El sol de la mañana era reluciente, las esponjosas nubes blancas flotando en la infinidad azul desde temprano según dicta el reloj, pequeños vistazos de emociones por doquier y, al igual que siempre, varias conversaciones en forma de murmullos.
De nuevo, todas esas conversaciones estaban enfocadas en el tema importante del momento, la fugas estrella del día, el circo, con su talento y sus grandes actuaciones y... el extraño actuar de Harry Potter.
Por muy temprano que fuera para ser un domingo, la mayoría de el cuerpo estudiantil había tomado la decisión de madrugar, desayunar desde una hora que se consideraba impía en un día de descanso, con tal de enterarse de el más pequeño detalle al desayunar a la misma hora que el circo.
Los integrantes se encontraban alegres y despiertos, desayunando con tranquilidad acompañados de serenas palabras que cruzaban entre ellos, una bella mañana que los recibía a pasar del ligero toque nostálgico que comenzaba a asomarse.
Pronto los platos desaparecieron y todos ellos se levantaron con una sincronía casual que era de admirar, antes de separarse de la mesa y comenzar su camino en dirección a la salida del enorme edificio.
—Bájame por favor, Amal— Pidió Ángel en voz baja tocando el cabello negro de quien lo sostenía, el hombre lo había tomado en su hombro al bajar del columpio y el no se había negado, no había porque, sin embargo tenia algo que hacer antes de irse.
—¿Qué es lo que necesitas, luz?— Cuestiono Kanu, quien estaba al lado de su hermano y por eso había logrado escuchar, tenia curiosidad por lo que quería hacer el pequeño.
—Me voy a quedar un momento— Declaro Ángel mientras bajaba con un leve salto, igual de elegante como sus actos de manera inconsciente —Tengo que hablar con alguien—
—¿Deseas compañía?— Pregunto Amal en un tono ligueramente solemne, escuchando atento las palabras del joven trapecista.
—No será necesario, adelántense, no tardare mucho— Indico él en respuesta.
Todos sus compañeros atentos a su conversación, excepto Maldrew que estaba robando un panecillo de una mesa, asintieron, diciendo sin palabras que lo entendían, esperaban y deseaban suerte.
Pronto y sin problema alguno ambas partes se separaron, la mayoría aun en camino a la puerta y salida, mientras que el joven, bajo la atenta mirada de todos e ignorando la atención, se dirigió a la mesa donde había colores rojo y dorado, la mesa de los leones.
Como si hubieran recibido una señal, Ronald y Hermione, integrantes del trio dorado, no perdieron tiempo el levantarse y dirigirse al muchacho en una búsqueda impaciente de respuestas, de entender que le había sucedido a su amigo para que actuara así.
Pero pasa su completa sorpresa y la de muchos otros, Ángel solo paso a su lado, ignorándolos completamente sin dirigirles una sola mirada, dejándolos congelados de pie, en shock por tal acto.
Como en una pelicular muggle, se quedaron quietos como si fueran muertos invisibles que acababan de descubrir que ya no tenían vida; allí, pálidos y estáticos, sin reacción más que respirar ligueramente, y aun así nada de esto trajo a ellos la atención de su amigo, quien seguía caminando sin molestarse en nada más.
Cuando Ángel estuvo frente a la mesa de Gryffindor fue evidente a quienes buscaba realmente allí, dos caras idénticas de cabellos rojos y ojos traviesos, quien al notar que eran quienes el trapecista buscaba, se levantaron con agilidad antes de hacer a la par una reverencia.
—Buenos días ¿Qué es...—
—Lo que este maravilloso y...—
—Talentoso trapecista...—
ESTÁS LEYENDO
The Beautiful Heaven
FanfictionTirado fuera de la casa de los Dursley, Harry decide caminar buscando un poco de refugio contra las frías temperaturas. Fue solo una casualidad, algo inesperado, que encontrara un poco de magia en un local bastante viejo y decidiera entrar. Para que...