Zorrito, ponte difícil... (Itanaru)

Capítulo 11

Cuando terminaron y bajaron del banco, Naruto jaló su mano con un puchero soltando la mano del mayor, cruzó sus brazos en su pecho. Itachi sonrió ligero -disfruté tomarnos de la mano, nunca lo había hecho -el Uzumaki se sonrojó aún más, levantó su rostro observando cuidadosamente el rostro del mayor con un evidente puchero, por un momento recordó como Shikamaru colocaba sus manos en las bolsas de su pantalón para evitar darle la mano, recordó cómo anhelaba ser tomado de la mano y caminar como dos enamorados, giró su mirada al frente analizando. Itachi había tomado su mano sin vergüenza alguna, al cual más, la había besado, le había dado de comer, como si fueran una pareja de verdad, giró su mirada observando el rostro serio del azabache, si lo veía de esa forma ni siquiera podía creer que ese chico fuera de esa manera ¿por qué lo eligió a él?, era guapo, era un heredero, ¿no debería elegir a alguien apropiado a su imágen?, ¿a una o un Uchiha? bajó un poco su mirada, él no era hermoso, ni llamaba la atención por su hermosa personalidad, al contrario, la gente siempre lo consideró latoso y pesado, despertó de sus pensamientos cuando dos dedos golpearon suavemente su frente en un gesto cariñoso -ya llegamos -Naruto abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos, asintió, ambos entraron, tomaron un asiento.

Itachi con tranquilidad usando su mirada en blanco giró su mirada a la mesera, Naruto apretó el ceño al ver a la chica ver con embobamiento al Uchiha, sólo le faltaba escurrir saliva, giró su rostro con molestia hacia la ventana -me das dos malteadas, una de fresa y otra de chocolate -el azabache giró su mirada al rubio dándose cuenta que estaba molesto, levantó una ceja con duda, giró su mirada viendo a la mesera aún en la mesa, estaba por correrla el Uchiha cuando Naruto giró su rostro a la chica sin contener su lengua, su mirada se veía afilada como la de su padre el cuarto hokage -¿puedes retirarte, ya? -la mesera abrió sus ojos con sorpresa, asintió con velocidad, salió del lugar con la orden. Itachi lo observó con cuidado -¿sucede algo? -el Uzumaki abrió sus ojos con sorpresa al darse cuenta lo que había hecho, levantó un puchero, giró su rostro con un leve sonrojo avergonzado -no, sólo tardaba en irse -el Uchiha lo vió con cuidado -¿entonces, vienes seguido a esta cafetería? -Itachi sonrió ligero al ver que iniciaba la conversación, negó -nunca había venido, el día después de que regresé a Konoha escuché que era nueva y tenían malteadas deliciosas- Naruto sonrió con emoción al ver llegar las malteadas, tenían galletas arriba, crema y chispas, lamió sus labios, levantó su mirada, sus gemas se abrieron bastante al ver al Uchiha como un niño pequeño observar la malteada como si fuera lo mejor del mundo, no pudo evitar perderse en esa imagen, su corazón latía con fuerza mientras lo veía comer con emoción, reaccionó al escuchar a una chica gritar en otra mesa,  apretó el ceño sin entender ¿qué le había pasado?, tomó su malteada, con la cuchara tomó un poco, la metió a su boca, sonrió con emoción, comenzó a comerla -está rica ttebayo -

Itachi asintió con una clara sonrisa -bastante, ¿podemos regresar más adelante? -Naruto levantó sus gemas con sorpresa, metió una cucharada más en su boca sin saber qué responder. Itachi afiló su mirada al darse cuenta -el fin de semana siguiente vendremos de nuevo -el Uzumaki apretó el ceño -yo no he dicho que sí ttebayo -el Uchiha sonrió arrogante -te llevaré por ramen antes, no te preocupes -Naruto sonrió quedito -bueno, tal vez lo piense -susurró quedito.

Al finalizar su malteada Naruto mordió su mejilla con vergüenza, giró su rostro hacia la ventana -gracias por el ramen y la malteada ttebayo -Itachi lo vio con cuidado -no agradezcas -el rubio sonrió quedito, de inmediato levantó el puchero -supongo debo irme -el Uchiha sonrió -bien, vayamos, te llevaré a tu casa -el Uzumaki giró su rostro con sorpresa viendo al mayor -pe… pero -Itachi negó -nada de pero, es una cita y debo llevarte, no sería cortés dejarte ir así, vayamos -el Uchiha pagó, se levantó, Naruto estaba nervioso -pe… pero -el mayor sonrió, comenzó a avanzar -vamos, te quedas atrás -el Uzumaki lo siguió con vergüenza -no tienes que hacer esto, ya es tarde, mejor regreso solo -Itachi levantó una ceja, apretó el ceño, con velocidad tomó su mano, jaló de él suavemente -por eso mismo te llevaré, no está a discusión -el pequeño se sonrojó bastante, aunque apretó el ceño y lo vió mal, mientras avanzaban trataba de zafarse disimuladamente para no armar una escena y llamar la atención -dije que regreso solo ttebayo -susurraba.

Entraron a la zona de clanes con ausencia de gente por las calles, Naruto para ese momento se había rendido, estaba indignado -¿por qué demonios siempre me mandas y te impones bastardo? ttebayo -Itachi sonrió ligero arrogante -odio que me digan que no y me contradigan -el Uzumaki apretó el ceño -sólo eres un caprichoso, te gusta salirte con la tuya -

El Uchiha lo vio con cuidado -también tú lo eres, no puedes simplemente señalarme, así que soportarme, cuando aceptes que eres para mí y yo para ti, dejaré de ponerme pesado -Naruto se puso bastante rojo mientras lo veía con sorpresa, llegaron a la casa Uzumaki. Itachi giró su mirada, sonrió ligero, levantó un dedo y presionó su mejilla suavemente -ya llegamos zorrito -el menor reaccionó, arrancó su mano de la del mayor, cuando lo hizo, Itachi con velocidad jaló su rostro con sus manos, besó su mejilla, humo salió del rubio -bas… bastardo… déjame abusivo ttebayo, te aprovechas de mí porque estoy chiquito -trataba de zafarse, pero Itachi besó su frente, su otra mejilla y su nariz, el menor no sabía donde demonios meterse de vergüenza.

El pequeño detuvo el forcejeo cuando el Uchiha acercó sus labios a los suyos, sus ojos crecieron demasiado -te estaré vigilando hermoso -las gemas del rubio se aguaron, lo vieron con intensidad al sentir su respiración y un leve roce en sus labios, Itachi resistió besarlo cómo él deseaba, lo soltó, desapareció al final de la calle sonriendo con diversión, el menor veía perdido a la nada.