Capítulo 6: Un trágico incidente

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Ustedes saben que la suerte y yo no somos buenas amigas. Por alguna razón ella parece odiarme y lo que me sucedió fue prueba suficiente de ello.

Todo comenzó en la mañana del viernes mientras desayunaba tranquilamente con mi familia antes de ir al instituto, pero fue un suceso silencioso e invisible... Algo que no pude detectar...

A medida que la mañana iba transcurriendo empezó a manifestarse...

Probablemente no están entendiendo nada, así que explicaré mejor.

Además de una crack, también soy un ser humano y pues... tengo sentimientos y emociones como ustedes... Y además necesidades fisiológicas... No sé si me explico...

Bueno, la cuestión fue que las clases transcurrieron y yo no me estaba enterando de nada. Solo me enfocaba en lo que surgía en mi interior...

Finalmente llegó el último turno y mi atención se centró en el reloj que estaba sobre la pizarra, esperando a que fueran las 12 para salir corriendo al baño.

Dios, ¿la profesora no se callaría nunca?

Ya no sabía como sentarme en la silla.

-Musa, ¿estás bien? -susurró Caleb a mi lado ante mis continuos e incómodos cambios de posición.

-Divinamente -gruñí con la mirada fija en el reloj, clavando las uñas en la palma de mi mano.

¡Solo faltan 5 minutos, aguanta un poco más!

La profesora de Historia se entusiasmó hablando de la tarea justo cuando quedaba un minuto para terminar la clase.

¡¿Y el puto timbre por qué no suena?! ¡Aquí hay gente que necesita huir!

-Bueno, chicos... Antes de que se vayan debo hablarles de... -continuó parloteando y yo ya sentía que me estaba acercando y no precisamente al orgasmo.

¡Señora, cállese!

-¿Bélgica? -llamó mi atención, haciendo que saliera de mi trance. Oh, no, creo que dije eso en voz alta-. ¿Quieres compartir algo con la clase? -preguntó y todos se voltearon a verme.

Tierra, trágame y escúpeme en un baño.

-No, prefosora -logré articular con una sonrisa más falsa que mis ganas de seguirla escuchando.

Y justo en ese instante sonó el timbre y todos se pusieron en pie para salir apresuradamente. Yo iba más rápido que el correcaminos, encabezando al resto, pero cuando llegué a la puerta la profesora me llamó:

-Bélgica, necesito que tú te quedes...

Ay, no... Cualquier otro día menos hoy...

-¿Sí, profesora? -emití con el cuerpo más rígido que una tabla.

No pienses en eso, Bélgica... Piensa en los pajaritos.

-¿Te sucede algo? No es propio de ti sabotear una clase. ¿Tienes algún problema en casa?

¡Mi problema está aquí y ahora, dentro de mí!

-No -articulé.

-Sabes que si tienes algún problema, puedes contar conmigo.

Solo me puede ayudar callándose y dejándome ir.

-Sí, gracias -gruñí y ella empezó a hablar de lo buena estudiante que me consideraba.

Señora, este no es momento de adular.¡¿No ve que tenemos una emergencia aquí?!

Crucé las piernas mientras el sudor empezaba a brotar de mis poros y apreté la parte inferior de mi blusa, esbozando sonrisas falsas a cada elogio suyo.

BÉLGICA [R1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora