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Fruncí el ceño ante su pregunta, ¿de dónde podría haber salido semejante locura?¿Yo, comprometida? Me costó varios minutos volver en mí después del impacto de esa cuestión, minutos en los que la morena estuvo mirándome expectante de mi respuesta.

–No-negué tajante haciendo una mueca, porque vamos, los ángeles ni siquiera tenemos permitido enamorarnos–¿Quién te dijo eso?-indagué teniendo la sospecha en mente, solo una persona sería capaz de eso, aunque no sé el motivo.

–La señora Hyung-confezó jugando con sus dedos y con la vista fija en el suelo; coloqué mi mano sobre su hombro llamando su atención, me miraba avergonzada.

–Ignora esa información, no es cierta ¿está bien?-mi contraria asintió efusivamente con una enorme sonrisa adornando su rostro–Ahora sí, iré a comprar las cosas de comer-sonreí y su suave risa llegó a mis oídos–ve por los boletos antes de que no podamos entrar-le di un pequeño empujón hacia esa dirección antes de salir corriendo hacia la cafetería.

Compré varias cosas, por suerte y el dinero me alcanzó, tendré que buscarme un trabajo. Regresé a la entrada de nuestra sala donde ya Nini me esperaba con los pases en la mano. Entramos y nos ubicamos en nuestros asientos, la película fue asombrosa, te envolvía a cada segundo y por más que lo intenté, no pude evitar llorar al final.

–Nunca hubiera imaginado que una película ambientada en esa época tuviera una temática lésbica-comentó Jen terminando de comerse la chocolatina una vez que salimos de la sala–aunque me parece muy injusto el final, hubiera preferido que regresara a buscarla-un puchero se formó en sus labios, esa también fue la razón de mis lágrimas, hubieran sido muy felices.

–La sociedad era muy injusta en aquellos tiempos-agregué permitiéndole salir primero por la puerta del cine.

–Aún lo es, sobre todo en ese aspecto-me corrigió esperando a que llegara a su lado, cuando lo hice retomó la caminata conmigo a su lado–Se me hizo tarde y necesito ir a mi casa a buscar algunas cosas-habló luego de unos segundos. «¿Te acompaño?»le pregunté al instante–No es necesario, regresa a casa-contestó acariciando mi mano, un calor intenso subió desde la piel donde nos tocábamos hasta mi pecho y el resto de mi cuerpo–¿Dejamos el helado para la noche?-acepté despidiéndome de ella con un beso en la mejilla. Al perderla de vista me dirigí a la mayor velocidad posible a la casa, necesito respuesta y las voy a obtener sí o sí.

–¡¿Por qué le dijiste a Jennie que estoy comprometida?!-espeté cerrando la puerta de golpe, la señora Hyung ni siquiera se sobresaltó con mi llegada, ella ya estaba esperando mi reacción ¡qué hipócrita!–¡¿Qué rayos ganas tú con eso?!-vociferé reduciendo el espacio entre ambas a solo unos pasos de distancia.

–Para que se aleje de ti-contestó como si nada volviendo su atención a lo que sea que esté cocinando–Es mi deber cuidarte y regresarte a tu hogar cuando termine este año-habló aún dándome la espalda–Sé que no eres consciente de las cosas aún, pero las emociones no es algo que se pueda controlar, nadie manda en los sentimientos-ya sabía yo por donde venía la conversación, no deja de mencionar el mismo maldito tema y me estoy cansando.

–Ya te dije que es imposible que me enamore de ella-repetí por ¿cuarta, quinta vez? no estoy muy segura–¿Cuántas veces te lo tendré que repetir para que dejes el tema?-inquirí cruzándome de brazos.

–Dime Jisoo-se giró encarándome–¿Lo puedes asegurar por ella también?-la pregunta me dejó descolocada, mis conexiones cerebrales dejaron de funcionar con normalidad–¿Puedes decir con tanta seguridad que Jennie tampoco se enamorará de ti?-negó apretando mi hombro antes de programar el horno e irse. Por más que mi mente me decía que esa posibilidad es totalmente imposible, algo me impedía expresarlo con palabras. Jen ni siquiera me ve como a una mujer ¿cierto?, además tampoco podemos asegurar que le gusten las mujeres.

Me quedé más de veinte minutos parada como idiota en el medio de la cocina, solo cuando sentí la puerta de la entrada cerrarse y la dulce voz de la menor resonar por toda la casa volví a mis sentidos. Sin embargo me abstuve de ir a su encuentro hasta que estuve segura de que estaba en la habitación que compartimos.

–¿Sabes tejer?-indagué al entrar en el cuarto y verla en esa labor, no es algo muy común entre los jóvenes de hoy en día hacer ese tipo de manualidades.

–Aprendes muchas cosas cuando estás todo el día en casa o en un hospital-contó encogiéndose de hombros concentrada en su trabajo–Te haré un gorrito cuando termine con esto, así te mantendrás caliente-sus mejillas se inflaron en un mohín condenadamente adorable.

–Jen-la llamé sentándome en el borde de la cama, la morena me miró dejando lo que estaba haciendo a un lado esperando a que continuara; no creo que haya una forma correcta de preguntar esto–¿A ti te gustan las mujeres?-solté sin más, su expresión se deformó enrojeciendo sus mejillas al final.

–No lo sé-rió de forma nerviosa sentándose en la pose del indio–En mi vida no he tenido mucho espacio para el amor, ni para pensar en si me sentía atraída por una persona o por la otra-confesó mordiendo la punta de su lengua y después su labio inferior, seguí sus movimientos cuidadosamente deteniéndome en la forma tan infantil en la que jugaba con sus dedos–aunque puede que sí me gusten-sus bonitos ojos oscuros adquirieron un brillo como de mil estrellas, toda una galaxia se reflejó en sus orbes marrones; y sentí un dolor insoportable en el centro del pecho, y mis ojos ardieron como si estuviera mirando directo al Sol, porque ella es eso, una estrella luminosa siendo el centro del universo.

Sus ojos me hablaron en un idioma desconocido y las lágrimas se acumularon amenazando con salir en cualquier momento, mi alma entendió algo que para mí aún es desconocido, y realmente me aterra lo que podría ser.

Vivir sin permiso (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora