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–¿La tomarías?-repetí sin dejar de observarla, ella apartó la mirada soltando un suspiro pesado mientras se mordía el labio inferior.

–Te mentiría si dijera que no quiero curarme-rompió el silencio minutos después con un tono de voz casi imperceptible–pero en mi vida nunca ha habido espacio para creer en los milagros, hacerlo es dejarte vulnerable para cuando te den la noticia inevitable-confezó con la voz ahogada, estrelacé nuestros dedos dándole un leve apretón para que me mirara; llenó sus pulmones de aire y su cuerpo de valentía antes de hacerlo.

–Si no hay más opción que aceptar ese destino-murmuré mostrándole una sonrisa torcida mientras mis ojos brillaban por las lágrimas–yo estaré a tu lado en todo lo que haga falta-le sonreí dejando salir un par de lágrimas, ella sonrió también limpiando mis mejillas–tienes en mi una amiga en la cual apoyarte siempre-aunque mis sentimientos al pronunciar esas palabras fueron sinceros, un fuerte pesar de instaló en mi pecho después de decirlas. Jennie se inclinó sobre mi cuerpo besando mi mejilla y susurrando un «Solo espero que avancemos más que eso»; fruncí el ceño sin saber con exactitud a que se refería, mas antes de que pudiera preguntar la señora Hyung me interrumpió entrando a la habitación llevando en sus manos una bandeja con fruta, cereales y leche.

–Dado el caso de que no has comido nada en varios días es mejor comenzar con algo ligero pero nutritivo, para que no enfermes-explicó dejándola sobre mis piernas luego de que la castaña me ayudara a sentarme, le agradecí y abandonó el cuarto.

Comí todo bajo la atenta mirada de mi contraria que me obligó a ingerir cada pieza de alimento que me fue servida. Luego escogió algo de ropa para mí, cómodo e informal; peinó mi cabello y me ayudó después a organizar el desastre que tenía como dormitorio.

–¿Cuál es el plan?¿Saldremos y veremos qué encontramos para hacer o ya tienes algo en mente?-pregunté cuando llegamos a la sala dejando nuestras pertenencias sobre el sofá, le avisé a mi supuesta tía que regresaríamos en la noche para darle tiempo a que pudiera pensar en algo.

–¡Vamos a un parque de atracciones!-contó emocionada al verme poner un pie en la sala, tomó ambas mochilas y me entregó la mía; su sonrisa iluminó su cara luciendo aún más como un ángel.

–¿Es enserio?-indagué torciendo la boca, su felicidad me encanta y todo eso, pero según lo poco que sé sobre las ferias, son super ajetreadas, llenas de personas, niños gritando y corriendo de un lado a otro, vamos, nada de lo que me agrada.

–Claro-respondió feliz tomándome de la mano y arrastrándome con ella–nunca he ido a uno-murmuró sin voltear a verme–primero porque estaba concentrada en mis estudios y luego no tenía con quién ir-agregó en un tono mucho más bajo, casi imperceptible; sonreí de lado acelerando el paso hasta llegar a la puerta y abrirla.

–¿Entonces qué esperamos?-su sonrisa volvió a aparecer aún más bella que antes; dió un pequeño salto poniéndose a mi lado luego de cerrar la puerta.

Llegamos a uno bastante cerca del centro, pagamos la entrada y absolutamente todas mis energías se fueron al suelo cuando vi la cantidad aplastante de personas en el recinto. Me tomé un momento para procesar todo lo que viviríamos en las próximas horas y con el atisbo de valentía que logré reunir enttelazé nuestros brazos adentrándonos en la multitud. Me hizo subirme a cada una de las malditas bestias de metal, aunque la verdad me divertí en un par de ellas, jugamos un par de juegos ganando pulseras a juego y un pequeño dumpling de peluche que Jennie eligió.

–¡Chuuuuu!-gorgogeó de forma infantil llenando mi pecho de una calidez sorprendente, reí corriendo detrás de ella hasta alcanzarla y rodearla con mis brazos levantándola del suelo; escuché el sonido más hermoso salir de su boca cuando fuertes carcajadas resonaron en mis oídos–¡Bájame que me haces cosquillas!-chilló removiéndose dentro de mi abrazo; besé su cuello de forma sonora volviendo a poner sus pies en el suelo.

–¿Subimos a la estrella?-sugerí dando un paso hacia atrás para poder observar bien su rostro–El paisaje desde allá arriba debe verse hermoso-agregué intentando convencerla, realmente necesito un momento de tranquilidad antes de volverme a someter a la adrenalina de los juegos.

–No, es mejor dejarla para el último paseo-denegó mi propuesta frunciendo los labios–Montemos primero en los carritos chocones-rió de antemano haciéndome sonreír–Vamos por un helado primero, quiero uno extra grande-gesticuló con las manos y abriendo mucho sus ojos; asentí comenzando a caminar a su lado hacia la pequeña heladería, casi al lado de la puerta mi contraria se detuvo provocando que volteara.

–¿Te encuentras bien?-pregunté acariciando su brazo cuando se detuvo apoyada en la pared, una mueca de aflicción desfiguró su rostro provocando que fruncí era el ceño–¿Qué ocurre?-volví a intentar–¡¿Jennie?!¡Jennie!-me alteré cuando la ví perder el equilibrio, rodeé su cintura pegándola a mi cuerpo para que no cayera al suelo; me dí cuenta de la forma en la que apretaba el puño sobre su pecho y me alarmé–Está bien, todo estará bien, solo respira-musité ubicándome frente a ella y cargándola como una niña pequeña haciendo que me rodeará con sus piernas. Caminé lo más rápido que pude hasta la salida del parque deteniendo un taxi y subiéndonos con premura–¡Al hospital ahora!-vociferé sintiendo el acelerón del auto; la castaña se acurrucó contra mi pecho sollozando el mismo tiempo que escondía su rostro en la curvatura de mi cuello. A los pocos minutos nos detuvimos y bajé pidiendo a gritos una camilla.

–¿Sabe que le ocurre?-inquirió un doctor ayudándome a recostarla en la camilla apresurando luego el paso por los estrechos pasillos.

–Son sus pulmones doctor-conté con rapidez sin soltar su mano, Jen se retorcía del dolor y no puedo hacer nada–ella sufre de estenosis de la válvula pulmonar, su cara adquirió una expresión preocupada que me hizo alarmar aún más.

–¡A urgencias, ya!

Vivir sin permiso (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora