20. Maldita costumbre

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Por primera vez Lenna está dormida sobre mi pecho. Es más lejos de lo que pensé que llegaríamos algún día y temo el día en que tengamos que regresar.

Nuestra burbuja se va a romper.

Beso su cabello y me da una mirada somnolienta.

—¿No puedes dormir? —dejo otro beso en su cabeza.

Se sienta tirando de la sábana para cubrir su cuerpo. No es un secreto que me encanta.

Sus labios tocan los míos y no tengo idea de cómo es que voy a poder respirar sin ella cerca a partir de ahora.

—No te esperaba— es lo único que dice Francia durante la consulta con el obstetra.

Puede que estemos enojados, pero voy a cumplir mi palabra y ser un buen papá.

La cuenta regresiva comienza y la fecha probable de parto es en 4 semanas, por lo que las revisiones deben ser más constantes.

Quiero decir que estoy sorprendido cuando Julia está esperando a Francia afuera, de alguna manera soy consciente de que ella está tan decidida a culpar a Lenna que aún con pruebas en la mano jamás creería a Julia capaz de hacer algo malo.

Que la mujer que la trajo al mundo no sea una narcisista manipuladora no quiere decir que la mía tampoco lo sea.

—Hijo —Julia camina en mi dirección y, en un acto de conservación doy media vuelta dejando a Francia congelada en su lugar mientras Julia me llama un par de veces más.



—No he hablado con Francia desde que se fue —Max y James están sentados en la sala de mi casa.

La reunión fue algo improvisado y usamos como pretexto el cumpleaños de James para celebrar en lo privado. Al parecer ninguno de los dos quiso salir a divertirse pensando en mi problema con el alcohol.

—¿De verdad es tan mala? —James no le tiene especial afecto a Julia dado su trato hacia Lenna, pero le da el beneficio de la duda.

Lenna no ha dicho a nadie más sobre Vladimir siendo quien me engendró, lo agradezco porque es algo que quiero hablar con mis amigos que escuchan atentos.

—Que cumpleaños de mierda te estoy dando —James es comprensivo. Un buen amigo en toda la extensión de la palabra.

—Para eso somos los amigos —da un par de palmaditas en mi hombro —. Ahora quiero pastel y ver una película de acción.



El chico se ve terrible. Delgado, ojeroso y tan pálido que solo puedo imaginar cuan mal lo está pasando.

Se sienta frente a mí en la oficina y me da una mirada fría.

—Ya no quiero continuar con esto.

—Tienes que —me da una mirada asesina de esa que solo los adolescentes saben dar—. Te lo debes.

—Esto va lento —esta vez sus ojos se inundan —, es una tortura.

—No hay muchas pruebas que puedan tomarse como determinantes.  — suspira para contener las lágrimas — Tengo que ir una por una para que no las desestimen.

—Hay una. —no quiero presionarlo, tampoco reprocharle, pero debió decirlo antes— Hay un vídeo.

No sé que refleja mi cara, pero esta vez el llora. No tengo nada de experiencia en esto y con el mayor disimulo que puedo le envío un mensaje a Lenna.

«Nena, no sé como actuar »

Por fortuna en menos de un minuto entra a la oficina dándome una sonrisa tranquilizadora.

En ésta no (#3 PeR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora