IV

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Rodé los ojos seguido de una sonrisa al sentir los labios de mi hermano en mi mejilla, mismo que solo se retiró dejándome en manos del buen Simón Basset quien no tardo en apoyar una de sus manos en mi cintura dejando una leve caricia en esa zona

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Rodé los ojos seguido de una sonrisa al sentir los labios de mi hermano en mi mejilla, mismo que solo se retiró dejándome en manos del buen Simón Basset quien no tardo en apoyar una de sus manos en mi cintura dejando una leve caricia en esa zona. Por mi parte subí una de mis manos apoyando esta sobre su hombro para terminar moviéndonos al ritmo de la música, nuestros ojos se encontraron y yo solo podía sonreír como idiota al sentirme afortunada de poder estar de esa forma con él. Lo amaba, no de una manera romántica, era un amor fraternal, tan puro como el que sentía hacia Alessandro. Conocer a Simón había sido una de las mejores casualidades que pudo pasar en mi mundo. Y el era consciente de lo mucho que lo adoraba y cuanta admiración sentía hacia él.

— ¿Cuántas madres ya te han acosado?

— No las suficientes. – Soltó provocándome unas cuantas risas. – Lady Danbury disfruta el exponerme de esa forma presentándome a muchas personas, aun...

— Aun cuando no estas interesado en matrimonio. – Interrumpí a este. – lo repites desde que te conozco. – Apoye una mano en su rostro. – pero aguanta un par de días ¿De acuerdo?

— Intentare hacerlo antes de perder la razón y querer arrojarme del puente más cercano.

— Dramatizas.

— Lo aprendí de ti.

— Eso es ofensivo, pero cierto. Soy la reina del drama. – Me deje caer hacia atrás siendo sostenida por el entre risas por mi pequeño teatro ignorando por completo las miradas sobre nosotros.

Baile un par de canciones más con Simón antes de comenzar a caminar por el salón en busca de mi hermano o Lady Danbury para poder charlar, después de todo eran las únicas personas a las que conocía en ese lugar. Me detuve frente a uno de los camareros quitándole una de las copas con limonada para poder refrescarme, después de tanto baile una buena bebida era ideal para eso. Choque de frente con una chica reconociendo a esta de inmediato, la joven doncella bendecida por la reina Charlotte, la única además de mí, mi única competencia para encontrar al mejor pretendiente. El diamante de la temporada como había mencionado Lady Danbury en nuestra pequeña charla. Ella era hermosa y como había dicho antes poseía la gracia de un Cisne. Me mantuve seria por un momento mientras la observaba.

— Disculpa, iba algo distraída.

— También yo, lo lamento. – Me incline un poco para poder recoger su abanico. – gracias... soy Daphne Bridgerton. – Extendió su mano para poder saludarme.

— Es un placer... Cassandra Grimaldi.

— Es de Italia ¿No?

— Así es. Llegue junto a mi hermano y el Duque de Hastings el día de ayer.

— ¿Es cercana al Duque? Disculpe la intromisión...

— Lo soy, es un buen amigo de la familia.

— Señoritas. – Gire encontrándome con la anfitriona de la fiesta. - ¿Por qué no están bailando? ¿Por qué sus hermanos no están bailando?

— Pues ellos están más entretenidos bebiendo.

— Estos muchachos.

Gire la mirada hacia la barra donde la mayoría de los caballeros se encontraban reunidos compartiendo un buen licor y hablando de cosas de hombres. Lady Danbury estaba ligeramente enfadada al ver a los hermanos de mi nueva acompañante desinteresados del baile, al parecer Simón no es el único desinteresado en el matrimonio. Ella nos llevó a ambas hacia donde ellos estaban, aunque claro en contra de mi voluntad. Nos quedamos viendo entre risas antes se seguir a una enfadada Lady Danbury. Esperaba poder encontrar a mi hermano y me salvara de ese momento incomodo al que estaba siendo forzada a ir. Mantuve la mirada en la pista al ver a mi hermano bailando con una joven de cabello rubio. Podía ver en sus ojos lo incomodo que estaba y como me pedía auxilio con la mirada. Solo le hice un par de señas mientras continuaba caminando tras nuestra anfitriona.

— Jóvenes...

— Oh dios. – Expreso uno de ellos algo asustado.

— Deberían estar en la pista bailando... - Dio un ligero golpe con su bastón a uno de ellos. – en fin. Les quería presentar a mi invitada. – Gire finalmente encontrándome con aquellos caballeros. Atractivos sin lugar a duda y todos con un parecido, apenas mis ojos se encontraron con uno de ellos sentí las piernas temblar. Ojos azules, una sonrisa encantadora y algo que logro erizarme por completo la piel. No había conocido hombre más atractivo en este mundo. – Ella es Cassandra Grimaldi, la marquesa Grimaldi. – Enfatizo en esa última palabra, es una forma de espantarlos. – querida ellos son los hermanos Bridgerton.

— Mi Lady. – Uno de ellos tomo mi mano acercándola a su boca para poder besar mis nudillos. – Vizconde Anthony Bridgerton. Un placer.

— Encantada mi lord.

— Ellos son mis hermanos, Benedict. – Ese nombre no se me borraría por nada del mundo. – y Colin.

— Sus nombres están en orden alfabético. – Solté entre risas. – su madre debe poseer una imaginación exquisita.

— Los ABC... - Se burlo Lady Danbury. - ¿Quién invitara a Lady Grimaldi a bailar?

— Lo hará Benedict, Lady Danbury. Yo bailare con mi hermana.

— Y yo buscaré a Eloise. – Soltó el más bajo de ellos.

— Perfecto...

— Mi Lady. – Me enganche de su brazo para avanzar junto a él.

Mi corazón estaba descontrolado a niveles inesperados. Ese hombre a mi lado poseía algo que me llamaba y ese cosquilleo en mi vientre estaba empeorando, más al sentir su mano en mi espalda baja, podía sentir el perfume en su ropa y su respiración tan cercana que solo se terminaba erizando por completo cada parte de mi piel. Cerré los ojos evitando perder la compostura ante el deseo que comenzaba a crecer en mi interior. Alce la vista encontrándome nuevamente con los ojos azules de mi acompañante que me veía con dulzura o al menos yo lo percibía de esa manera ¿Amor a primera vista? Posiblemente lo sea, porque si fuera por mi pasaría el resto de mi vida bailando entre sus brazos.

— Lady Grimaldi ¿Qué busca en un esposo?

— Eso mi lord ha sido muy directo. Pero... - Gire la mirada antes de dar una vuelta. – quiero casarme por amor... sé que suena a imposible dado mi título y mi posición.

— No suena imposible... suena a descabellado. – Soltó una risa misma que me contagio de inmediato.

— Gracias eso es alentador.

— ¿Qué disfruta hacer?

— Amo leer, poseo una envidiable colección de literatura que espero llegue pronto, al igual que el resto de mis pertenencias. – Dije entre risas por su expresión. – me gusta pintar, cuando me siento agotada.

— ¿Le gusta pintar? – Asentí- no es por presumir, pero soy un gran artista.

— Pues... me gustaría ver su trabajo algún día mi Lord.

— Benedict por favor... llámeme, Benedict.

— Mientras me llames Cassandra. 

Dulce pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora