9: Si no eres tú

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-Tal vez deberías acompañarme -Lenna sonríe y niega.

- Por ningún motivo, cariño- el apodo que me ha dado eriza mi piel. No hay nada que ame más que a ella viéndome de aquella manera-. Tu madre me odia y bajo ninguna circunstancia me pondré en riesgo de manera consciente.

Acaricio su cabello y dejo un rose sobre sus labios. Quiero tanto de ella que si no lo obtengo en pequeñas cantidades no podré detenerme y sé que no está lista para entregarme todo.

¡Jesús, amarla es como ser adicto a la cocaína!

Por un momento su mirada se oscurece y la luz se esfuma, no puedo evitar recordarla bañada en sangre con las venas abiertas, no quiero que vaya allí. La beso con deseo haciendo que mi lengua la tome por sorpresa y ella jadeé en mi boca, sus brazos se colocan firmes a su espalda impidiendo que el beso nos lleve a algo más que esto.

-Lo lamento, nena -Jadea sorprendida-. Te veré luego -asiente y me alejo abrumado por todos los pensamientos que rondan mi cabeza.

Unos días después, cuando mis padres se habían ido, Lenna se alejó impidiéndome hacer nada, creía que todo era culpa mía hasta que la vi con él siendo más feliz de lo que parecía ser cuando estábamos juntos.

Esa noche casi como caída del cielo, Hanna apareció con su pronunciado escote y minúscula falda contoneándose entre las personas era mi momento de herir a Lenna, después de todo yo le había dado el corazón y ella prefería estar acostándose con un maldito anciano.











-¡¿A caso no conoces los condones?! -mi madre está al borde de un colapso nervioso.

-Estaba ebrio -la mirada que me da hace que me pegue al respaldo del sofá.

-¿Me estás diciendo que mi nueva nuera es prácticamente una desconocida?

-Francia y yo no estamos juntos, mamá. Tendremos un bebé juntos, no es para tanto.

-¿No es para tanto? -comienza a abanicarse el rostro y a respirar haciendo demasiado ruido- ¿Estás pensando siquiera en como quedará la familia después de tu "pequeño" desliz? La gente barrerá el suelo con nosotros.

-¿Cuál es tu afán por conservar la buena imagen de la familia? Hace años que papá y tú se esfuerzan por disimular que no se acuesta con su secretaria, ni siquiera mencionan a Claude desde que murió, ¿crees que el resto del mundo no sabe ya lo que pasó? -me mira con los ojos llenos de ira- ¡Estoy harto de tener que jugar a la familia perfecta, de que todo el mundo crea que soy la manzana con el gusano de los que seguimos vivos!

-Me voy - trata de limpiar la lágrimas de su rostro antes de caminar hacia la puerta-. Dejar el alcohol te está volviendo un malcriado.

-Te guste o no voy a tener un hijo y no hay vuelta atrás-fingir que sus palabras no han tocado un punto sensible sería como tocar el fuego esperando no quemarse.

Casi de manera inconsciente camino hacia el lugar donde quedan escondidas un par de botellas de ron barato que alcancé a rescatar.

-Sólo será un sorbo. Puedo controlarlo-sé que es una mentira desde que el corcho sale de la botella. En definitiva no paro con solamente una copa, menos aún cuando destapo la segunda botella y mi garganta quema y pide por más-. Quiero ver a Lenna -algo me susurra que no es una buena idea y a esta altura no me importa-. La quiero de vuelta.

No sé como llegué a su casa.

- ¡Lenna! -la garganta arde ante el esfuerzo, pero amarla siempre ha dolido- ¡Lenna! -me pego a la reja y busco una manera de trepar, si ella no viene a mí yo iré a por ella - ¡Lenna, por favor!

Las luces de la casa se encienden y se escucha la voz del imbécil de Ivashkov maldecir luego mi nena le responde con fiereza y la puerta se abre.

-¿Adrián? - luce absolutamente adorable, las luces detrás de ella le dan un halo que demuestra una vez más que alguien como ella es celestial- ¿Qué en el infierno pasa? -sus pies descalzos parecen deslizarse sobre los adoquines para llegar hasta mí.

-Eres perfecta -abre con agilidad la reja haciendo que mi equilibrio me empuje hacia adelante y quede arrodillado a sus pies.

-¿Cómo llegaste aquí? -se inclina y toma mi rostro- ¿Condujiste, cariño?

-No lo sé -me encojo de hombros-. Tal vez me teletransporté -cierro lo ojos y me pego a su pecho-. ¡Déjalo, por favor!

-Cariño... yo... - su voz tiembla y siento su pecho comenzar a vibrar.

-No quiero hacerte llorar -mi voz suena extraña-. No puedo seguir, nena. Ya no quiero vivir sin ti -sus brazos se cierran sobre mis hombros. Nos quedamos allí una maravillosa eternidad -. Sé que estoy ebrio, pero puedo jurar que jamás volveré a amar a alguien si no eres tú.

No necesito respuestas, soy feliz con saber que lo sabe.

¿Eso tiene siquiera lógica?

-Vamos adentro.

-Nop -me dejo caer sobre ella aplastándola bajo todo mi peso-, nopiti, nop. No voy a entrar allí.

- Cristo- suspira -. Déjame ir por un abrigo, vuelvo en un segundo -me incorporo lo suficiente como para que se vaya al tiempo que me dejo caer.

Cierro los ojos sintiendo el frío adoquín en mi mejilla, algo que resulta maravilloso, y quedo inconsciente.

-Vamos, cariño, coopera un poco -escucho su voz jadeante - ¿Desde cuándo pesas tanto?

-Es un completo imbécil -trato de reconocer la voz del hombre que está con Lenna-. Mañana seguramente no recordará nada.

-Dejó un lindo recuerdo en tus zapatos -la voz de Lenna sena casi divertida-... y en tu auto. Tú si que lo recordarás.

-Lo mataré por eso.

-Seguro. Ahora, ¿podrías ayudarme a desvestirlo?

-Nunca, ese es tu trabajo.

-Creí que te gustaba fingir ser su pareja.

-Touché. Pero es tu problema ahora.

-Idiota.

Lo que parece ser una puerta se cierra y poco a poco el frío golpea mi cuerpo. Me siento ligero, tras un rato de idas y vueltas a la inconsciencia apenas logro abrir los ojos veo a la mujer de mi vida acariciando mi cabello y negando con lágrimas en los ojos.

-Te estoy rompiendo -la verdad desgarra. Yo hice esto, yo nos rompí, y ella simplemente se culpa para evitarme más dolor.

Mi garganta, o tal vez todo mi ser, claman por un poco más de alcohol.

Es demasiado dolor y el alcohol en mi cuerpo no resulta ser suficiente para sedarlo.

-Nadie puede salir entero de algo así-susurra antes de apagar la luz que emana de la lámpara junto a la cama-. Lamento haberte hecho esto.

-Yo lo hice - el silencio duele. Tenerla cerca duele-. Sólo ven aquí -me muevo para hacerle un espacio junto a mí-, déjame imaginar que no te perdí.

Sin decir nada se acomoda a mi lado. Su espalda descansa contra mi torso, su cabeza sobre mi brazo, su aroma es lo único que puedo respirar. Rodeo su cintura deseando poder pegarme a ella, unirla a mí para siempre.

-Te amo, Lenna -cierro los ojos y me dejo arrastrar hacia la inconsciencia.

En ésta no (#3 PeR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora