BÉLGICA [R1]

Capítulo 25: Sombras del pasado

Durante el trayecto de la semana Paris, Austria, Landa y yo decidimos acompañar a Venecia a una exposición de arte que estaba ansiosa por ver, puesto que las esculturas que se exhibirían eran de una artista que ella admiraba mucho.

Por otra parte, mis padres no podían venir con ella porque estaban ocupados (mi padre con su trabajo y mi madre había ido a ver a mi abuela a su granja, ya que finalmente había llevado a todos sus animales a una reserva donde los cuidarían mejor).

—¿Qué creen que sea eso? —indagó Paris, inclinando su cabeza y mirando con el ceño fruncido una de las esculturas del lugar, la cual tenía una forma abstracta y un enorme agujero en el centro.

—El cerebro hueco de Landa —me burlé.

—O tal vez será tu entrepierna en breve ahora que empezaste a salir con Caleb Shines —replicó ella perversamente.

—¡Landa! —exclamé con las mejillas encendidas.

—Te vimos muy acaramelada con él aquel día en la subasta —añadió leña al fuego Austria.

—Y me lo perdí —lloriqueó Paris, dramática—. ¡Puto juego de baloncesto! —se quejó, mencionando la causa por la que se había ausentado al evento benéfico.

—Chicas, hablen en voz baja —nos regañó Venecia, ceñuda.

—Perdón —susurramos las cuatro al unísono y luego Venecia prosiguió mirando las esculturas distraídamente.

—No creas que te librarás de mí tan fácil, Bélgica Eritrea —masculló Paris, siguiéndome como un buitre cuando me alejé para fingir que me interesaba la exposición, pero solo quería librarme de las chismosas de mis hermanas—. ¿Qué ha pasado con Caleb? ¿Acaso ya...? —insinuó con picardía.

—Claro que no —respondí, esquiva y nerviosa, provocando que Paris arqueara una ceja, escéptica—. Solo nos hemos besado... —añadí.

—¿Cuál es la novedad? Se besaron el día que se conocieron —replicó.

—Y en Acción de Gracias se quedó a dormir en mi cuarto... —añadí, sonrojada.

—¡¿Qué?! —chilló en voz demasiado alta.

—Paris —la regañé, cubriendo su boca mientras mirábamos hacia todas partes con la esperanza de que nadie la hubiese escuchado—, pero no pasó nada. Solo dormimos juntos —aclaré.

—Lo siento, es que me entusiasmé —se justificó con una sonrisa inocente—. Me alegro mucho por ustedes, Bel —agregó, dándome un fuerte y exagerado abrazo.

—Paris, me estás cortando la circulación —me quejé.

—¿Entonces ya son novios? —indagó, liberándome de su agarre.

—Pues... esa noche me llamó "novia". No lo esperaba —admití—, pero no puedo negar que me emocionó. —Sonreí como estúpida.

—Creo que es el momento de tener una seria conversación con Caleb —emitió con voz amenazadora, tronando sus dedos.

—¿Conversación? —repetí, confusa.

—No te preocupes. Simplemente le diré que si te lastima, le freiré los testículos. Ya sabes, lo típico que se escucha cada día —explicó con fingida inocencia.

—Estás loca —sentencié, riendo.

—Solo quiero verte feliz, Bel. Eres la hermana que no tuve —dijo, acariciando mi rostro.

—Yo también deseo que seas feliz, Paris —contesté con sinceridad.

—Awww, es lo más lindo que me has dicho en tu vida —comentó con dramatismo, dándome un molesto abrazo de oso.