Promesas

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-Miren, les prepare unas deliciosas hamburguesas, iguales a las que te preparaba tu tía, como las de Burger King-

El pequeño huevo con su adorable lazo en su cabeza le quito el plato al hombre, y cerró la puerta.

Para tilín era difícil hacerse a la idea de que este podría ser su padre, de hecho, los dos hombres que perseguían a su padre eran demasiado intensos en cuanto a sus afectos.

Ni Wilbur ni Luzu habían dejado de intentar acercarse a su padre, y por alguna razón también trataban de ganarse su cariño.

Le daban regalos, querían abrazarlo, incluso intentaron pasar tiempo con él.

Pero, para Tilín solo era importante su padre.

Y no dejaría que dos oportunistas se le acercaran.

-oh hamburguesas-dijo con emoción su padre, viendo con esa enorme sonrisa a su pequeño huevito llevarle el plato hasta su cama.

Su pierna estaba mejor, de hecho, podía caminar, pero entre Tilín y el habían decidido aprovechar la situación y dejarse mimar un poco.

Vegetta les había ofrecido una buena habitación, y sin pensarlo Luzu y Wilbur la habían amueblado para que estuviera cómodo.

Pero ambos sabían que esto no duraría para siempre, y el secreto que ambos sabían los estaba carcomiendo por dentro.

Sabían que pronto tendrían que hacer algo, pero se sentían tan amados que querían ser egoístas...solo un poquito más.

Después tendrían que tomar una difícil decisión.

*

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*

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Ploc...

Ploc...

Ploc...

Solo eso podía escuchar desde que llego a este lugar.

El infernal sonido del agua al golpear el suelo.

Una y otra vez, cada quince segundos, una gota caería contra el suelo, y eso me vuelve cada vez más loco.

Ploc...

Ploc...

Ploc...

Tarda unos cinco segundos en caer, por el sonido sé que es piedra, quizás estoy en una habitación, aunque una cueva podría ser otra buena opción.

Es difícil adivinar cuando no se puede ver nada.

Una suave venda lleva cubriendo mis ojos desde hace días, aunque no es como si pudiera ver algo sin ella, estoy seguro que mis lentes se rompieron con la explosión.

Recuerdo que alguien me cargo hasta este lugar.

Pero ese horrible pitido en mi cabeza no me dejo distinguir su voz.

Solo se que es un hombre el que me cargo, aunque estoy seguro que no estaba solo.

También estoy seguro que soy el único al que trajeron.

Hay solo dos puertas en este lugar y, por el sonido de los pasos, un largo pasillo.

Es un cuarto pequeño en el que me tienen, se que hay una cama individual, una cadena bastante resistente, que me ha mantenido atado a la pared.

Hay un grillete en mi pie, pesa bastante moverme con el cuándo tengo que ir al baño.

Y quizás lo más perturbador es la ropa que me pusieron, no tengo idea si es un vestido o una falda, pero tengo mucho frio en mis piernas, al menos fueron amables y me pusieron calzones limpios, porque men juro que después del susto me orine en los que traía puesto.

Roier, men por favor tienes que ayudarme amigo, confió en ti.

*

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*

Las cosas habían sido tan extrañas en este punto, Roier nos indicó algo sobre un barco que había naufragado hace unos días, al otro lado de la isla.

Unos extraños aparecieron, por lo que logre entender llevaban días aquí, habían alzado algo llamado la favela, e incluso encontraron su propio huevo.

Cucurucho nos había este lugar, como si ya supiera de antemano la existencia de esta gente en la isla, y aun así no así dijo nada.

Fue tan surrealista ver que había mas gente en la isla, y que ese oso sabia esto desde quien sabe cuánto tiempo.

Ellos parecían tan felices de encontrarse con mas personas, al parecer habían intentado alejarse de esta área, pero algo se los había impedido.

Era sospechoso, pero Roier y Maxo congeniaron de inmediato con ellos, y decidieron confiarles la información que teníamos.

Uno de ellos, Cellbit, parecía tan intrigado por todo el "caso", se entusiasmo de inmediato y comenzó a analizar todo lo que Maximus le contaba, mientras de vez en cuando coqueteaba con Roier.

*

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*

*

-te traje aquí justo para evitar que hicieras estas cosas-

-perdóname por favor-

-sabes lo que podrían hacerte si se enteran que tu ayudaste a secuestrarlo-

-yo...-

-prometiste controlarlo, y ahora me entero que has estado haciendo experimentos-

-perdóname...yo...-

-te he perdonado demasiadas veces, debí escuchar a Rubius...eres peligroso...jamás debí dejar que volvieras a acercarte a mi-

-por favor no digas eso...sabes que te amo...-

-ya no te creo...-

-no...mírame, solo mírame...-

-tengo que irme, prometí a Spreen ayudarle con algo-

-no quiero que me dejes...te necesito-

-adiós...-

Lo vi alejarse de mí, de nuevo.

Sabia que estaba mal, que no podía controlarlo.

Sapo Peta apenas había podido encerrarlo dentro de mí, me advirtió que este seria el precio a pagar por lo que había hecho antes, por mi traición.

Rubius dijo que yo terminara traicionándolo de nuevo, que esa maldad dentro de mi existía desde...

Desde que...el me dejo.

Pensé que exageraba, y que solo era cuestión de un poco de práctica, que podría utilizar a "esa cosa" a nuestro favor.

Y ahora me doy cuenta que fui un idiota y un ingenuo.

Me utilizaron, y dañaron a alguien importante.

Y peor aún, he puesto en peligro a todos.

FoolsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora