XII

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Cassandra

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Cassandra

Tres días han pasado desde mi incidente con el caballo y desde que Lord Bridgerton, Anthony declaro que quiere cortejarme y tal vez lleguemos al matrimonio. Lady Whistledown de algún forma se enteró de lo ocurrido y es sabido en todo Londres que ahora él y yo somos cercanos, aun cuando no sea del todo cierto "He sabido de una fuente cercana que Lady Grimaldi, nuestra hermosa y soñadora marquesa que hasta ahora no había tenido pretendiente alguno y el atractivo vizconde prontamente tendrán algunas citas. El vizconde declaro sus intenciones de cortejar a la marquesa. En lo personal, siento que ambos son una pareja exquisita. Aunque tal vez el corazón de la marquesa pertenece a alguien más." Tal vez tenga mucha razón, él y yo podríamos llegar a hacer una excelente pareja. Ambos con títulos importantes y de buenas familias. Y también tenía razón al mencionar que mi corazón pertenecía a alguien más.

Me deje caer nuevamente en la cama, llevaba días vistiendo solo con ropa de cama sin ganas de salir de casa. Aún faltaban un par de días para la fiesta en casa de los Featherington a la que no asistiría, no pondría un pie en esa casa después de lo que esa mujer hizo, aun estoy molesta debido a eso. Y faltan un poco más de una semana para la fiesta de la reina y esperaba estar recuperada para entonces. No me la perdería por nada del mundo. Con mi caída todo mi cuerpo dolía y parecía uno de sus cuadros, tenía moretones en lugares que ni siquiera sabía que podían llenarse de moretones. La puerta de mi cuarto se abrió, Leonor trayendo una bandeja con té y aperitivos y tras ella Lord Bridgerton con flores y algo más.

— No por favor. Quédese en cama. – Dijo al ver mi intención de levantarme. – no hace falta que se levante mi lady.

— No sería cortes de mi parte recibirlo así.

— No sería caballero de mi parte hacer que se levante cuando esta accidentada. Tenga, son chocolates. Me tome la molestia de preguntarle a su hermano si le gustaban.

— Me encantan. Comería solo chocolates si pudiera. Gracias... tome asiento por favor. Leonor... sírvele algo de te al vizconde.

— ¿Cómo se ha sentido?

— Como si me hubiera caído de una caballo. – Solté entre risas. - ¿Se ha caído alguna vez?

— Si. En más de una ocasión. Pasaran varios días para que se recupere.

— Lo sé. Espero estar bien para la fiesta de la reina. – Como pude me reincorporé para quedar sentada. –

— Espero lo mismo, bailar con usted es un deleite. Aun cuando no le agrado del todo.

— Si me agrada. No tanto como desearía porque es un gruñón de lo peor. – Dije con una sonrisa en los labios provocando que el también sonriera. – pero me agrada y no puedo negar que usted mi lord es un bailarín excepcional.

— No se si es un cumplido o me esta ofendiendo de una forma muy amable.

— Ambas. – Gire la mirada hacia Leonor quien solo reía. –

— Vendré a visitarla a diario hasta que se recupere. Claro si me lo permite. – Alce la vista hacia la puerta viendo a Eloise junto a Pen quienes no tardaron en correr para terminar arrojándose a mi cama. La sonrisa desapareció al ver a Benedict de pie. Tenía los ojos hinchados, como si no hubiera dormido en días. Tenía una apariencia desgastada y ya no sonreía como solía hacerlo. – hermanos, Penélope.

— Puede venir cuando desee mi lord. Pero no más flores. Me conformo con los chocolates. – Susurre bajito. – Benedict puedes pasar y tomar asiento donde puedas.

— ¿Co...como se encuentra Cassandra?

— Mejor, parezco una de sus pinturas. – Todos me quedaron viendo confundidos, excepto el quien había entendido de inmediato y de inmediato comenzó a reír.

— Pues entonces has de verte horrible.

— No ofendas a mi amiga. Si se ve espantosa, pero... bueno no hay un, pero. Si te ves horrible.

— Gracias a ambas por venir. Ya que no puedo salir a la calle en las deplorables condiciones en las me encuentro, podemos hacer una noche de chicas.

— ¿Noche de chicas? – Cuestiono Penélope.

— Si. Solía hacerlo con mis primas en Italia. El salón lo usaremos como habitación, tendremos música, bebidas, nos haremos peinados. Como una pijamada, vendrá Daphne, Francesca. Incluso Cressida. – Nos quedamos mirando, negando de inmediato. Esa chica era un desagrado. - ¿Le permite a sus hermanas asistir esta noche a mi casa sin que usted este presente?

— Por supuesto mi lady. Me encargare de traerlas personalmente.

Mis invitados no esperados se quedaron hasta la hora del té, hubo risas y gracias a la ayuda de Anthony logre llegar al comedor para poder comer con todos ellos, incluido mi hermano que había llegado después de una tarde de caminata con Lady Cromwell con quien ha estado pasando bastante tiempo, ella es una joven proveniente de una familia acaudalada de la zona. Cabello negro y piel morena. Ojos marrones y cejas pobladas. Una mujer hermosa no solo físicamente si no que es una chica agradable y sencilla, al igual que nosotros. Y claro que ella estaba invitada, sabía bien que Alessandro tenía intenciones con ella, desposarla era una de ellas. Mi hermano había encontrado una razón para quedarse en Londres, al contrario de mí, totalmente desdichada al no estar con quien deseaba. Y eso solo me estaba enloqueciendo mas de la cuenta.

— Y entonces Cassandra ¿Piensas irte de verdad a Italia? – Cuestiono Eloise.

— No en realidad. Solo fue algo que dije callar a esa mujer... sin ofender Penélope. Sabes que te adoro. – Dije mientras sostenía su mano. – tu madre es una completa pesadilla.

— No me ofende. Mi madre estuvo mal. No debió decir eso.

— Pues no estoy de acuerdo. El que hablara me dio el valor para decir lo que tenia decir. – Y nuevamente ese silencio incomodo entre todos nosotros. Gire la mirada hacia Benedict que parecía estar desconectado del mundo. Un suspiro escapo de mis labios antes de volver hacia Anthony.

— En fin, me alegra que no te vayas. No podría ir a visitarte a Italia. – Menciono mi amiga. – y no soy la única que se sentiría desolada si te vas.

La noche cayo en la ciudad, cielo estrellado y la luna más brillante que nunca. El salón estaba cubierto de almohadas por todos lados y camas para todas mis invitadas. En un rincón una mesa con toda clase de postres y algunas bebidas preparadas por Leonor, algunos típicos de nuestra tierra. Eloise había insistido en que contara una de mis historias, que leyera en voz alta una de las tantas que tenía guardadas y que a ellas no les permitían leer por ser demasiado indecentes. Mis invitadas ya estaban en casa, todas con sus pertenencias, listas para pasar una increíble noche de chicas. Antes de que Anthony se marchará luego de dejar a sus hermanas, avance hacia el ante la atenta mirada de mi hermano quien solo mantenía la distancia.

— Prometo que sus hermanas estarán en excelentes manos.

— No dudo de eso mi lady.

— Ahora puede marcharse y no se atreva a espiar. Largo, largo. – Lo empuje para poder sacarlo de casa. – también tu. Hagan algo de hombres. Menos ver otras mujeres. – Apenas dije eso ambos se quedaron viendo.

— Tranquila hermana. Me asegurare de que Lord Bridgerton no ose ver otra mujer.

— En realidad, lo decía por ti.

— Claro. No incendies lacasa. 


Dulce pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora