XVIII

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Llevaba un vestido de color rosa fiel a mi propio estilo y en mi rostro una sonrisa tan grande que nadie podría borrarla

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Llevaba un vestido de color rosa fiel a mi propio estilo y en mi rostro una sonrisa tan grande que nadie podría borrarla. Apenas puse un pie en casa de los Bridgerton fui recibida por él quien no tardo en sostener mis manos para poder besar ambas sin quitarme los ojos de encima. Mi corazón se mandaba por sí solo, latía a toda prisa. Nuestro momento romántico fue interrumpido de golpe por el fugaz abrazo de Eloise quien se aferró a mí con tanta fuerza que sentía que me iba a quitar la respiración. Pero no me importaba, tal como adoraba a Benedict, adoraba al resto de la familia y ser parte de ellos se sentía bien, me gustaba la sensación de pertenecer a ellos.

— Eloise, no puedo respirar.

— Dramática. Pensé que este idiota no reaccionaria nunca.

— También yo. Si él no lo hacia mi hermano me haría casar con Lord Harbury.

— No podría permitir tal barbaridad. – Dijo Benedict molesto. –

— Estaba bromeando. Mi hermano no es un monstruo.

— Como el mío. – Añadió Daphne cuyos ojos estaba rojos, supongo que ha estado llorando sin pausa ante el cruel destino al que su hermano la envío. – felicidades.

— Lamento lo que te están haciendo. – Sostuve sus manos con fuerza antes de abrazarla. – tu hermano en un bruto barbaján.

— ¿Hablando a mis espaldas?

— Se lo digo a la cara si quiere. – Dije sin soltar a mi amiga. – usted mi lord es un Bruto barbaján, despiadado y sin corazón. Nada romántico si me permite decirlo.

— Y pensar que seremos familia. – Rodo los ojos entre risas antes de volver con los demás.

— Cassandra, bienvenida a la familia.

— Gracias Colin.

— ¿Segura que quieres casarte con él? No lo parece, pero a veces es medio tonto y si te arrepientes. – Bromeo este a lo que asentí. – también soy un buen partido.

— Te voy a golpear la cara hermanito.

— Vengan la cena está servida.

Lady Danbury hizo acto de presencia junto a Simón, al parecer estaba feliz por mi reciente compromiso. De igual forma mi mejor amigo que amenazo sutilmente a mi ahora prometido con cortarle la cabeza si osaba a hacerme daño. Me quede sentada entre Simón y Eloise, el frente a mi viéndome con una sonrisa tan dulce que me derretía por dentro. Respire profundo ante la locura que yo misma estaba a punto de cometer, trague saliva mientras llevaba un bocado a mi boca, con sumo cuidado retire mi zapato acercando mi pie hacia su pierna para rozarla sutilmente solo para molestarlo un poco. Ante los nervios termino derramando su copa de vino sobre la mesa causando un pequeño alboroto. Aguante al risa mientras acomodaba mi calzado, si las miradas mataran yo ya estaría muerta.

— ¿Cuándo piensan casarse? – Cuestiono Lady Danbury.

— Aun no decidimos. Queremos salir un poco más antes de eso. – Mencione a lo que el asintió. –

— Quiero encargarme de los preparativos.

— Gracias Lady Danbury.

— ¿Y tú Alessandro? Se de buena fuente que tienes intenciones con Lady Cromwell.

— Así es. Estoy esperando el momento adecuado para pedir su mano. Por ahora lo importante es mi hermana y su felicidad.

— El trio de jóvenes ahora son adultos y de los tres solo falta uno que decida dar el gran paso. – Soltó Lady Danbury refiriéndose a Simón. Alce la vista encontrándome con los ojos de mi mejor amigo quien solo se mantuvo en silencio y pedía a gritos ser salvado.

— Lady Danbury, me gustaría organizar otra fiesta en casa. Con temática de máscaras ¿Podría brindarme su apoyo?

— Claro querida.

— Gracias. – Susurro apenas. Sostuvo mi mano por debajo de la mesa.

— Siempre nos salvamos.

Ahora estaba jodida. Tenía que planear una fiesta la que seguramente saldría mal. O tal vez solo estaba pensando más de la cuenta. Había participado en fiestas así antes, un claro ejemplo era el Carnaval de Venecia al que había ido una vez con mi hermano y mis primos, disfraces increíbles vistos por todos lados, gente con el rostro oculto bajo una máscara. Colores y diversión. Estar en ese carnaval, fue parte del momento exacto en donde mi mente se expandió por completo, en donde comencé a amar el arte y la música. Todo mi hogar estaba decorado con colores llamativos, el dorado y el rojo abundaban por doquier. El salón lucia como un hermoso palacio. La comida estaba por doquier al igual que las bebidas, había sido una fiesta improvisada, pero todas las familias estaban invitadas a una nueva fiesta en mi casa, que esperaba que fuera la mejor de la temporada. incluso el jardín había sido decorado con grandes faroles.

— ¿Lista? – Gire encontrándome con mi hermano. Un traje de color rojo intenso y una máscara de color negro que cubría toda su cara. - ¿Te trae recuerdos?

— Venecia. Extraño ese lugar. – Dije con una sonrisa mientras me ponía mi propia mascara. Un vestido de color rojo intenso con detalles en dorado, de igual forma mi mascara que además tenía algunas plumas alrededor, aunque a diferencia de mi hermano, la mía cubría la mitad de mi rostro. – andando.

La casa poco a poco comenzó a llenarse de colores, nuestros invitados lucían sus disfraces y sus atuendos. Todos parecían estar divirtiéndose ante lo diferente de nuestra fiesta, extravagante y diferente a todo lo que estaban acostumbrados. Esboce una sonrisa al reconocer a Benedict, podría reconocer sus ojos donde fuera y por supuesto su boca tan única. Mordí mi labio inferior antes de avanzar lentamente hacia el abriéndome paso entre los invitados hasta estar tras él. Llevaba un traje color negro con mangas largas junto con una máscara similar a la mía, pero claro del color de su traje, me quede tras el dando un ligero golpecito en uno de sus hombros para llamar su atención.

— Espero no haberme equivocado de persona.

— Me preguntaba cuando mi querida prometida vendría a mí. – Dijo al girar. - Y debo decir que se ve hermosa mi lady.

— Es una fiesta increíble. – Menciono Eloise, aunque apenas escuchaba su voz bajo su mascara. –

— Concuerdo. Es lo mejor que le ha pasado a esta aburrida ciudad. – Continuo Colin.

— ¿Cómo se te ocurrió esto? – Cuestiono Daphne. –

— Me inspire en el Carnaval de Venecia. Es un evento único. Ahora me robare a Lord Bridgerton para bailar. Disfruten la fiesta. – Me incline un poco hacia Eloise. – Prueba el ponche, tiene algo extra. – Susurre a esta. – dile a Pen.

Nos fuimos hacia la pista y sin dejar de vernos comenzamos a bailar al ritmo de la alegre música. Un par de vueltas para terminar bailando con otra persona desconocida cuyo rostro estaba completamente cubierto y así intercambiando de pareja ante cada giro termine nuevamente entre los brazos de mi Benedict quien se negó a soltarme, me sostuvo con fuerza de la cintura. El tiempo parecía detenerse a nuestro alrededor, estaba innegablemente enamorada de él y me sentía tranquila al saber que mis sentimientos eran correspondidos. No podía dejar de verlo y moría de ganas de volver a besarlo. Necesitaba besarlo. 

Dulce pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora