Capítulo 3: Grata compañía

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Desde hace algunos años tenía como tradición ver películas cada domingo con Will, mi mejor amigo. Justamente hoy veríamos la cuarta parte de Harry Potter, ya que él ama esa saga.

Para los desactualizados, Will es el chico del que Bélgica lleva un milenio enamorada y no acaba de decirle nada porque es una cobarde.

Me ofendería, pero es la verdad.

Estuve esperando ansiosa la hora de su llegada e incluso esperaba que me cancelara, pues sabía que hoy llegaría de su viaje de vacaciones y seguro estaría exhausto.

—Viniste... —dije cuando atravesó la puerta con unas visibles ojeras.

—Te dije que vendría... Jamás me perdería una tarde de películas y menos si se trata de Harry Potter —bromeó—. Te extrañé mucho, Bel. —Se abalanzó sobre mí para fundirse en un fuerte abrazo—. Me gusta viajar, pero la calidez del hogar y de las personas que amo no tiene comparación.

—No exageres, sé que preferirías estar en una exhibición de magos —repliqué, divertida.

—En mi defensa diré que sería mucho más divertida contigo a mi lado —alegó honorablemente.

—Ya estoy terminando las palomitas, chicos. Vayan pasando a la sala de cine —informó Silvia, nuestra fiel y chismosa empleada.

—¿Cómo has estado, Silvia? —saludó Will.

—Extrañándote, pelirrojo —respondió, juguetona, provocando que el susodicho se sonrojara—. Aunque no tanto como Bélgica... No paraba de mirar el celular esperando noticias tuyas...

—¡Silvia! Si mordieras tu propia lengua, morirías envenenada —gruñí.

—No me provoques, yo sé cosas...

—Mejor vamos a la sala de cine, Will. —Coloqué mi mano en su espalda para conducirlo mientras él sonreía ante mi pequeña discusión con Silvia.

—A Silvia le encanta bromear con esas cosas —comentó, tomando asiento.

—Es una chismosa, eso sí —opiné mientras buscaba la película para ponerla.

—No te preocupes, Bel. Sé que lo dice jugando —aseguró, relajado.

Sí, cómo no... Jugando...

—Nuestra amistad es muy fuerte y nuestro cariño es tan evidente que es normal que algunas personas lo malinterpreten, pero lo importante es que sabemos lo que sentimos el uno por el otro.

Tú no lo sabes, menso.

—Claro... —musité, nerviosa—, pero no hablemos más sobre los malos chismes de Silvia. Cuéntame sobre tus vacaciones.

—Las adoré. Finalmente visité el teatro en el que mis padres se conocieron. Quisiera algún día vivir un amor como el de ellos... —deseó con su verde mirada perdida.

El romance entre la bailarina y el pianista, es decir, los padres de Will, fue épico en los periódicos de la época y a nosotros también nos lo parecía. No me extrañaba que Will anhelara algo semejante. Mi único deseo es que fuera conmigo...

—Y yo... —murmuré.

—¿En serio, Bel? —preguntó, incrédulo—. Creo que nunca te escuché hablar del amor... Sé que tuviste una relación con Calvin... pero no sé, no te notaba muy enamorada.

Es porque está enamorada de ti, lento.

—Es porque no lo estaba... —admití—. Aunque ser su novia no estuvo mal... Al menos por un tiempo...

BÉLGICA [R1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora