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–¿Jennie?-vociferé entrando a la casa, normalmente ella sale a recibirme y preguntarme por mi día, sin embargo hoy ni me contesta. Recorrí toda la planta baja en su búsqueda, incluso salí al patio, pero nada–¿Nini estás en casa?-subí las escaleras al escuchar un ruido en el piso superior y la encontré corriendo de un lado al otro de la habitación.

–¡Chu!-gorgogeó abrazándome por la cintura en cuanto me vió–Buenas tardes-besó mi mejilla suavemente antes de seguir en lo que sea que está atareada–Voy de salida, surgió algo en el comedor social y tengo que ir a atenderlo-explicó de forma rápida tomando su bolso y acomodándose el cabello con las manos–Cuando regrese me tienes que decir cómo estuvo tu día ¿está bien?-con una sonrisa radiante dejó otro beso en mi mejilla y salió sin esperar una respuesta.

Logré reaccionar cuando el golpe seco de la puerta de entrada resonó en la casa vacía. Me encontré sola y con ganas de hacer nada, aunque no me había dado cuenta antes tenía una rutina muy bonita; llegaba del trabajo, Jen me recibía y hablábamos de nuestro día mientras yo merendaba. Al principio me fastidió mucho que quisiera meterse en mi vida, pero ahora no es tan malo. La almohada sobre la cual me lancé fue mi única compañía por varias horas, hasta que escuché la llave en el cerrojo de la entrada y bajé corriendo, casi caigo por las escaleras.

–¡Oh!-la decepción llegó a mí cuando vi que solo se trataba de la señora Hyung–¿No vino Jen contigo?-inquirí sin ganas, desde su numerito de la otra vez prefiero interactuar con ella lo menos posible.

–No-aunque ella tampoco se queda atrás, desde que Nini se mudó con nosotras y por casualidad vió que ambas dormimos en la misma cama su comportamiento ha sido más indiferente y su mirada más juzgadora–Deberías dejar de estar tan pendiente de ella, o tendré que insistir en el mismo tema-advirtió provocando que soltara un bufido, ya estoy cansada de esta mierda.

–Yo no siento ese tipo de cosas por Jennie-repetí por millonésima vez apretando la mandíbula.

–Estás enamorada de ella, acéptalo de una vez-habló entre dientes apretándose el puente de la nariz–Mientras más rápido te des cuenta será mejor o podrían hacerse más daño.

–¡Qué no lo estoy!-grité perdiendo la paciencia, es insoportable vivir con alguien que se la pasa todo el día agobiándome con un tema que de solo mencionarlo podría meterme en problemas durante siglos.

–¡¿Estás segura?!-respondió de la misma forma acercándose de forma amenazante–Dime-rió con amargura–¿sientes tu piel quemar cuando roza con la suya?¿tienes ganas de estar cerca de ella todo el tiempo?-fruncí el ceño ante sus palabras, sentir ese tipo de cosas no prueba nada, lo podría sentir por cualquier persona igual a Jennie, aunque no creo que haya otra igual–¿De protegerla?¿Tienes ganas de besarla?¿De tomarla entre tus brazos?

–Soy un ángel y se supone que eso hacen los ángeles, proteger a las personas-refuté y rió aún más fuerte.

–Solo escuchas lo que quieres escuchar-su voz aunque suave fue suficiente para hacerme temblar–¿Sientes que con el simple hecho de respirar el mismo aire que ella y poder ver el mundo en sus ojos lo tienes todo?-sonreí cuando sus orbes marrones llegaron a mi memoria, siempre cálidos y capaces de hacerte sentir paz con solo verlos–¿Verla sonreír te hace sonreír?¿Su felicidad es la tuya y nada más importa?-la expresión de felicidad se borró rápidamente de mi rostro al entender y reconocer cada una de las situaciones; todos los momentos en los que me sentí diferente y sin saber cómo nombrar mis sentimientos–Pues te aviso, que eso es estar enamorada-las lágrimas acumuladas terminaron por salir de golpe creándome un nudo en la garganta, ya no me puedo seguir engañando.

–Ahora sí, ¿qué tal tu día?-fue lo primero que dijo Jennie cuando entró en la habitación, sonreí olvidando el mal sabor de las últimas horas.

–Eso no es importante-comenté dejándome caer contra el respaldo de la cama sin dejar de mirarla–Ven aquí-abrí los brazos y se acurrucó a un lado con la cabeza apoyada en mi pecho en un segundo. Pasé la mano por su espalda y cabellos dejando besos sobre su coronilla; hemos tenido tantos momentos como este y aún así se siente diferente, una sensación de vacío crece en mi pecho a cada minuto que pasa.

Varias horas después de que se durmiera me levanté sin despertarla y me senté frente al pequeño escritorio con papel, lápiz y el alma saliendo de mi cuerpo lenta y dolorosamente. Tomé una decisión, la mejor para ambas, aunque no la más feliz.

Nini, desde el momento en que nos conocimos me hiciste muchas preguntas, y muchas otras surgieron en mi mente con el paso del tiempo. Hoy, después de meses de convivencia hay muchas a las que no les puedo dar respuesta aún, porque simplemente nunca se la busqué. Estar contigo me ha enseñado más cosas de las que puedes imaginar o de las que yo puedo contar, cuando llegué a esta ciudad odiaba a los seres humanos, ahora solo pienso que son complicados, con relaciones complicadas y emociones más complicadas aún.

¿Recuerdas el beso en el cañón? No sabía lo mucho que significaría para mí y realmente desearía que nunca hubiera pasado y así todo sería más simple. Mas tampoco cambiaría lo que hemos vivido y me has hecho sentir, después de tantos años me sentí viva por primera vez, todo gracias a ti. ¿Recuerdas cuando me preguntaste que siento por ti? Ya sé la respuesta, sin embargo nunca me atreveré a decirlo en voz alta, no puedo, además creo que es mejor que tampoco lo sepas.

Sé que seguirás adelante Jennie, eres la persona más fuerte, valiente y decidida que conozco. Un día llegará alguien que te amará con toda su alma, será capaz de decírtelo y hacerte vivir el cuento de hadas que te mereces; cuando eso ocurra estoy segura que no seré más que un recuerdo, de esos que terminan desapareciendo con el tiempo. Sé feliz y yo también lo seré.

Terminé de escribir y sequé mis mejillas, por un segundo deseé no tener que hacerlo y entendí lo que dicen todos sobre que la vida es una cabrona; cuando me obligó a venir quise evitarlo, ahora daría lo que fuera por quedarme un poco más. Dejé la carta sobre mi lado de la cama y la rodeé agachándome hasta estar a su altura.

Acaricié su cabello y rostro sereno tratando de memorizar cada detalle para poder recordarla, repetí en mi mente cada uno de los momentos que pasamos juntas y el dolor en mi pecho no hizo más que crecer. Entrelacé nuestras manos antes de besar su frente y desaparecer.

Fin

Holis 🙋
Ya llegó el capítulo final, gracias a todos los que llegaron hasta aquí por su apoyo, el epílogo lo publicaré lo antes posible. Los amo 🥰😘.

Bye bye 🙋.

Vivir sin permiso (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora