16. Locuras

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He pasado algunos de los mejores días de mi vida con Lenna. No terminó como esperaba, pero sé que voy por buen camino.
Ahora estoy en la oficina de León Abbott, estoy tan nervioso que siento mi estómago revolverse.
—Puede pasar —la castaña secretaria me guiña un ojo antes de guiarme a la oficina del que será mi suegro.
–Adrián – León es un hombre imponente y, no lo digo solo en el sentido físico de la palabra, sino por el aura que irradia poder. Es alguien que te hace sentir pequeño aún sin intentarlo.
—Señor —le tiendo la mano y recibo un apretón firme—. ¿Cómo están todos?
—Bien, gracias —me invita a tomar asiento—¿Qué tal el viaje? Son seis horas de camino.
Tranquilo. Pero vengo a hablar de Vladimir.
Su expresión cambia, pero me escucha con atención.





Estoy en la sala de espera del ginecólogo de Francia. Llevo media hora jugando Candy Crush, mientras espero que ella llegue. Tan pronto entra a la sala de estar su mirada cambia.

Veo como entrecierra los ojos y toma una gran bocanada de aire.

Lleva puesto un ajustado vestido rosa que no hace más que resaltar su ahora hinchado vientre.

—¿Qué haces aquí?— habla susurrando como si no quisiera que los demás en la sala se den cuenta de lo que pasa.

—Hoy hay revisión —bloqueo mi teléfono y lo guardo—. No soy bueno como pareja, pero espero ser un buen padre.

—No te he visto en dos meses— levanta una ceja—. No llamaste en dos meses y tú ex esposa estaba viviendo contigo —se muerde el labio.

—Pero seguro has visto a Julia.

—Es tu mamá, y parece estar realmente preocupada por su nieto.

—Seguro que sí —nota el sarcasmo.

—No comprendo cómo es que Lenna tiene tanto poder sobre ti como para hacer que te alejes de tu familia.

—No voy a hablar de esto contigo —Veo como se abre la puerta del consultorio—. Lo que sí te voy a decir es que todo lo que sale de la boca de Julia es mentira.

Sin darle tiempo de replicar camino hacia el consultorio tan pronto nos llaman.

—Francia —el ginecólogo la saluda y me tiende la mano—. Buenas tardes.

—Aquí tengo los estudios —Revisa el contenido de un par de hojas—. Todo parece ir bien. Azúcar, no hay infecciones, y no hay señales de anemia.

Invita a Francia a subirse a la báscula y después toma su presión. Da un par de indicaciones sobre su dieta y por fin nos invita a pasar a la sala de ultrasonido.

Veo atento todo el proceso y enfoco la mirada en el monitor.

Cuando aparece la difusa imagen de mi hijo me acerco de forma inconsciente. Escucho el pequeño corazón latir, e incluso lo veo moverse un poco.

Mientras el médico toma medidas, decido prestar atención a Francia quien parece sorprendida.

Me da una mirada y sonríe.

—¿Quieren saber qué es? —la voz del ginecólogo nos interrumpe.

—¿Qué opinas? —pregunta Francia.

—Claro que quiero saber.

El médico mueve un poco el aparato sobre el vientre y señala —Esto de aquí es su pierna y, esto es su zona genital.

—Es un niño —dice Francia.

—Así es —confirma el médico—. La fecha tentativa de parto es el 30 de abril.

En ésta no (#3 PeR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora