- 𝕍𝕀 -

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La puerta se abrió de par en par, mostrando unas coloridas y orgullosas figuras que la atravesaban, pocos, comparando con todos los que habían en el circo, pero eso a Harry no le pudo importar, ellos...estaban allí, eran ellos, su familia, él...

¿En serio estaba pasando?

Con el aire contento y extravagante que siempre tenia al inaugurar los actos, Alexander, el maestro de ceremonia, lideraba el pequeño grupo con una gran sonrisa.

Su traje de rojo y negro lleno de arreboles de plata y varios botones que brillaba con la luz de las velas que usaba para los eventos; a pesar del traje no común, se veía elegante de una manera única, su sombrero de copa limpio y pulido elevándose sobre su cabeza, dándole más presencia y sus manos enguantadas sosteniendo firmemente su bastón mientras seguía adelante, orgulloso.

Ese era su Alexander, el ceremonias que él conocía, era su familia, realmente eran ellos...

A su lado, maravillosa y delicada, estaba Lathia, su pelo rubio y corto ya engomado, haciendo espirales en su frente y resaltando el ligero maquillaje que usaba, su traje blanco y escarchado como nevada aferrándose a su cuerpo con perfección, sus botas elegantes y exageradas y la leve capa que colgaba de sus hombros como parte de su traje la dejaba destacar sin problemas.

Hermosa como muy pocas, sin inconvenientes de apartar su mirada segura del frente, sin temer de donde estaba como solo ella podía hacerlo.

Al otro lado ambos escupe fuegos caminaban serios y decididos, sin sonrisas amables, pero igual con un aire de superioridad y poder que dejaba a la gente atraída hacia ellos, usando sus comunes botas negras y pantalones de un café claro, contrastando fácilmente con sus oscura piel, resaltando sus trabajados abdómenes y sus rasgos masculinos, perfecto para manejar las peligrosas llamas que salían de su boca en los actos.

Solo ellos estaban en ese momento, caminando sin dudarlo al frente, con las cabezas en alto y un poco de diverción y orgullo, él...sinceramente no sabia como reaccionar, nunca pensó que vería a su familia en el gran comedor, una diferencia de sus dos mundos tan clara.

Era obvio como todos ellos resaltaban, como se elevaban entre los demás, relucientes y especiales, él...no podía mantenerse alejado de ellos.

Cuando se iban acercando a donde él estaba, aun mirando al frente, su ansiedad creció, sintió a sus amigos mirándolo con curiosidad, pero simplemente no podía dejarlos ir, fingir que no los conocía y ver sus espectáculos como un niño más, cómo si no fuera parte de ese mundo, eso sonaba como una pesadilla, simplemente no.

Cuando ya estaban a medio recorrido se levanto de un salto, mirándolos esperanzado y sorprendido, pero sin ser capaz de decir algo.

Cuando lo vieron, todos obtuvieron sonrisas cálidas de inmediato y se desviaron hacia él, mirándolo con cariño; Harry solo los miro de regreso, esperando que se acercaran, sin hacerle el más mínimo caso a todas las miradas que estaba recibiendo, incluso de algunos profesores y el director.

Cuando estaban prácticamente a su lado no aguanto más y se lanzo a un abrazo, que fue recibido con una sonrisa y otras pequeñas risas por parte del resto de su familia.

—¡Oh wow! Pequeño, cualquiera diría que nos extrañaste— Se burlo Alexander ligeramente.

Harry se separo del abrazo, quitando sus brazos del cuello del mayor, mirándolos con una gran sonrisa que no podía disimular, sabia que se veía demasiado aliviado, pero eso no le preocupaba, ellos sabían como se sentía respecto estar de regreso con ellos.

Con su familia.

En respuesta al comentario dejo escapar una suave risita, para luego volver a mirarlos con un poco de duda y preguntar suavemente —¿Puedo acompañarlos?— 

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