que empezó con la violencia.- Aceptó Lord Bay.

-Entonces estas listo para que te abra la cabeza contra los adoquines.- Su voz tenia un tono sangriento y la sonrisa que saco hizo que incluso Lord Phillipe se pusiera serio.-Empecemos.

Como había pedido el patio redondo era perfecto, pero ahora miraba los adoquines con ojo critico. Tal vez el barro hubiera sido lo mejor. Pero hombres peleando en el barro, era aun mas penoso de lo que ya parecía.

-El primero en caer y no poder levantarse será el vencedor.- Anunció Phillipe desde el centro del patio.

Apartado de los demás, Rydian se despojo de su jubón y la camisa. Ya había contemplado su torso definido pero no con tanta luz y pudiendo fijarme en cada detalle.
Las cicatrices rosadas del pecho y del hombro eran como marcas a fuego. En la piel tan blanca, las viejas parecían hilos de plata que buscaban la luz. En relajación el cuerpo estaba marcado pero seguía pareciendo esbelto. Claro que sabia que cada uno de sus músculos había sido fortalecido levantando maderos, mástiles de proa, trabajando quillas... La fuerza y resistencia de ese escultural cuerpo creado con arduo trabajo era impresionante.

-Sorprendente.- Mire a Lord Richard a mi lado pero él miraba a Lord Bay. Seguí su mirada. Y vi como soltaba sus medias y pisaba el suelo descalzo. Eso no era lo que llamaba la atención, sus piernas eran puro musculo.

-¿Por qué...?

-No te sorprendas tanto, esposa. Lord Bay es uno de los mejores deportistas del reino. Además de ser unos de los mejores jinetes de guerra de la caballería.- Nos dio la espalda dirigiéndose al centro del patio.

-Esta siendo un crió.- Murmuró Lord Richard al lado de Lord Rohan.- Por que no dice que fue su maestro de batalla...- Le miré entonces.

-¿A que os referís? Creí que eran amigos de la infancia.-

-Y es así, Milady. Pero ¿por qué creéis que el alejado vecino de un lord famoso por sus represalias contra los escoceses entraría en contacto con el segundo hijo del ave de presa de la Reina, criado para la vida de corte?-

-Igual que su hermano mayor, El joven Jonathan era de casta de guerreros e instruyó en todo tipo de habilidades de guerra a Gregory y Rydian.- Mire horrorizada esas piernas musculosas y esos brazos fibrados hechos de duro musculo.

Bésame, obedeceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora